Hoy es día de silencio




Hoy es un día de silencio en la Iglesia: Cristo yace en el sepulcro y la Iglesia medita, admirada, lo que ha hecho por nosotros este Señor nuestro. Guarda silencio para aprender del Maestro, al contemplar su cuerpo destrozado

Cada uno de nosotros puede y debe unirse al silencio de la Iglesia. Y al considerar que somos responsables de esa muerte, nos esforzaremos para que guarden silencio nuestras pasiones, nuestras rebeldías, todo lo que nos aparte de Dios. Pero sin estar meramente pasivos: es una gracia que Dios nos concede cuando se la pedimos delante del Cuerpo muerto de su Hijo, cuando nos empeñamos por quitar de nuestra vida todo lo que nos aleje de Él.

El Sábado Santo no es una jornada triste. El Señor ha vencido al demonio y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su gloriosa Resurrección. Nos ha reconciliado con el Padre celestial: ¡ya somos hijos de Dios! Es necesario que hagamos propósitos de agradecimiento, que tengamos la seguridad de que superaremos todos los obstáculos, sean del tipo que sean, si nos mantenemos bien unidos a Jesús por la oración y los sacramentos.

El mundo tiene hambre de Dios, aunque muchas veces no lo sabe. La gente está deseando que se le hable de esta realidad gozosa -el encuentro con el Señor-, y para eso estamos los cristianos. Tengamos la valentía de aquellos dos hombres -Nicodemo y José de Arimatea-, que durante la vida de Jesucristo mostraban respetos humanos, pero que en el momento definitivo se atreven a pedir a Pilatos el cuerpo muerto de Jesús, para darle sepultura. O la de aquellas mujeres santas que, cuando Cristo es ya un cadáver, compran aromas y acuden a embalsamarle, sin tener miedo de los soldados que custodian el sepulcro.

A la hora de la desbandada general, cuando todo el mundo se ha sentido con derecho a insultar, reírse y mofarse de Jesús, ellos van a decir: dadnos ese Cuerpo, que nos pertenece. ¡Con qué cuidado lo bajarían de la Cruz e irían mirando sus Llagas! Pidamos perdón y digamos, con palabras de San Josemaría Escrivá: yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor…, lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones…, lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!

Se comprende que pusiesen el cuerpo muerto del Hijo en brazos de la Madre, antes de darle sepultura. María era la única criatura capaz de decirle que entiende perfectamente su Amor por los hombres, pues no ha sido Ella causa de esos dolores. La Virgen Purísima habla por nosotros; pero habla para hacernos reaccionar, para que experimentemos su dolor, hecho una sola cosa con el dolor de Cristo.

Saquemos propósitos de conversión y de apostolado, de identificarnos más con Cristo, de estar totalmente pendientes de las almas. Pidamos al Señor que nos transmita la eficacia salvadora de su Pasión y de su Muerte. Consideremos el panorama que se nos presenta por delante. La gente que nos rodea, espera que los cristianos les descubramos las maravillas del encuentro con Dios. Es necesario que esta Semana Santa -y luego todos los días- sea para nosotros un salto de calidad, un decirle al Señor que se meta totalmente en nuestras vidas. Es preciso comunicar a muchas personas la Vida nueva que Jesucristo nos ha conseguido con la Redención.

Acudamos a Santa María: Virgen de la Soledad, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a comprender -como escribe San Josemaría- que es preciso hacer vida nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas. Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una sola cosa con Él.

Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei.


La puerta de la fe
 «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.
  1. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf.Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).
  2. Año de la fe. Comenzó el pasado 11 de oct de 2012, terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de nov de 2013.
  3. En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31).
  4. Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.
                     BENEDICTUS PP. XVI (convocatoria al año de la fe)
  

El regalo sanador de la muerte de Cristo


 
Durante los siglos desde su muerte y resurrección, Jesús ha revelado a los místicos que los que meditan en su Pasión son muy queridos por él. San Agustín escribió que "no hay ocupación más provechosa para el alma que meditar diariamente en la Pasión de Nuestro Señor".
Los crucifijos que vemos hoy son las versiones limpias del tormento horrible que Nuestro Señor sufrió por amor a nosotros. Hoy, medita en este amor, este amor tremendo. Él se sujetó con gusto y conscientemente a los dolores intensos porque él te ama y él sabía que te haría mucho bien.
Este es un regalo tremendo que Jesús te ha dado a ti y a mí y a todos los que lo aceptan. Lee el pasaje del Evangelio de hoy mientras meditas en el hecho de que cada onza de dolor que él sufrió fue ofrecida para tu beneficio para que tus pecados no te destruyan.

¡Así es como eres de importante para Dios! ¡Así es cuánto él se preocupa por ti! 
Mirar a Jesús en la Cruz debe curar todo nuestro bajo estima, porque muestra cuán sumamente él nos estima. ¿Ya que él ha hecho esto por ti, no crees que él también hará todo lo demás, si es verdaderamente algo bueno para ti?
¿Qué sufrimientos han causado que dudes de ti mismo o que no sientas simpatía por ti o que te sientas mal de ti mismo? Llévalos a la Cruz. ¿Cómo? Imagínate que se los das a un soldado. Ahora, míralo clavarlos en las manos y pies de tu amado Salvador.

Permite que estas heridas se mueran con Jesús; no importa cuánto te han lastimado, él ya ha tomado la fuerza de las palizas por ti. En los servicios de viernes Santo de la Iglesia Católica, nosotros veneramos la Cruz besándola. Permite que tu beso sea un regalo de "gracias" a Jesús.

Después descansa en el silencio de la tumba con Jesús en el Sábado de Gloria. Descansa en la verdad de cuán valioso eres para el Señor. ¡En el Domingo de Resurrección, al celebrar alegremente su resurrección, él tiene una resurrección gloriosa para ti!
Paso un rato sagrado con Jesús hoy dándole una lista de todas las maneras en que te sientes mal de ti mismo. Pon en la lista a las personas que te han ridiculizado y que te han insultado. Lista los momentos en que te has sentido sin valor. Lista las razones por las que sientes que no eres digno de ser querido. Lista todo lo que te causa tener un bajo estima.
Después mientras miras una cruz, medita en el regalo del amor sacrificado que Jesús te ha dado a ti. ¡Recuerda, él se sujetó con gusto y conscientemente a dolores intensos porque él te ama! ¡Él sabía que esto te traería al reino de Dios donde él podría pasar la eternidad contigo! 

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Viernes Santo, Celebración de la Pasión de Cristo
29 de marzo, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica
  

La puerta de la fe
 «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.
  1. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf.Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).
  2. Año de la fe. Comenzó el pasado 11 de oct de 2012, terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de nov de 2013.
  3. En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31).
  4. Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.
                     BENEDICTUS PP. XVI (convocatoria al año de la fe)
  

Lecturas del Día:
 
Isaías 52:13 -- 53:12
Salmo 31:2, 6, 12-13, 15-17, 25
Hebreos 4:14-16; 5:7-9
Juan 18:1 - 19:42
  

Agua para quitar nuestro desgano a servir

  
    
llevar a Jesus
Jesús no vino a este mundo para ser servido, aunque él es Dios y se lo merece. El vino a servir. El vino a servirte a ti. Y por medio de ti, él quiere servir a todos los que tú conoces.

Después de invitarnos a ponernos cómodos y disfrutar ser servidos por nuestro maravilloso Dios, Jesús dice en el pasaje del Evangelio de hoy: "Yo te he dado un ejemplo a seguir - lo que he hecho por ti, tu también lo debes hacer". Su ceremonia de lavar los pies es un modelo de servicio.
Su ejemplo es muy incomodo. Significa amar a los demás, hacer buenas obras para ellos, incluyendo a las personas que no nos caen bien, aquellos cuyos "pies" (comportamientos, acciones, y la manera que caminan por la vida) están repugnantes.
Cuando servimos a los que no nos han servido de la manera que deberían, nosotros nos unimos a Jesús llegando a ser la Eucaristía para ellos. ¿Qué significa "ser Eucaristía"?
Primero, nos acercamos a Cristo en la Eucaristía, y reconociendo que nosotros somos responsables de nuestras propias conversiones, le decimos, "yo no soy digno de recibirte...", después de que recibimos la Eucaristía, nosotros volvemos a nuestras bancas unidos a él. 

La Comunión significa "en la unión".
Unidos a Cristo, nosotros somos ahora tanto la Eucaristía como lo es el. Al final de la Misa, nosotros somos comisionados a salir y ser Eucaristía - ser la presencia verdadera de Cristo - en el mundo.
Hace años, Dios me ayudo a entender este punto. En una reunión de oraciones, yo me encontré sorprendentemente lavando los pies de un sacerdote que había traicionado a sus parroquianos (y a mí y mi familia y a algunos amigos) por medio de su alcoholismo y lujuria. ¡Déjame decirte, sus pies estaban feos! Pero mucho más feo fue que se negaba a aceptar la verdad sobre sus vicios y pecados. 

¿Qué fue lo que se logro lavándoles los pies? Hizo una declaración clara acerca de la misericordia. En un nivel personal, me dio la oportunidad de mostrarle que yo estaba dispuesta a servirlo si él estaba dispuesto a aceptarlo como parte de un proceso sanador. Y no estuvo dispuesto, y finalmente el obispo lo quito de la parroquia, pero la ceremonia del lavado de pies me sano a mí de mi propia desgana de amar incondicionalmente.

Jesús lavó mis pies junto con mi corazón. Y obtuve una comprensión mucho mayor del amor que Jesús tiene por mí cada vez que él lava mis pies feos (mis pecados).
Pero recuerda, que Jesús nunca se da por vencido con nadie. Años más tarde, él lavó los pies de este sacerdote con el regalo de la misericordia por medio de un tiempo redentor de purgatorio terrenal, que tomo la forma de una enfermedad dolorosa que comenzó con sus pies y subió al resto de su cuerpo. Soportando dolor que las medicinas no podían eliminar totalmente, él permitió que la enfermedad lo purgara de su orgullo y sus vicios. En esto, el experimento a Jesús abrazándolo con amor apasionado antes de morir.

Reflexión de la Buena Nueva
Jueves Santo
28 de marzo 2013
Misa vespertina de la Cena del Señor

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
 
  servir

  
Viviendo la Cuaresma
  
  
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

Lecturas del día:

Éxodo 12:1-8, 11-14
Salmo 116:12-13, 15-18
1 Corintios 11:23-26
Juan 13:1-15
  

Lleva tu necesidad del perdón a la Cruz




  
¿Cómo traicionamos nosotros a Cristo? 

  Por nuestro egoísmo.
Miremos los motivos de Judas en el pasaje del Evangelio de hoy. ¿Por qué traicionó él a Jesús a pesar de experimentar su amor incondicional durante tres años?
Sabemos que Judas fue egoísta, porque conocemos que él había malversado donativos (ver Juan 12:6). Intentando buscar ¿"qué hay en esto para mi"? Él quiso que Jesús llegara a ser un Mesías que lo liberara de la opresión romana. Jesús resultó ser una desilusión incontrolable. Judas estaba tan cegado por sus propias estrategias que él no pudo entender la posibilidad de que Dios quizás tuviera una mejor idea.

A las personas egocéntricas como Judas no les gusta quedarse parados y aceptar la desilusión. ¿Cuándo él decidió tomar control entregando a Jesús a las autoridades judías, él preguntó, "Qué están dispuestos a darme si yo se los entrego? Hasta que ellos prometieron darle una recompensa, entregar a Jesús era todavía una condición.
¡No es de extrañar que Judas se suicidara! El no pudo reconocer el perdón que Jesús le había hecho disponible a él, porque en el corazón de cada persona egocéntrica está la creencia de que ellos son indignos de ser amados. El egoísmo viene de la noción de que si yo no cuido de mí mismo, nadie más lo va hacer (ni siquiera Dios) porque yo realmente no me lo merezco.

¿Alguna vez te has decepcionado de que Jesús no es quien tú deseas que sea? Todos nosotros caemos en la trampa de "que hay en esto para mí" siempre que somos trastornados porque Dios no contesta nuestras oraciones como nosotros los queremos, o cuando le entregamos nuestros problemas a Jesús y la vida continua siendo difícil, o cuando él nos pide hacer algo que es difícil y no tiene recompensa.

Caemos en la trampa de "qué hay en esto para mi" siempre que buscamos nuestras propias soluciones después de confiar en Dios y no conseguir los resultados que deseamos. Nos sucumbimos a ellos escuchando nuestros temores autos protectores. El egoísmo nos dice que protejamos nuestros deseos, nuestra felicidad, nuestra comodidad, nuestras posesiones y nuestro estilo de vida. Nos ciega a la posibilidad de que quizás Dios tenga una mejor idea.

Como Judas, en nuestro egoísmo traicionamos a Jesús. Profesamos confiar en él como el Señor de nuestras vidas, y sin embargo nuestras elecciones egoístas demuestran lo contrario. Creemos en él sólo cuando nos conviene. Nosotros lo amamos sólo cuando es fácil.

¿La pregunta no es "He traicionado a Jesús"? sino ¿"que tan rápido busco su perdón después de que yo lo he traicionado"?   Pedro traicionó a Jesús, también, pero él amo a Jesús tanto que su egoísmo duró sólo poco tiempo.
Imagínate que estás sentado con los discípulos en la Ultima Cena. Jesús justamente ha mojado su matzá en el plato de especias, y él te lo entrega a ti. Él te mira en los ojos. El conoce tu corazón. Él te ama a pesar de todas tus traiciones.   ¿Qué le dirás? Admite tu traición; recibe su sonrisa. Ahora el tomará tus pecados a la cruz con él. Recuerda hacer esto en cada Misa, porque la liturgia sobrepasa el tiempo para conectarnos a la verdadera Ultima Cena.

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Miércoles de Semana Santa
27 de marzo, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica
Viviendo la Cuaresma


Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.  

  
Lecturas del Día:
 
Isaías 50:4-9
Salmo 69:8-10, 21-22, 31, 33-34
Mateo 26:14-25
  

 

Sanación después de la traición






¿En la primera lectura de hoy, cuáles líneas de la escritura te dan consuelo?
Si alguna ves te has sentido no deseado, infravalorado, o rechazado cuando niño, El abrazo consolador de Dios está en las palabras: "Desde el vientre de mi madre, el Señor me dio mi nombre".

Si tus planes, sueños y tu duro trabajo han sido aplastados o han sido pasados por alto o rechazados, tú encontrarás el ánimo y la afirmación en las palabras: "Aunque parece que he trabajado en balde y he gastado mi fuerza inútilmente, sin embargo mi recompensa está con el Señor".
Si has sido tratado injustamente o tus regalos, talentos y conocimientos han sido bloqueados o han sido considerados sin valor por los demás, tu encontrarás tu valor en las palabras: ¡"Soy honorado en los ojos del Señor, y mi Dios es ahora mi fuerza"!

En todas estas situaciones, hemos experimentado la traición.
Dios pone a ciertas personas en nuestra vida para nutrirnos e inspirarnos, pero todos nos han traicionado de una manera u otra, en algún momento u otro.
Algunas son traiciones mayores de las cuales no hay recuperación en este lado del cielo. Nosotros siempre debemos orar por la sanación y reconciliación y hacer todo lo que podamos para traer el amor de Dios a la relación, pero si queremos ser verdaderos seguidores de Cristo, nosotros necesitamos aceptar también estas traiciones de la misma manera que hizo Jesús en la lectura del Evangelio de hoy.
Jesús sabía el himno de hoy de Isaías. Indudablemente, él lo recordó para recibir el consuelo y la fuerza al él enfrentar a sus traidores.
La única manera de encontrar el descanso en el dulce, calmante, abrazo reconfortante de nuestro Padre es de mirar a Jesús en vez de enfocarnos en lo que nuestros traidores debían o no haber hecho. Él sabe cómo nos sentimos. ¡Él está experimentando la traición con nosotros!

En su preocupación por nosotros, encontramos curación profunda y paz renovada.
Acepta tus traiciones como una conexión íntima a Jesús. Suéltalas clavándolas a su cruz. Después aléjate de su fealdad tomando la decisión de perdonar a tus traidores.
Dale gracias a Jesús por tomar tu dolor sobre él mismo. Besa sus heridas la próxima vez que lo recibas en la Eucaristía, besando al Anfitrión. ¡Este será el principio de tu propia resurrección personal! 

Reflexión de la Buena Nueva
Martes de Semana Santa
26 de marzo, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
  
Viviendo la Cuaresma
 
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliacióny la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.
  
Lecturas del día:
Isaías 49:1-6
Salmo 71:1-6, 15, 17
Juan 13:21-33, 36-38 

Dios aprecia tus sacrificios


Dios aprecia tus sacrificios

En el calendario de Jesús cuando el pasaje del Evangelio de hoy sucedió, una semana antes del momento más difícil de su vida. Êl sabía lo que se aproximaba; él ha hecho insinuaciones no tan sutiles a sus discípulos. ¿Así que cómo pudo sentarse tan calmadamente en la cena? 
Si estudiamos la vida de los santos que sabían que estaban cerca de ser martirizados, nos damos cuenta de una tendencia. ¡Todos se acercaron a sus muertes pacíficamente e - imagínate esto! -- Alegremente. ¿Cómo hicieron ellos eso?
Creo que es una gracia especial. El Espíritu Santo les da a los mártires un regalo sobrenatural de alegría para ayudarlos a soportar el dolor.  Jesús es un ejemplo perfecto de esto. En vez de preocuparse por el viernes, él permaneció en el momento presente disfrutando de sus amigos. Ellos fueron los brazos del Padre que lo abrazaban, lo alimentaban, lo afirmaban y lo ungían en un regalo muy profundo de amor generoso.
Jesús experimentó también el ánimo del Padre y su compasión por medio de las escrituras, que él sabía muy bien.  Lee la primera lectura de hoy, y el salmo responsorial de la manera que Jesús lo hubiera utilizado para motivarse personalmente.  Ve cómo el Padre dio ministerio a su Hijo en esas palabras.
¿Qué sacrificios estás haciendo que necesitan de la afirmación del Padre? ¿A qué has renunciado que está cerca a ti y que te es muy querido?, ¿está tú vida en las manos de Dios? ¿Cómo haces la diferencia en este mundo ofreciendo tu vida para el reino de Dios?
El Padre está muy complacido contigo, te anima  y te conforta.
El amor de María por Jesús fue tan intenso y tan profundo que ella ungió los pies de Jesús en una manera impresionante.  Ella sacrificó su orgullo para dar este regalo a Jesús a pesar de las burlas de los demás.  Ella se veía un poco tonta secando los pies de Jesús con el pelo (¡seguramente tenían toallas en la casa!), pero a ella no le importó.  Algunos entendieron su amor, otros no. ¿Y qué? En su mente, su amor por Jesús era todo lo que importaba. Y a cambio, él la alabó.
¿Amamos a Jesús tanto así? Considera las maneras en que unges a los demás con los sacrificios que haces y los regalos que ofreces. Cualquier cosa que hacemos para los demás, lo hacemos a Jesús.  Nosotros no podemos perfumar sus pies verdaderos, pero él si nos visita todos los días en cada persona que conocemos. ¿Cómo está perfumando tú amor a sus vidas?
Para fortalecer tu habilidad de amar, identifica cómo son los sacrificios que estas haciendo. El Padre te está dando su afirmación y agradecimiento.  Escríbelo como si el Padre te estuviera dando una carta personal de agradecimiento.  
En memoria de su amor por ti, bendice y unge a alguien hoy con amor sacrificador -- amor apasionado - para así dar a Jesús un regalo intensamente profundo.  A veces, sin nosotros saberlo, la persona que bendecimos está a punto de experimentar su propio viernes doloroso.



Dios aprecia


Lecturas del Día:
Isaías 42:1-7
Salmo 27:1-3, 13-14
Juan 12:1-11

El burrito amarrado






El Domingo de Ramos da inicio a la Semana Santa del año litúrgico. ¿Comenzará también en tu vida una santa experiencia de unión con Jesús y su grandioso amor?

Hay una frase clave en la lectura que oímos al comienzo de esta Misa, durante la Procesión con las Palmas, que resume esta experiencia de tu unión con Dios: "El Señor lo necesita."

¿Por qué crees que el evangelista gastó tiempo explicando cómo Jesús obtuvo el burrito para su entrada en Jerusalén? Es para enseñarnos algo en nuestra circunstancia actual. Cada uno de nosotros tiene un "burrito" amarrado en algún lugar de nuestras vidas. Es algo que nos pertenece y que aún no hemos compartido con Cristo: Podría ser nuestras posesiones, dinero, talentos y habilidades, creatividad, tiempo y energía, etc. ¡El Señor lo necesita! Pero a veces los amarramos de manera egoísta con nuestras agendas y ocupaciones. Serían de utilidad para Jesús si dejamos que Él los tenga. Como el burrito que usó Jesús, podrían volverse regalos que glorifican a nuestro Salvador.

El Domingo de Ramos nos enseña que Él merece ser glorificado por su gran amor, el cual hizo visible en la cruz. ¿Qué otra persona moriría por ti – con TODO ESE sufrimiento? Jesús sacrificó su comodidad y su cuerpo y su sangre para recibir el castigo que merecemos por nuestros pecados.

Deberíamos regocijarnos con agradecimiento por esto cada Domingo con hosannas y admiración, porque en la Eucaristía nos unimos con ese tremendo amor. En esta comunión, ¿por qué no estamos felices como amantes que se han unido a su ser amado? La respuesta es: Nuestros "burritos" aún están atados al poste.

Jesús te ha enviado a sus discípulos para pedirte que compartas tu "burrito" con Él. Ellos están en el altar consagrando la Eucaristía para ti. Están escribiendo anuncios de "se necesita ayuda" en el boletín. Te están interrumpiendo en tu trabajo pidiéndote oraciones, consejos u otras ayudas. Ellos son los extraños que necesitan tus donaciones caritativas.

¿Quién te ha pedido que te involucres más en los planes del reino de Dios?

Preguntas para la Reflexión Personal:
Elabora una lista de los "burritos" en tu vida. ¿Cuáles te gustaría que Jesús aprovechara? Pasa un tiempo en oración imaginando que estas desatándolos y entregándolos a Jesús. ¡Mira lo feliz que Él está!

Preguntas para Compartir la Fe en Familia y en Comunidad:
Cuéntale a tu grupo sobre algún "burrito" en tu vida que Jesús necesita. ¿Por qué es tan difícil soltar las riendas? ¿De qué manera puede esta entrega ayudar a Jesús a completar su sacrificio del Viernes Santo en el mundo de hoy?
 -- 
Pon tu mirada en Jesús y no en los problemas
"Si amas al dinero a lo sumo llegarás a un banco, pero si amas a la vida, seguramente llegarás a Dios."
  

 

  
Lecturas del Día:
 Domingo de Ramos de la Pasión del Señor
Procesión con las Palmas: Lucas 19:28-40
Isaías 50:4-7
Salmos (2a) 22:8-9, 17-20, 23-24
Filipenses 2:6-11
Lucas 22:14 – 23:56
  





Dios no se olvida de ti


Sientes que tu clamor no ha sido escuchado y que ya es demasiado tarde para remediar lasituación que ahora enfrentas; has orado y nada; la respuesta no viene y aparentemente las
esperanzas están totalmente perdidas. Pero una vez más, Dios te recuerda que a lo largo de
tu vida, es Él quien te ha venido abriendo caminos donde tu creías que ya no había posibilidades;
y que así como lo hizo en el pasado, también lo puede hacer actualmente, no porque
lo merezcas sino por su pura misericordia.

Dios es capaz de mover circunstancias naturales o personales, aunque en este momento no
entiendas por qué suceden; es capaz de hacer cambios radicales y favorables que te permitan
avanzar en contra de toda especulación. Es Dios quien te abre caminos donde no los hay.
Todo lo que está sucediendo hoy es para que aprendas a depender de Él, aunque las esperanzas
estén totalmente perdidas, aunque haya expirado el plazo que te diste para la solución
de tu problema; mientras tanto no reniegues, no temas ante lo que pueda venir, pues
al final comprenderás que todo es para tu bien.

Ignora las voces de todos aquellos que quieren desmotivarte, que quieren destruir tu fe,
que te aseguran hoy que todo está perdido, que ya no hay nada más que hacer.
Pon en las manos de Dios todas las áreas de tu vida, si lo haces, las adversidades no te afectarán,
porque Su presencia continua estará velando y obrando a tu favor. Nada sucederá
por casualidad, todo tendrá un propósito. Dios tiene una forma de actuar, muy distinta a la
nuestra, como así también tiene su propio tiempo, Su poder es capaz de operar profundas
transformaciones aún más allá de nuestra lógica.

Así es, aunque todo parezca terminar contigo y por el momento no vislumbres ninguna
perspectiva, espera y soporta todo aquello que parezca demoledor para tus ilusiones. Tu
situación cambiará, no como la imaginaste, sino mucho mejor.
Para Dios, el tiempo es imprescindible para que puedas desarrollar: fe, templanza, paciencia
y capacidades, para que tengas la firme convicción de que sin Él no podrás ir a ninguna
parte, ni hacer absolutamente nada. Nunca es tarde, aún cuando veas que el tiempo pasa y
no hay respuesta.

«Descansa en Dios y en Sus promesas, hoy tu vida puede ser un calvario, pero muy pronto vas
a sonreír y verás que el ayer fue necesario para disfrutar el presente, porque Dios no se olvida
de ti»

¿Por qué tienes fe en Jesús?







¿Por qué tienes fe en Jesús? Jesús dijo al principio de su ministerio, "Por sus frutos los conocerás" (ver Mateo 7:16-20). Al acercarse cada vez más al Calvario, él dijo, "Por los frutos de mi ministerio me conocerás" (en el pasaje del Evangelio de hoy). Las personas no ponen su fe en algo que no produce frutos buenos, es decir, en algo que no parece valioso.

Considera aquellos a tu alrededor que no creen en Jesús ni van a la iglesia -- ellos todavía no han descubierto el valor de tener una vida activa de fe.

¿Qué valor ves tú en Jesús? ¿En la Eucaristía? Muchas personas son católicas sólo porque sus padres fueron católicos. Todo fiel tiene sus razones por el cual reclama el por qué es cristiano, pero si no están cambiando sus vidas a la imagen de Cristo, algo no está en su lugar. Ellos no están viviendo en fe. Aunque asisten a Misa, no han descubierto el valor de recibir la Eucaristía y unirse a sí mismos al Cuerpo de Cristo.

Nosotros a menudo somos puestos a prueba para exponer si creemos o no sinceramente en Jesús y queremos ser como él. La prueba sucede cuando somos perseguidos por nuestra fe o cuando Dios parece fallarnos.

¿Ante la adversidad o cuando Dios no hace sentido, porque nos aferramos a nuestras relaciones con Jesús? ¿Cuándo los representantes de la Iglesia hacen males escandalosos, por qué continuamos celebrando la fe católica?
Tu respuesta revela el valor de tu fe. ¡Ese es tu testimonio! Esto es lo que ayudará a los no creyentes a descubrir los frutos que demuestran que Jesús es real y que es un Dios bueno y amoroso.

Nuestra fe crece cuando examinamos el por qué nosotros seguimos a Jesús. ¿Cuáles son los frutos en tu vida que son la evidencia de su amor por ti? ¿Qué señales de su bondad has visto? En medio de las pruebas que amenazan la estabilidad de tu fe, recordando estos frutos, reforzarás tu confianza en Dios y dirigirás a otros hacia él. Este ejercicio espiritual pone nuestros ojos de nuevo en Jesús en lugar de en los problemas que oscurecen nuestra imagen de él.

¿Te piden las personas alrededor de ti que ores por ellos? ¿Te buscan porque saben que te preocupas por ellos? ¿Gozan ellos de tus visitas? ¿Buscan ellos tus consejos? ¿Por qué ponen ellos su fe en ti? ¡Es a causa de los frutos de tu fe que ellos ven en tu vida! Ellos han visto que tu fe te ayuda a soportar los problemas. Tu ejemplo derrama la luz de Cristo en sus situaciones difíciles. Los hace empezar a preguntarse si ellos pueden experimentar la misma paz interior que tú has conseguido.

Cuándo su necesidad llega a ser más que su orgullo, ellos buscarán tu ayuda espiritual. Sin embargo, no eres tú en quien ellos ponen su fe. Es en Jesús que está en ti.

Un verdadero evangelista no es uno que es un experto en la apologética y en la doctrina de la Iglesia, pero uno cuya fe es basada en experiencias de la vida diaria y que goza relacionándolo a las necesidades verdaderas de los demás.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la Quinta Semana de Cuaresma
22 de marzo del 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica

 

Viviendo la Cuaresma
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.  

Lecturas del Día:
  Jeremías 20:10-13
Salmo 18:2-7
Juan 10:31-42