¿Porqué gritamos?






Un día el sacerdote preguntó a su congregación lo siguiente:
-¿Por qué la gente grita cuando está enfadada?

-Porque perdemos la calma, dijo uno, por eso gritamos.

-Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó el sacerdote. ¿No es posible decir lo mismo sin gritar?

Los asistentes dieron algunas respuestas.

Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

El sacerdote continuó. Cuando se enamoran más aún, ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran, finalmente no necesitan ni susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así de cerca están dos personas cuando se aman.

Luego dijo:

“Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, no sea que la distancia llegue a ser tanta que no encuentren el camino de regreso”

Cuando el amor duele


En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús muestra su compasión por un leproso sanándolo con el toque de su mano. Quiénes son los leprosos de hoy? En tiempos bíblicos, los leprosos eran marginados, forzados a pasar el resto de sus años en colonias de leprosos porque las personas sanas podían contagiarse con la enfermedad. Tocarlos era prohibido.

Cómo es de importante tocar! Bebés abandonados en instituciones mueren por falta de que los toquen. Los matrimonios se marchitan por falta de abrazos. Los niños crecen con poca autoestima por falta del contacto físico. Jesús supo lo importante que es tocar. El no únicamente sanó la piel del leproso, el también sano su espíritu dándole lo que el más necesitaba - calor humano.

Quiénes son los leprosos en tu vida, es decir, las personas que necesitan tu toque sanador pero que te rechazan? Yo presiento que son los adictos que tú conoces. Puede ser cualquier clase de adicción, incluyendo lo más sutil. El primer síntoma es que ellos son difíciles de amar porque ellos no hacen un esfuerzo suficiente por cambiar. Ellos repetidamente nos dan más lástima que cualquier otro. 

Que necesitan más los adictos/leprosos? La sanación del toque de amor, el cuál es el regalo de la misericordia para aquellos que no lo merecen. Jesús los ama incondicionalmente, y él quiere que nosotros hagamos lo mismo. La razón porque los adictos son más adictos es porque ellos nunca recibieron suficiente amor cuando eran niños y ellos no saben todavía que es el amor realmente. Ellos no pueden darnos lo que no tienen.

Sin embargo, Jesús no está más aquí con una mano física, a menos que él toque los leprosos a través de nosotros. El necesita que nosotros lo busquemos. Ellos necesitan que nosotros seamos su mano sanadora, pero esto es un ministerio muy difícil. Nosotros preferimos limitar nuestro amor a aquellos que nos lo devuelven. Y aun así, lo que ellos necesitan más es nuestro amor incondicional- o más exactamente, el amor de Jesús viniendo a ellos a través de nosotros. 

Para cumplir esta misión, tenemos que estar dispuestos a perdonarlo una y otra vez. Ellos no saben cómo recibir este amor. Ellos ni siquiera saben cómo reconocerlo. Por eso debemos insistir y perdonar y persistir y perdonar hasta que finalmente - finalmente! - nuestro amor entre y la limpieza comience.Y cuando ellos vuelvan a su vieja leprosidad, los perdonamos de nuevo. Nuestra persistencia en el amor, cuando combinado con la persistencia de dirigirlos a las otras manos sanadoras de Jesús, tales como doctores y terapistas, eventualmente los llevará todo el camino hasta la limpieza completa que Jesús quiere dar (aunque algunas veces esto no pase hasta el momento de su muerte)

Recuerda, tú haces un ministerio importante con Jesús cuando tú sirves como su mano sanadora. Y este es uno de los ministerios más difíciles en la tierra. Si nosotros realmente queremos ser buenos Cristianos, tenemos que decir sí a este llamado. Pero podemos ser exitosos sólo si continuamente nos voltiamos a Jesús por fuerza, sanación y dirección

* NOTA: Si estas en una relación abusiva, tu amor no hará diferencia a menos que el patrón del abuso se rompa. Separarse hasta que sea seguro vivir con el abusador a través de terapia y entrenamiento de manejo de la rabia. Y busca ayuda con un terapista para aprender cómo evitar permitir la enfermedad.

Reflexiónes de las Buenas Nuevas
Viernes de la 12a Semana del Tiempo Ordinario
Junio 28, 2013
Memorial del Santo Ireneo


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2012 por Terry A. Modica





Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios  te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.     "Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas de hoy:  
Génesis 17:1, 9-10, 15-22
Salmo 128:1-2, 3, 4-5
Mateo 8:1-4

Identificando tus verdaderos tesoros













¿Qué talentos tienes?
Si no podemos ver o imaginar cuales son nuestros tesoros verdaderos, entonces estamos ciegos, dice Jesús en el Evangelio del día de hoy. Si consideramos valioso algo que puede decaer o que podría sernos robado, estamos viviendo en la oscuridad de un mundo desolado que está decadente, cínico, y desalentador.
Vean nuestra primera lectura y observen cuanto sufrió San Pablo en su pasión por servir al reino de Dios. Y sin embargo, no se sintió desolado, cínico, o desalentado. No se estaba quejando. ¿Por qué no? Porque él sabía que su trabajo era valioso. Él entendió que los tesoros eternos vienen de pasar dificultades y sacrificios y enfrentar el peligro valientemente por el bien de la salvación de otros.

Vean de cerca - en la Luz de Cristo - sus tesoros, sus verdaderos tesoros. ¿Qué talentos tienes? Son regalos de Dios. ¿Qué perlas de sabiduría o joyas de amor incondicional o diamantes de confianza has obtenido de la adversidad? Van a durarte para siempre y beneficiarán eternamente a otros si los usas bien.

Dios no retiene nada bueno de nosotros. Nosotros, sin embargo, andamos por allí pudriéndonos en la desesperanza, sintiéndonos vacíos, a menos que nos abramos a recibir los tesoros del cielo. Esto requiere el reconocimiento del verdadero valor en relación a otras personas. Si valoramos tesoros terrenales, trabajando duro para coleccionarlos sólo para nuestro propio bien, no tendremos nada que llevar con nosotros al cielo, ni tendremos nada que nos de satisfacción en la tierra que dure por largo tiempo.

Hace unos pocos años, mucha gente ha aprendido esto de la manera difícil: perdiendo empleos, no pudiendo conseguir nuevo trabajo, siendo embargados de sus casas, forzados a re-evaluar sus hábitos de gastos. Tenemos que aprender de los malos tiempos económicos. Nosotros, como sociedad e individuos debemos emerger mucho más sabios, más caritativos, compartiendo abiertamente con otros sin importar el nivel de riqueza que tengamos, aun cuando no pensemos que no es riqueza.

Lo bienes terrenales son para ser usados en el reino de Dios. Si estamos dispuestos a compartir nuestras posesiones con otros, no es pecado tener abundancia para ellos. Dios quiere ser generoso con nosotros para que nos convirtamos en distribuidores de su bondad. La afluencia no es mala, pero tampoco es el tesoro real. Lo que hagamos con la afluencia producirá los verdaderos tesoros -- o de otro modo deteriora nuestras almas.

Nuestras almas son animadas y enriquecidas cuando el motivo de tener lo que tenemos y para adquirir lo que soñamos con adquirir, es para ayudar eso que es eterno en otros. ¿Queremos usar nuestras posesiones para el servicio del reino de Dios? 
¿O están más bien sirviendo propósitos terrenales, temporales y egoístas?
Solo esparciendo el amor de Dios acumularemos tesoros que podremos disfrutar para toda la eternidad. Y si para lograrlo debemos soportar dificultades y hacer sacrificios, entonces los tesoros en efecto son preciosos.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la 11va Semana del Tiempo Ordinario
Junio 21, 2013
Memorial de San Luis Gonzaga


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2012 por Terry A. Modica







Familia que reza unida...
Permanece "unida"


"Familia que reza unida, permanece unida", decía Juan Pablo II.  Y es cierto, pues la familia que se reúne para hacer una oración en común, para pedir a Dios algo especial, hace que Él viva en su familia.

Además, juntarse para rezar es invitar al Señor a la casa.  Él nos invita a visitarlo al menos cada domingo.  Entre semana, también nosotros podemos invitarlo a convivir con nuestra familia.
A casa por lo general se invita a aquellos con quien se tiene mucha confianza, con quien se puede pasar un rato agradable.  De cierta forma, invitar a Dios es como invitar a un gran amigo a pasar un rato en una reunión familiar.
Eso permite ver a Dios como alguien familiar, y no sólo como un extraño al que hay que ir a visitar una vez a la semana.

Cosechando riquezas




 ¿Tu diezmas?

En la primera lectura, se nos entrega un principio espiritual muy importante: Lo que siembras es lo que cosechas. Aquellos que pecan repetidamente contra nosotros, sembrando dolor (la palabra clave es "repetidamente"), necesitan cosechar dolor. Si alguna vez se dieran cuenta  deberían parar. Sé que suena duro, pero si verdaderamente los amamos, no permitamos sus pecados. No hagamos fácil para ellos, el que continúen pecando. 

Igualmente, sembrando nuestras vidas con buenas semillas, cosecharemos abundancia de Dios para así tener abundancia para compartir con otros. ¡Aún en la mala economía actual! No podemos sobrepasar a Dios en generosidad. Entonces, ¿por qué estamos tan temerosos a ser generosos? ¿Por qué Dios no nos daría más para poder a ayudar a otros mucho más?
Ralph y yo vivimos por muchos años escasamente pudiendo cubrir los gastos mínimos necesarios para vivir. Cuando escuchamos en la iglesia acerca de dar con sacrificio y diezmo (lo que dice en las escrituras, donar el 10% de nuestros ingresos), sabíamos que era muy poco lo que podíamos dar, pero dimos el 10 %. Esto fue ya hace más de 30 años atrás, y a pesar de que el dólar vale menos hoy día, sabemos que lo que mucha gente dona hoy en día, es un dólar semanal en la ofrenda de la eucaristía dominical. 

Entonces alguien nos dijo: "Si quieren saber en realidad a quién o qué le sirven o aman, vean sus chequeras."
Hay una gran diferencia entre servir a nuestras finanzas y hacer que nuestras finanzas sirvan a El Señor. Ralph y yo decidimos ignorar nuestros miedos con respecto a ser generosos y confiamos más en Dios. Poco después, esto fue puesto a prueba. Mientras nos preparábamos para mudarnos a un nuevo estado para un nuevo trabajo de Ralph, quisimos vender uno de nuestros autos. Valía $200 (una gran cantidad de dinero en ese entonces), pero se lo dimos a un hombre que necesitaba un auto para poder conseguir trabajo. Y entonces ¡nuestra casa se vendió por $2000 más de lo que esperábamos! 

Diezmar es más confiable que el mercado de valores, pero no es un plan de inversión al cual contribuimos para tener un retorno mayor a lo que depositamos. Diezmar es el plan de inversión de Dios en nosotros. Él quiere que nos demos cuenta de que es él quien está a cargo de nuestras finanzas. Él quiere que sepamos que él es el proveedor, la fuente de todo lo que necesitamos. Nuestro tiempo, nuestros talentos, y nuestra habilidad para ganarnos el dinero son regalos que Dios nos ha dado para que tengamos todo lo que necesitamos un excedente para buenos trabajos, para compartir la riqueza.
Todos somos ricos de varias maneras, dotados por Dios. Bien sea que tengas dinero o no, tienes mucho que dar, mucho que sembrar.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice el servicio a Dios se hace por amor a Dios, no para ganancia personal. La generosidad está para ser hecha con humildad, no para nuestra gloria, y sin expectativas de recompensa. Dios no está en esos programas de hacerse rico rápidamente. ¡Dios está en lo del amor! Y el amor perfecto es abundantemente generoso

Cuando sembramos generosamente para poder cosechar abundantemente, estamos siendo egoístas. Pero cuando sembramos generosamente porque amamos a los demás, cosechamos de la generosidad de Dios. Amor es la respuesta a la superación del miedo a ser generosos. Amor es lo que nos libera para ser felices al compartir lo que tenemos.
¿Eres bendecido por mis reflexiones de La Buena Nueva? ¿Te ha ayudado el Espíritu Santo por medio de mí? Por favor se una bendición como mi socio en la misión de Cristo: http://gnm.org/support/donate-sp.htm
 
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 11va Semana del Tiempo Ordinario
Junio 19, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,  © 2013 por Terry A. Modica
Lecturas de hoy:  2 Co 9:6-11
Sal 112:1b-4, 9
Mt 6:1-6, 16-18

  •  ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Pues vosotros me defraudáis a mí! - Y aún decís: ¿En qué te hemos defraudado? - En el diezmo y en la ofrenda reservada. (Malaquías 3, 8)
  • Llevad el diezmo íntegro a la casa del tesoro, para que haya alimento en mi Casa; y ponedme así a prueba, dice Yahveh Sebaot, a ver si no os abro las esclusas del cielo y no vacío sobre vosotros la bendición hasta que ya no quede, (Malaquías 3, 10)
  • Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y diole Abram el diezmo de todo. (Génesis 14, 20)
  • Y esta piedra que he erigido como estela será Casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te pagaré el diezmo.» (Génesis 28, 22)
  

¿Abuso o victima?



Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy podrían ser la descripción de una víctima o la descripción de un ministerio. ¿Cuál es para ti?  
Los intimidadores u otros abusadores nos dicen, en efecto: "¡Tienes que voltear la mejilla y dejarme pegarte otra vez! Se supone que no debes buscar retaliación o defenderte". Una víctima es alguien quien dice, en efecto: "Está bien para mí el resistirme a ser tratado así. Está bien para mí el escaparme. No está bien para mi llamar a las autoridades en contra a esta persona. Debo ofrecer mi sufrimiento a Jesús... eso es todo".

No importa como otros nos traten, Jesús no quiere que seamos victimizados por esto. Hay una diferencia entre hacer sacrificios santos, como Jesús hizo al convertirse en una víctima por nuestros pecados; y rendirse al victimismo.

Cuando permitimos que otros nos victimicen, nos estamos auto sirviendo: Nos estamos protegiendo del trabajo poco placentero de hacer que nuestros abusadores sean responsables por sus acciones. Pararse firmes ante las injusticias e imponer límites, es servir a otros:
Ayudamos a los abusadores dándoles la oportunidad para cambiar, y servimos a otras víctimas potenciales al protegerlas de un daño a futuro.

Si somos responsables de relaciones enfermizas o facilitadores de adictos; o si nos aferramos a lo que es fácil, de manera que no tengamos que hacer el trabajo duro de aprender nuevos patrones; o si estamos utilizando nuestros problemas para obtener la atención y simpatía como mártires, somos víctimas impuras.
No estamos sirviendo como instrumentos del amor sanador de Dios. 

Jesús quiere que tomemos injusticias y abusos y los convirtamos en ministerios. En el Sermón de la Montaña (Mt 5, 6, y 7), Él nos enseña cómo vivir una vida de ministerio, no de victimismo. Nuestra primera lectura es un ejemplo de cómo se supone que apliquemos nuestra lectura del Evangelio.

Pasan cosas maravillosas cuando vivimos de esta manera. Toma, por ejemplo, el momento en que un vecino me atacó verbalmente en repetidas oportunidades porque él creía erróneamente que mi perro estaba esparciendo su basura en la calle. Me amenazó con llamar a la Oficina de Control de Animales para que se llevaran a mi mascota. ¿Cómo Jesús quería que le diera la otra mejilla sin ser una víctima? 

Primero, sin ira, trate de explicarle que los mapaches eran los culpables pero, cuando se rehusó a creerme, busque la manera de ir un poco más allá. Limpie su basura cochina y la puse en uno de mis contenedores de basura que tenía una buena tapa con un lazo encima, y un mensaje explicándole que era un regalo. Después de eso, La Paz reino entre nosotros, aun cuando él dejaba sus contenedores de basura sin tapa y eran de nuevo devastados por los invasores de medianoche.

Al demostrar una actitud de perdón mientras se mantienen límites razonables y saludables contra el abuso, entonces y sólo entonces estaremos libres de convertirlo en un ministerio. Sólo en ese momento Cristo alcanza a los demás a través de nosotros y convierte el dolor de nuestro sufrimiento en un regalo con valor redentor.

¡Entonces ahora! ¡Qué maravilloso es contribuir a la redención de alguien más!

Para ayuda con esto, intenta leer mi libro electrónico (e-book) de Reflexión de las Buenas Nuevas titulado "El Camino a la Sanación en Relaciones Difíciles", publicado por Recursos Católicos Digitales (Catholic Digital Resources). Por favor visita http://catholicdr.com/ebooks/relationships.htm

Reflexiónes de las Buenas Nuevas
Lunes de la 11va Semana del Tiempo Ordinario
Junio 17, 2013


© 2013 por Terry A. Modica. Para cumplir con los derechos del autor de las Reflexiones.
 
Lecturas de hoy:
2 Co 6:1-10
Sal 98:1-4
Mt 5:38-4


¿Por qué Jesús habla tan severamente del adulterio?




Nuestra lectura del Evangelio de hoy, contiene un mensaje realmente duro: cualquier cosa en tu vida que afecta tus vulnerabilidades y contribuya a que peques, debería ser quitado, cortado, echado, terminado, detenido, sin lugar al "Bueno quizás por esta vez esté bien."

Unido a este mensaje, como una prioridad tope y una línea de base, es una advertencia sobre el adulterio. Si nosotros, siquiera miramos a alguien con lujuria, cometemos adulterio. Si tenemos un matrimonio válido pero nos divorciamos y nos volvemos a casar, cometemos adulterio (éste es el porqué la Iglesia requiere de las personas que primero prueben que no era válido antes de permitir un nuevo matrimonio.)
Cualquier cosa que contribuya al adulterio debería ser cortado, echado, terminado, detenido, sin lugar al "Bueno..."

¿Por qué es el adulterio tan tremendamente significativo como pecado? ¿Por qué Jesús habla tan fuertemente sobre él? ¿Por qué lo une a esta particular enseñanza? Porque las relaciones son la parte más importante de la vida. ¡No podemos llegar al cielo sin ellas! 

El Padre quiere - realmente, realmente, ansiosamente desea - pasar la eternidad en una relación hermosa con sus hijos. Jesús se preocupó hasta el punto de soportar una muerte dolorosa para asegurar nuestro futuro en el cielo. El Espíritu Santo trabaja para asegurarse que tengamos una buena relación con El aquí y ahora y por siempre. Y Jesús aclaró que el camino al cielo estaba cubierto del amor de unos por otros.

La lujuria destruye las relaciones. Cuando las personas son lujuriosas (en lugar de enamoradas), sus relaciones con Dios son ignoradas o - peor - rotas. Cuando una persona le impone su lujuria a otra, una víctima lastimada emerge.

Aún recordamos todos, demasiado bien, el escándalo de representantes de Cristo violando niños con su lujuria, y con derecho sufrimos porque Cristo mismo ha sido violado por esa terrible representación. Pero no menos adúltera es la lujuria hacia un adulto. No es ilegal, y tal vez es por eso que los oficiales de la Iglesia a veces ignoran este pecado en el sacerdocio. 

Después de todo vivimos en un mundo donde la lujuria consentida entre adultos es considerada "simplemente " una expresión de amor y una necesidad física importante; es descartada como normal y ¡aún saludable!. Nadie es víctima, pareciera, por lo tanto, por qué hacer barullo, especialmente cuando hay un número decreciente de sacerdotes para manejar el creciente número de Católicos.

Pero, HAY una víctima. La novia del sacerdote es su parroquia, y la lujuria es adulterio contra ella. Más aún, nuevamente, la lujuria es una violación de la imagen de Cristo. Destruye el mensaje de la fidelidad de Dios. La lujuria en cualquier forma hacia cualquiera es anti-evangelización.

Somos vasijas de barro, como dice en la primera lectura de hoy, vulnerables al pecado, perteneciendo demasiado al mundo, fácilmente rompibles. No obstante, guardamos un tesoro importante dentro nuestro: Dios. Con la ayuda del Espíritu Santo de Dios, podemos conquistar nuestros deseos pecaminosos y desarrollar un amor puro por Dios y fortalecer la fe, testimonio santo de amor por otros que ayuda a más gente a abrazar el amor puro de Cristoy alcanzar el cielo.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la 10ma. Semana del Tiempo Ordinario
Junio 14, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2012 por Terry A. Modica


La puerta de la fe

1.    «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.

2.    No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf.Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).

3.    Año de la fe. Comenzó el pasado 11 de oct de 2012, terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de nov de 2013.
4.    En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31).
5.    Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.
                     BENEDICTUS PP. XVI (convocatoria al año de la fe)

Lecturas de Hoy:
2Cor 4, 7-15
Sal 116, 10-18
Mt 5, 27-32



Levantando los velos que nos enceguecen



¿Está tu confianza en Dios vacilando de alguna manera? ¿Por alguna razón? ¿Por algunas oraciones no escuchadas? No es porque quieres dudar de Dios. Hay algo en el camino, un velo (como San Pablo lo llama en la primera lectura de hoy). Si este velo fuera levantado, tu dirías "¡AJA! Por supuesto (*golpeándote la frente*) Puedo tener total confianza en que Dios está trazando un plan, un buen plan. ¡Ja!"

Si identificamos los velos que usamos, podemos liberarnos de ellos, porque el Espíritu Santo nos enseña qué necesitamos saber. Algunos velos llevan tiempo ser quitados - es un proceso que puede requerir sanación interior, consejería, conversarlo con un director espiritual, o esperar que el tiempo revele más detalles. Pero algunos velos se remueven tan pronto como elegimos dejar de limitarnos por nuestros propios conocimientos y comenzamos a confiar en el Espíritu Santo.

Cuando yo era joven, pasé siete años creyendo las mentiras de lo oculto. Había estado buscando la realidad sobrenatural de Dios, y creí que la había encontrado en los fenómenos psíquicos, pero esto me condujo más y más lejos de Él, hasta que perdí completamente el interés en la fe. Después que Jesús levantó mis velos, el Espíritu Santo me enseñó las verdades en las que anteriormente me negaba a creer.

Otro velo es el temor. FEAR es "False Evidence Appearing Real"*. Pregúntate a ti mismo "¿Qué mensaje me está dando el temor?" Luego pregunta: "¿Y cuál es la verdad que el Espíritu Santo me está diciendo?" Esto generalmente levanta el velo inmediatamente.

La ira es un velo también. Generalmente comienza con una herida que alguien más nos ha causado; se levanta cuando elegimos perdonar, sea que la persona que pecó contra nosotros muestre remordimiento o no. Mientras estamos enojados, perdemos de vista la bondad - el Jesús - que mora dentro de esa persona. Jesús describe las consecuencias eternas de esto en Mt 5, 20-26. Si morimos con alguna relación no reconciliada, deberemos ser purgados de esa falta de perdón antes de poder experimentar la plenitud del amor de Dios en el cielo, es decir, pasaremos por el purgatorio, hasta que hayamos "pagado el último centavo."

La rebeldía y la insistencia en hacer las cosas a MI manera son velos que interfieren con "ser transformados de Gloria en Gloria en la imagen de Cristo." Elegir qué enseñanzas de la Iglesia me sirven para vivir y cuáles rechazar es esa clase de velo.

Otro velo es el egoísmo, que nos frena de experimentar la impresionante gloria de estar en las manos y pies de Cristo en este mundo, mediante el amor y el servicio a los demás. Y las adicciones nos ponen un velo sobre los motivos por los que necesitamos ser sanados. Las dependencias nos ocultan la imaginablemente hermosa e íntima presencia de Jesús. El materialismo nos vela la paz que brota del vivir de manera simple. La ansiedad y la preocupación nos impiden descubrir cuánto Dios realmente se preocupa por nosotros.
Y así seguimos. ¿Qué velos estás usando hoy?

Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la 10ma. Semana del Tiempo Ordinario
 Junio 13, 2013
 En memoria de San Antonio de Padua
                     
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica



LAS BENDICIONES
 
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga. 

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16
  Lecturas del día:

2 Cor 3, 15 - 4, 1.3-6
Sal 85, 9-14
Mt 5, 20-26