¿Qué tipo de hambre tienes?



¿Estás hambriento de Dios? ¡De seguro que sí! Si no tuvieras un apetito espiritual, no estarías leyendo estas Reflexiones del Evangelio, ¿Pero qué tipo de hambre tienes? Algunas personas desean comida de bebé. Ellos quieren que todo se los licúe, por ejemplo, ellos quieren la verdad simple y sencilla, blanca o negra sin áreas grises, sin nada que masticar. Este tipo de Fe es fácil y desprovista de esfuerzo.

Sin embargo, San Pablo en la primera lectura de hoy dice que este nivel de fe significa que somos "todavía de la carne". Toma trabajo muy duro entender la verdad en un nivel profundo, con todos sus matices, y toma el mismo trabajo duro superar los deseos pecaminosos de nuestra naturaleza carnal. Celos, riñas, divisiones, avaricia, rabia, impaciencia, maldecir, quejarse, adicciones, egoísmo y todos los otros vicios a los que sucumbimos son indicadores de que no hemos puesto suficiente esfuerzo en profundizar nuestro entendimiento de la verdad.

Se requiere madurez espiritual para apreciar - y responder a - los deseos de nuestra santa naturaleza espiritual, la cual nos fue dada por el Espíritu Santo durante nuestro bautismo. Pablo le dijo a los Cristianos "bebés" de Corinto que ellos eran el "campo" de Dios (para ser cosechado) y su "edificio" (todavía en construcción).

Este es nuestro punto de inicio. Dios nos ha plantado en su campo. Él ha construido su fundación o bases en nuestras vidas.

¿Pero entonces qué? ¿Queremos quedarnos en la etapa de bebés?

Cuando aceptamos el trabajo arduo de crecer en santidad, nos convertimos en los colaboradores de Dios. Como compañeros en su misión, somos sus manos terrestres que plantan semillas y que construyen en otros en sus bases.

En las etapas más avanzadas del entendimiento espiritual, aceptamos el sufrimiento y el sacrificio como parte normal de la vida. Vemos más allá de lo obvio y aceptamos la guía de Dios incluso cuando no tiene sentido. Aceptamos el ministerio de Cristo (como lo vemos en la lectura del Evangelio de hoy) como nuestro, incluso con todas sus durezas.

Así como proclamamos en el Salmo responsorial de hoy, "Benditos los que el señor ha escogido para ser los suyos". Sin embargo, no podemos entrar en esta bendición si actuamos como bebés; los bebés gritan: "dame, aliméntame, álzame".

Los niños son ignorantes, pero la ignorancia, pero el contrario, en los adultos, NO es felicidad. La ignorancia nos lleva al peligro, que es la razón por la que los bebés no deben salir solos a la calle. La ignorancia también oculta muchos desafíos excitantes, y entonces nos perdemos de maravillosas oportunidades para hacer una buena diferencia en el mundo.

En las etapas más avanzadas del entendimiento espiritual, vamos con Jesús donde quiera que él desee. El trabajo de compartir la misión de Cristo no es cumplido por bebés de cuna. Las cunas tienen barras que nos detienen. El Ministerio - hacer una diferencia en la vida de los demás - ocurre fuera de nuestra zona de confort.

 

Reflexión de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 22ª semana del Tiempo Ordinario
3 de setiembre de 2014
Memoria de San Gregorio el Grande


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/ 

© 2014 por Terry A. Modica

  


ESCUCHA LA HISTORIA DE: San GREGORIO El Grande
Lecturas de hoy:
1 Corintios 3:1-9
Salmo 33:12-15, 20-21
Lucas 4:38-44



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