Dejar de vivir como en una tumba






Jesús libera a dos hombres de la prisión de una vida de muerte: de las tumbas, no sólo de las físicas, sino también de "tumbas del corazón". Antes que viniera Jesús, ¿crees que se sentían solos, como en el cementerio?

Permíteme preguntarte esto: ¿has visto alguna vez personas tratando de llenar sus vacíos de Dios? Tratan de curar su soledad llenando sus vidas con dinero, promiscuidad,  adicción al trabajo o alguna otra "adicción". Una vida saturada de cosas es una vida en prisión. Es una indicación de un temor profundamente enraizado y hasta a veces escondido, de no ser amados y de no ser dignos de ser amados. Este temor es tan doloroso que se anestesian a sí mismos con alcohol o trabajo o con lo que sea que pueda distraerlos de sentir lo que está profundamente dentro.

Las elecciones de cosas que no son de Dios, apartan a las personas de Dios, y esto causa soledad del alma, que ningún ser humano puede calmar completamente.

A la iinversa, cuando una persona se vuelve hacia Dios, el amor divino puede, entonces, llenar cada hueco, incluso los lugares vacíos que han dejado personas que nos han abandonado. Pero esto sólo puede lograrse dentro de una vida en comunidad. Esta es la causa de por qué cada vez que Jesús libera a alguien de "sus infiernos personales", lo envía de regreso a su vida de comunidad.

Y todavía, aún los cristianos que van a misa se sienten solitarios. ¿Por qué? Nunca estamos solos, porque Dios está siempre con nosotros y estamos rodeados de personas en cada Misa. Pero eso nunca es suficiente. Nos creó a Su imagen Trinitaria con necesidad de comunidad.

Ya que no podemos sentir físicamente Sus abrazos o sentir Su voz, estar en comunión con Dios únicamente, nunca es suficiente. Sólo recibimos todo lo que necesitamos cuando nos volvemos a Dios primero, y luego le permitimos ayudarnos a Él, a través de las relaciones humanas que nos ha dado dentro de la familia Cristiana; nuestra comunidad parroquial.

El grado de soledad que sienten los creyentes centrados en Cristo, es el grado en el que se niegan a la comunidad de Dios. Cristo tiene muchos amigos y quiere compartir algunos de ellos con nosotros. Ir a la iglesia y adorar a Dios en comunidad no es suficiente. Necesitamos cultivar nuestras relaciones con otros miembros del Cuerpo de Cristo.

Nuestras tumbas son las áreas cerradas y selladas de nuestros corazones donde la vida en el Espíritu de Dios ha muerto porque no le hemos permitido a Jesús que nos asista a través de otros. Cada sanación que necesitamos, cada tormento o problema que oramos, para poder vencer, tiene a la comunidad Cristiana como parte de la solución. Jesús desea liberarnos de nuestras tumbas de individualismo, división, y autosuficiencia que va demasiado lejos.

Jesús te está llamando fuera de las tumbas. Déjalo liberarte de tus viejas ideas y conductas que han limitado tus relaciones con Sus amigos; tus amigos de la Iglesia.


Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 13° Semana del Tiempo Ordinario
Julio 2, 2014

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/  

© 2014 por Terry A. Modica

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