Entrega tus quejas...solo a Dios.


quejandose


¿Qué tan humillde fue Jesús? Piensa en esto: Jesús es Dios y por lo tanto nosotros debemos humillarnos ante él - y sin embargo ¡él es quien se humilla ante nosotros! Esto es lo que dice la segunda lectura. Y el Evangelio de hoy nos dice que Jesús BAJO del cielo. ¡Eso es humildad! ¿Dejaríamos tú o yo las comodidades de la perfección celestial para entrar al mundo malo y mezclarnos con personas malas?

Qué pasaría si la Segunda Venida pasara hoy y Jesús apareciera frente a ti y te pidiera que escogieras entre ir al cielo hoy o quedarte en la tierra un poco más de tiempo para ayudar a los que no creen a encontrar la salvación antes de que sea demasiado tarde. ¿Dirías que si? Yo espero que nunca se me haga esa pregunta.

Tenemos un anhelo natural por el cielo. Fuimos creados para vivir ahí con Dios para toda la eternidad. Es nuestro hogar verdadero, e instintivamente nosotros lo sabemos. Por eso nos quejamos cuando experimentamos algo infernal en este mundo. Esperamos perfección, aunque solo sea posible en el cielo. ¡Lloramos, "Dios, estoy cansado de este problema! ¿Cuándo vas a hacer que termine"? (Eso fue lo que causo problemas a los israelitas en el desierto, lee la primera lectura de hoy).

Alguna vez has querido decir: "Dios, obviamente no entiendes lo malo que es este problema para mí". ¿No puedes ver que estoy sufriendo? ¿Ay Dios, cuando vas a cambiar a esa persona para que yo pueda disfrutar mejor mi vida?

El quejarnos es una indicación de que hemos dejado que nuestras esperanzas celestiales se hagan a un lado de nuestra necesidad terrenal de confiar en Dios.

Y aun pero, cuando nos quejamos con los demás, porque estamos esparciendo nuestra falta de confianza. Para curar esto, debemos llevar nuestras quejas directamente a Dios. No a nadie más. (La única excepción es un consejero o un amigo que nos puede ayudar a llegar a ser más santos y sanar). Necesitamos permitir que nuestras quejas desaparezcan en el corazón compasivo de Dios. Y entonces nuestra frustración desaparece. ¡Es absolutamente maravilloso! ¡Inténtalo! (Déjame decirte con qué FRECUENCIA yo tengo que hacer esto. Huy, mejor me detengo ahora y dejo que mis quejas se disuelvan en Dios. Él tiene su brazo tierno y amistoso abrazándome.

"No olvides las obras del Señor," nos recuerda el Salmo responsorial de hoy. Las quejas significan que nos hemos olvidado de lo mucho que Dios nos está bendiciendo en este momento. En ese momento, es el orgullo, no la humildad, lo que está controlando nuestras actitudes.

¿Se quejó alguna vez Jesús? A veces se enojó, pero él nunca se quejó, ni siquiera cuando lo golpearon y lo clavaron a la cruz. En vez de eso, él oró por los que eran los causantes de sus problemas. "Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen.

A causa de este amor absoluto, nosotros sabemos sin duda alguna que "Dios no envió a su Hijo al mundo a condenar al mundo, sino a salvarlo". Señor, ayúdanos a que humildemente dejemos de quejarnos y de condenar, para que podamos llegar a ser santos como Jesús. ¡Amen! Like us on Facebook

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Celebración de la Exaltación de la Santa Cruz
14 de septiembre, 2011

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org , registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2011. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor

© 2011 por Terry A. Modica

Reflexiones para el Alma Efesios 6, 11-13

11.

Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.


12.

Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.


13.

Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.



Lecturas del Día
Números 21:4b-9
Salmo 78:1bc-2, 34-38
Filipenses 2:6-11
Juan 3:13-17

quejandosos a Dios