Los Dones Del Espíritu Santo


En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos asegura que nos ha sido dado el Espíritu Santo para enseñarnos lo que necesitamos saber y para ayudarnos a reconocer la verdad. Para comprender mejor cómo sucede esto, consideremos los siete dones santificantes del Espíritu, como está indicado en Isaías 11, 2-3.

Sabiduría:
la sabiduría de Dios es contraria a la sabiduría del mundo. El don de sabiduría del Espíritu Santo nos ayuda a desprendernos del mundo para mantenernos únicamente en lo que es celestial. Esta sabiduría, cuando es usada en la vida diaria, nos impulsa en el camino de Cristo. Encontramos placer en los que es santo.

Entendimiento: ¿Qué es lo que no te gusta de las enseñanzas de la Iglesia? ¿Qué te parece dudoso sobre los caminos de la fe? Pídele al Espíritu Santo que te de conocimiento y comprensión y serás iluminado. Irás ganando una mayor conciencia de la sabiduría en las enseñanzas de la Iglesia y un sentido mayor sobre las verdades de la fe, del amor de Dios, de Sus planes para ti, etc.

Consejo: 
¿Estás inseguro sobre una decisión que necesitas tomar? ¿Dudas en las elecciones que estás enfrentando? ¿Estás lleno de dudas acerca del futuro? El Espíritu Santo quiere guiarte e instruirte para que puedas hacer las mejores decisiones. Mi oración favorita para ello es: "Señor, abre puertas de oportunidades en el camino en que debo ir, y cierra todas las puertas que conducen a cualquier otro lado." ¡Y lo hace! < Fortaleza:
¿Estás cansándote por las pruebas? El Espíritu Santo nos da coraje sobrenatural para persistir y vencer los obstáculos y dificultades. Por esto aprendemos que realmente podemos confiar en Jesús y llegar a buen término a pesar de cuán malo y duradero parezca ser el problema.

Conocimiento:
El Espíritu Santo nos dirige hacia los caminos correctos y las soluciones correctas, aún sobrenaturalmente si es necesario. Mira atentamente; el Espíritu de la Verdad señala los peligros que hay que evitar y los objetivos a alcanzar. Escucha las canciones, las escrituras, y las personas que Dios pone "accidentalmente" en tu día. Si su mensaje te resulta familiar, porque el Espíritu Santo ha estado hablando a tu corazón, confía en Él y procede con confianza.

Piedad: 
¿Tienes el deseo de abrazar una vida de santidad e imitar a Cristo? Este deseo viene directamente del Espíritu Santo a medida que aprendes cómo responder a cada situación con acciones y actitudes santas.

Temor del Señor:
El respeto por el Señor parece instintivo, ¿no? Eso es porque es puro don del Espíritu Santo. Temor del Señor es un profundo respeto por Su santidad perfecta. Cuanto más crecemos en nuestra relación con el Espíritu, más detestamos la idea de ofender al Señor a quien amamos tanto.

He aquí una oración para incrementar esto dones:

Ven, Espíritu Santo,;
y renueva la faz de la tierra a través mío.
Lléname con Tu vida y Tu gracia,
para que mi vida sea santificada.

Aumenta en mí el don de la santa sabiduría,
para que use sabiamente los dones que Tú me has regalado.

Aumente en mí el don del entendimiento,
para que escuche y responda a Tu llamado.

Aumenta en mí el don de Tu buen consejo,
para que siempre siga la voluntad de Dios.

Aumenta en mí el don de conocimiento,
para que crezca en santidad conociendo a Dios y a mí mismo más profundamente.

Aumenta en mí el don del amor, para que sirva como las manos, los pies y la voz de Cristo,
Compartiendo Tu amor con todos los que me encuentre hoy.
¡Ven, Espíritu Santo! 
¡Renueva la faz de la tierra a través mío!
Amén.



Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Sexta Semana de Pascua
Mayo 28, 2014

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/
© 2014 por Terry A. Modica
Diseño de


Tu que lo aclaras todo 
 
Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo,
que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal.
Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo.
Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material.
Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. 
Gracias por tu misericordia para conmigo y los mios.
Gracias Dios mio.









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