¿Es Dios Tú Padre Verdadero? ¿Has sido plenamente adoptado o sólo estás en cuidado de crianza?
Cuando mi mamá tenía cuatro años de edad fue puesta en la casa de padres adoptivos. Diez años más tarde finalmente la adoptaron. En el medio, no sabía a qué familia realmente pertenecía.
En la primera lectura de hoy, San Pablo nos dice que por medio de Cristo Jesús, somos hijos adoptivos de Dios Padre. ¡Esta es su voluntad y placer! Él se emociona al respecto. Su corazón se llena de gozo pensando en ti como uno de sus hijos adoptados. De hecho, ¡Él quería ser tu padre desde antes de crear el mundo!
Él dio vida a cada uno de nosotros, pero nuestra tendencia al pecado nos impide ser sus verdaderos hijos. Jesús vino al mundo para enseñarnos cómo ser verdaderos hijos, con sus palabras y con su ejemplo, y luego él tomó sobre sí nuestros pecados y murió con ellos en la cruz. Esto allanó el camino para que lleguemos a ser hijos verdaderos del Padre Dios.
Un niño que no entiende que él o ella son realmente e incondicionalmente amado por la familia adoptiva anhela volver a la familia de origen, incluso si hubiera sido un hogar abusivo. Como es natural preferimos lo conocido sobre lo desconocido. ¿Sigues deseando volver a los viejos y pecaminosos patrones familiares? ¿Todavía estás racionalizando que en realidad no son pecados? ¿O en cambio aceptas plenamente tu nueva vida en la familia de Dios?
Pecar es una señal de que no sabemos lo mucho que Dios nos ama y lo bueno que es para nosotros.
Piensa en lo fácil que es poner condiciones en nuestro amor por los demás. El amor condicional no es la naturaleza de Dios. No es realmente amor en absoluto. No existe en la familia de Dios. Cuando tratamos a los demás con amabilidad sólo porque cumplen nuestras necesidades o están a la altura de nuestras expectativas, hemos vuelto a entrar en la antigua casa-mundo de amor falso condicional.
¿Cuándo tú dudas del amor de Dios para ti? Nuestro Padre te invita a descubrir que no tiene condiciones para amarte - sólo tiene amor Incondicional para ti. Tú puedes confiar en él completamente. Tú puedes creer que siempre cuidará de ti, incluso cuando las circunstancias de la vida parecen indicar lo contrario. Esta es la vida como un niño adoptado. Dios siempre está trabajando en las circunstancias para producir eventualmente muchas bendiciones para ti.
Vivimos como un hijo de Dios cuando entendemos que nos adoptó para rescatarnos de las malas condiciones de nuestra familia de origen, es decir, la herencia del pecado que comenzó cuando Adán y Eva cometieron el pecado original. La familia de Dios ha sido nuestra verdadera familia desde nuestro bautismo. Cualquier cosa que hacemos que nos separa de nuestra nueva y verdadera identidad se debe tomar para el Sacramento de la Reconciliación por el cual somos rápidamente restaurados a nuestras relaciones correspondientes en la familia de Dios.
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/
© 2014 por Terry A. Módica
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la semana 28 del Tiempo Ordinario
16 de octubre 2014
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