Dios, tu pareja y tú



Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos

"El Señor es compasivo y misericordioso". Esta verdad es tan consoladora, que sólo leerla sana el alma más atribulada.
Sentir la misericordia de Dios es inestimable.

Nos dice Santiago que no nos quejemos unos de otros, para no ser condenados. Nos dice también que nuestro sí sea sí y nuestro no sea no, para no ser juzgados.

Cuando nos casamos con una persona, decimos "sí". Debe ser un sí consciente de lo que decimos. Es por éso que Cristo dice en el Evangelio de hoy que quien repudia a su cónyuge y se casa con otra persona, comete adulterio.

El Papa hoy nos dice también que sin embargo, no debemos condenar a las personas que han fallado a éstos preceptos, tal como Jesús lo hizo con la mujer adúltera a quien salvó de ser apedreada. "El que esté libre de culpa, que lance la primera piedra".

Dios es tan compasivo que perdona siempre al que regresa arrepentido. Eso es su Gracia, su majestuosidad.

Dios es grande en su Creación, generoso con ella, pero sobre todo es un Padre amoroso  y compasivo, que tarda en enojarse.

El domingo el Evangelio nos hablaba de ser como nuestro Padre. Si aplicáramos a nuestro matrimonio las palabras de Santiago y no nos quejármos el esposo de la esposa y viceversa, la vida matrimonial sería más sencilla.

El matrimonio vivido con y en Cristo es la manera en que Dios creó al hombre y a la mujer, para ser complemento.

A raíz de la ruptura de la armonía entre ellos es de lo que surge la caída. Siempre he pensado que si Adán no hubiera culpado a Eva de su propio error y ella no hubiera culpado a la serpiente de su propio error, Dios hubiera perdonado a todos.

La caída surge del pecado de ambos. El pecado sólo puede ser resarcido por Dios. Si Adán y Eva hubieran sido sinceros y hubieran reconocido su propia falta, estaríamos aún en el Paraiso.

Sin embargo, la misericordia de Dios es tan grande que envió a su propio Hijo para mostrarnos el camino de vuelta a El.

Jesús hablaba de y con Dios. Jesús confiaba en Dios, entregó su vida a El por propia voluntad por nosotros. Esa es su gran misericordia.
Si nosotros perdonáramos como Dios perdona, si fuéramos sinceros como Dios lo es con nosotros, nuestras vidas transcurrirían en la paz de Cristo.

El Sacramento de la Reconciliación nos devuelve a ése estado de paz en Cristo, nos devuelve al camino. La confesión es muy importante dentro del plan de Dios.
No basta con vivir bien, ni con mantener una relación con Dios, necesitamos hacer presente a Dios en la persona de un sacerdote, quien se reviste de Cristo. Un Cristo en quien podemos confiar, no importa que tanto podamos desconfiar del hombre.
Cuando el sacerdote nos escucha en confesión, está revestido por Cristo en Cristo mismo. Y como dijo Jesús "quien me mira a mí, mira al Padre que me creó".

Gracias, Señor por tu inmensa misericordia,
Gracias por estar siempre
Gracias por mostrarnos el camino de tu Gracia.

  

  
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Viernes de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 28, 2014




Esta reflexión fue  realizada por Laura Aguilar para  Puntadas católicas (c) 2014.
© 2014  por Terry A. Módica  
    Lecturas de hoy:
    Santiago 5, 9-12
       Salmo 103, 1-4.8-9.11-12
Marcos 10, 1-12

diseño de Reflexiones para el alma     

Purificados y transformados en lo que realmente somos









Nuestra primera lectura de hoy habla al rico, pero aún si somos financieramente pobres, tal vez tengamos las mismas actitudes materialistas. Hoy los centros de compras están diseñados para atraer clientes apelando a nuestros deseos de riqueza. Sus pisos de mármol y techos altos y arquitectura palaciega y jardines interiores alimentan nuestros deseos plebeyos de sentirnos como de la realeza.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos advierte que es peligroso alimentar los deseos de nuestra carne. Observa que no dice que somos destruidos por las cosas de este mundo - somos destruidos por el mal uso o reacción a las cosas de este mundo. El coloca la culpa directamente en nuestras manos, pies, ojos - no en lo que sostenemos, adónde vamos, o lo que vemos.

"Si tu mano te hace pecar, ¡córtala!" Nuestras manos pueden bendecir a otros con toques amorosos o pueden dar bofetadas. Pueden sostener la Eucaristía Bendita en adoración o pueden arrebatarla cuando salimos a toda velocidad por la puerta para continuar con nuestra vida mundana.

"Si tu pie te hace pecar, ¡córtalo!" Nuestros pies pueden llevarnos a esos eventos extra en la iglesia (Misa diaria, misiones parroquiales, días de precepto, reuniones de ministerios, etc.) o pueden llevarnos a bares, fiestas donde contribuimos con chistes ofensivos, bebidas y situaciones lujuriosas.

"Si tu ojo te hace pecar, ¡arráncatelo!" Nuestros ojos pueden llevarnos a un estado de meditación cuando admiramos una hermosa estatua de la Madre Bendita o pueden "desvestir" mentalmente a un cuerpo de apariencia sexy. Pueden contemplar la presencia de Jesús en la Eucaristía o pueden ver shows inmorales en la televisión.

Jesús dice, "¡córtalo!"

Jesús también dice, "Todo será salado con fuego." La sal es un purificador. La sal elimina las bacterias que hacen que la comida se eche a perder. ¿Pero cuál es el "fuego" que nos salará? ¡El Espíritu Santo!

Podemos deshacernos de la pecaminosidad que arruina nuestras vidas, permitiéndole al Espíritu Santo que nos consuma como el fuego consume una vela. Cada mañana, dale a Dios tus manos, tus pies, tus ojos - dale todo lo que podría hacerte pecar. Jesús está diciendo "Guarden la sal de mi amor en sus corazones y estarán en paz unos con otros."

No vamos al centro de compras para sentirnos de la realeza. A medida que somos purificados por el Espíritu Sato, nos vamos convirtiendo en lo que realmente somos: ¡príncipes y princesas reales del Gran Rey del Universo!
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 27, 2014




Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2014. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor @ 2014 por Terry A. Módica  

           
Lecturas del día:
Santiago 5, 1-6
Salmo 49, 14-20 (con Mt 5, 3)
Marcos 9, 41-50

                     OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.
          
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¿Tienes un director espiritual?


Sal 48,2-3.6-7.8-10.11

R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos

Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas?

Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños


Las lecturas de hoy nos hablan de aquellos que creyendo en Cristo, se apresuran a llevar a otros la Buena Nueva. Cristo no se los impide. 
El salmo nos habla de no temer los días aciagos, si Cristo está con nosotros.

Santiago en su primer lectura nos dice que no debemos vivir en el futuro, haciendo planes sin considerar a Dios en ellos.

¿Hemos consultado con Dios nuestros planes? ¿Ha estado de acuerdo con ellos? Así vivimos la vida, como caballos sin rienda, tomando el camino que mejor nos parece, sin considerar los planes de Dios para nosotros.

Así he vivido mi vida muchas veces, con la rienda suelta. Y ésa manera de vivir no es muy buena porque nos acarrea conflictos. Tratar de ceñirse a Jesús y a su doctrina, a su comunidad, es la mejor manera de vivir.
Siempre que hago cosas o tomo decisiones sin consultar con Dios, las cosas no salen bien. 

Dios tiene un plan para nosotros: la felicidad. Una felicidad que implica aceptar el sufrimiento. Es como cuando debemos sacarnos una muela que nos está molestando, implica aceptar sufrimiento momentáneo para después poder comer tranquilos, sin dolor.

Tal vez por éso muchas veces rehuimos consultar con Dios, porque sabemos que tendremos que pasar por un periodo de sufrimiento.
Recuerdo varias ocasiones en que por temor a ser reprendida o por temor al castigo merecido, no decía a mi madre la verdad. Normalmente,las cosas se iban complicando hasta llegar a un punto en que se derrumbaba mi vida.

Pero siempre ha habido en mi vida, personas que me auxilian con sus consejos en la toma de decisiones. Con sus consejos, con sus experiencias he tomado decisiones, muchas de ellas equivocadas, muchas de ellas acertadas, pero siempre he necesitado de alguien con quien consultar, de alguien a quien abrir mi corazón.

Dentro de la Iglesia se llaman "directores espirituales". Quien tiene uno, tiene un gran tesoro.
Tal vez no siempre estemos de acuerdo con ellos, tal vez no nos digan lo que queremos escuchar, pero seguramente nos dirán lo que es verdadero y nos ayudarán a tomar mejores decisiones que las que he tomado por tanto tiempo.

Saber que se tiene a alguien que me ama tanto, como para perdonar mis faltas; que me ama tanto como para aceptarme de vuelta; que me ama tanto como para desear mi bien es algo confortante.

Mi vuelta a la casa de Dios no fué por personas de la Iglesia, fué  por personas que creyendo en Jesús, pero no en su Iglesia me hablaron de El y de su gran amor.

Si se les hubiera impedido hablar de Jesús, seguramente yo nunca hubiera vuelto a casa.
Agradezco a Dios por haberlos puesto en mi camino.

Los caminos de Dios no son siempre los nuestros. El nos conoce mejor que nosotros mismos.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 26, 2014


Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para Puntadas católicas© 2014 

Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento...
Al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia.
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)


Lecturas del Día:
Santiago 4, 13-17
Salmo 49, 2-3.6-11
Marcos 9, 38-40

Resistiendo al demonio




Sal 54,7-8.9-10a.10b-11.23
R/. Encomienda a Dios tus afanes, que El te sustentará


Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!

Emigraría lejos, habitaría en el desierto.»
«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga

El Salmo de hoy me habla del miedo que muchas veces  puede hacernos desear alejarnos de aquello que nos asusta, de aquello que puede lastimarnos. Quisiéramos ponernos a salvo. 
Ese es el instinto primero que nos indica el espíritu que nos fué infundido por Dios y que tiende al mal como nos dice Santiago cuando nos pregunta porqué nos llenamos de violencia.

En cambio, Jesús avanza con sus discípulos, alejándose de Galilea como vemos en el Evangelio de hoy. Tiene prisa. No quiere ser interrumpido, quiere dedicar el tiempo que le queda para instruir a sus discípulos.
Esa es la fé en Dios, la fé del que encomienda sus afanes a Dios como nos dice el salmista. Cristo no rehuye la cruz, sino que se apresura hacia ella.
Un poco antes, nos ha dicho que tomemos nuestra cruz y lo sigamos.

Les habla de lo que va a sucederle. No lo entienden totalmente, sin embargo empiezan a discutir entre ellos para saber quien será el encargado (seguramente hablaban de lo que pasaría cuando Jesús no estuviera con ellos).

Es la maldad existente en nosotros, la que nos hace temer, la que nos incita a la guerra, a la discusión. La envidia, las pasiones hacen presa de nosotros y nos llevan a la guerra con los demás.
intentamos salvarnos, alejándonos o peleando.
Jesús les dice que quien quiera ser el primero, deberá ser el servidor de todos.


Cuando siento la tentación de huir, recuerdo a mi padre diciéndome: "no tengas miedo, Laura" cuando el temblor en el 85 en México. En el primer temblor sólo salí corriendo a ponerme a salvo, olvidándome de todo. En el segundo temblor, mi padre me dijo suavemente: "No tengas miedo". Y me calmé, tomé a mi hijo pequeño y salí con calma hacia dónde él estaba.

Recuerdo a mi padre levantar su voz para acallar las de muchos cuando el camión en el que viajábamos se quedó sin frenos en una zona peligrosa.

Recuerdo a mi mamá poniéndose a orar cuando algún temblor interrumpía nuestras vidas.

Recuerdo a mi padre y recuerdo a mi madre, el valor con que enfrentaban situaciones tan difíciles, cómo eran capaces de sostener a otros, olvidándose de ellos mismos.

Recuerdo a mi mamá enfrentándose con un cirio en la mano ante una persona aterrorizante para mí cuando niña, para defender a sus hijos.

Y me lamento como dice Santiago de mi debilidad. Mis ojos se llenan de lágrimas ante mi impotencia, y no acierto mas que a pedir a Dios clemencia, justicia, misericordia. Sé que no soy ni la pequeña parte de lo que mis padres eran, pero su sólo recuerdo me llena de paz y fortaleza.
Muchas veces el sólo decir "mamá" me cura del miedo. Muchas veces he repetido ésa palabra en mi vida en los momentos duros y siempre he recibido respuesta.
Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón, lamentad vuestra miseria, llorad y haced duelo; que vuestra risa se convierta en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor, que él os levantaráSantiago (4,1-10)
Eres de los que quieres huir cuando todo se pone difícil? Sólo recuerda: "No tengas miedo"  Dios te dará la fortaleza para resistir en ésas situaciones.

 Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 25, 2014


Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para "Puntadas católicas"@ 2014

Lecturas del día:
Santiago 4, 1-10
Salmo 55, 7-11a.23
Marcos 9, 30-37

Reflexiones para el AlmaEfesios 6, 11 - 13

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12.Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.
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Diseño de Reflexiones para el alma

Dios es grande y se hace pequeño






Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío
.

La reflexión de hoy me llena un poco de tristeza y de gozo.
De gozo, porque he sido como el padre del muchacho que nos muestra el Evangelio de hoy y le he dicho a Jesús: "Tengo fé, pero dudo. Ayúdame". Y Cristo através de su Madre, salvó a mi hijo de un accidente en el que pudo perder la vida por la manera en que quedó su auto y él salió sin un razguño.

Y también me llena de gozo, porque al igual que el muchacho he sido tocada por Cristo y levantada hasta poder ponerme de pie de nuevo cuando mi vida estaba deshecha y mi alma perdida en la oscuridad. Cristo me levantó después de sanarme.

En una reflexión que recibí, alguien preguntaba "Qué tan pequeño es tu Dios?" y decía que ella vió al suyo cuando hizo un ejercicio en el que metía a Dios en un cajón y lo veía crecer y expandirse, cubrir el universo entero y seguir expandiéndose. Yo puedo decir que Cristo me sanó, me sacó de la oscuridad, de la locura y desarticulación total y me puso de pie.


Yo puedo decir que Dios es muy grande, tan grande que no puedo siquiera imaginarlo;  no puedo verlo como "algo" que se expande porque El es se hace tan pequeño  como no puedo siquiera imaginar.

Jesús dice a sus discípulos cuando le preguntan porqué no pudieron sacar al "demonio" de dentro del muchacho: "Esos sólo salen con oración y ayuno".

Y es ahí en donde siento tristeza porque al igual que los discípulos no soy capaz de orar lo suficiente y de ayunar lo suficiente para poder extraer los "demonios" que impiden que mi familia quiera ir a misa, quiera conocer a Jesús en la Eucaristía, quiera ver todo lo maravilloso que es Dios al darnos todo lo que necesitamos y más.

Y espero. Le digo a Dios como el padre del muchacho: "Jesús creo en tí, pero dudo. Ayúdame"

Nos dice la carta de Santiago:

¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduria no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
Ayer nos preguntaba el sacerdote de la Capilla si había alguien perfecto y sólo un niño levantó la mano. El sacerdote se mofó un poco de él. Y agregó que Jesús nos dice que deberíamos ser perfectos como nuestro Padre.

Ceo que el niño tiene razón: él es perfecto, los imperfectos somos los que no lo comprendemos, los que lo enseñamos de una manera incorrecta, los que no le damos buen testimonio.

Señor:
Ayúdame a hacerlo, porque tengo muy poca constancia.
Ayúdame a ser sabia como eres tú.
Ayúdame a orar y ayunar, porque es algo que me cuesta mucho hacer.

Ayunar de maledicencia, ayunar de mal humor, ayunar de envidia.
Amén.




Reflexiones de las Buenas Nuevas
Lunes de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 24, 2014


Reflexión realizada por Laura Aguilar para Puntadas católicas© 2014

Lecturas de hoy:
Santiago 3, 13-18
Salmo 19, 8-10.15
Marcos 9, 14-29
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Muéstrame tu fé o muéstrame tus obras



Bendiciones 
Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.<

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
 El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

Las lecturas de hoy me hablan directo al corazón. Nos dice Santiago que la fé sin obras es una fé sin valor.
Recuerdo haber estudiado Trabajo social cuando adolescente, carrera a la que mi mamá me apuntó sin siquiera consultarme. Simplemente un día me levantó y me condujo a la escuela, hice el exámen y quedé inscrita. Estuve un año ahí y nadamás.

De niña trataba de obedecer a mi mamá, sabiendo que ella deseaba lo mejor para mí. Sin embargo, me sentí defraudada cuando me inscribió a Trabajo social sin siquiera consultar mi parecer; yo deseaba en ése tiempo ser maestra y se me dijo que no había para ello, pues salía caro.

El resultado es que ése año fué el peor de mi paso por la escuela. Siendo una carrera bellísima, a mí me dejaba con la sensación de impotencia al ver problemas que yo no podía resolver, y las soluciones que mis maestros me daban, rayaban muchas veces en lo ridículo. Pretender que una señora que sostenía su pobre hogar consistente en un cuarto de vecindad, con un trabajo de llenar combustibles que se vendían a 20 centavos cada uno, teniendo 4 hijos y un esposo que ganaba muy poco y gastaba mucho en cerveza, pudiera gastar en 4 camiones de ida y vuelta para ella y uno de sus hijos para llevarlo a una Clínica de la conducta para que se le "analizara" el porqué de su retraimiento y peor aprovechamiento en la escuela, me parecía ridículo.

En cambio, Jesús da obras que corresponden a la fé que se deposita en él. Yo fuí a un internado donde se le cobraba a mi mamá con pocos recursos, una cuota muy pequeña, donde se me alimentaba, cuidaba, ayudaba en la escuela, se me enseñaba la convivencia con otros niños.
En las noches rezábamos hincadas ante la Virgen, dando gracias por lo que teníamos, al comer dábamos gracias por los alimentos.

No nos "estudiaban" a ver qué problemática teníamos, porque ya la sabían. Nos ayudaban simplemente.
Gracias a ellos, pude tener una vida normal: jugar, estudiar, pasear. Mi madre estaba tranquila porque estaba cuidada.
Ella no podía hacerlo porque trabajaba y era madre soltera. Sus hijos mayores estaban casados y no la ayudaban.

La generosidad genera generosidad. Mi madre cuando mayor, viviendo en una colonia donde había muchas necesidades, se volcó a ayudar en la medida de sus recursos: aprendió a inyectar, nos pedía las medicinas que nos sobraban para darlas a los necesitados, empezó a curar con hierbas porque no había un doctor cerca, cuidaba a los chamacos de las señoras, les regalaba un "taquito" cuando podía, compraba los antojitos que cocinaban para mantener a sus hijos, les llevaba ropita que sobraba de sus hijos, les enseñaba lo que podía ayudarlos.

Mi mamá recibió mucha ayuda con sus hijos. Y cuando pudo, también ayudó a otros más necesitados. Tanto, que la llamaban "la abuelita". Y lo fué realmente de muchos que ni de su sangre eran.
El amor crece como verdolaga entre los pobres, porque ellos aprecian toda la ayuda que reciben.

Mi madre era medio ruda para curar porque aprendió en el camino, pero gracias a ellas muchos sanaron.
Mi madre cubrió sus necesidades de ropa. Mi madre cubrió sus necesidades de alimento cuando lo necesitaron.

Me avergoncé un día en que me dijo que iba a hacer una "fiestecita" para mi hijo pequeño. Me dijo que llevara pastel.... y llevé uno pequeño pues pensé sólo en los familiares.

Mi sorpresa fué grande cuando me encontré con muchos niños a quienes la rebanada de pastel que se les dió era la primera que comían en su vida, para quienes los tamales medio crudos que mi abue preparó (mi tía hacía tamales y los vendía, mi mamá nunca aprendió a hacerlo) les sabían a gloria y se terminaron todos y el atole (ése si delicioso porque mi madre se lo hacía a sus hijos cuando chicos como alimento junto a unos sopes) era más de lo que muchos acostumbraban cenar. Desde entonces, me ofrezco a llevar el pastel a las fiestas que me invitan.

Por otro lado, mi padre era igual de generoso. Recuerdo las veces que fuimos a ver a un compadre suyo. Necesitaba trabajo y mi papá le llevó sus primeros huéspedes. Convenció a su patrón dueño del camión que manejaba, organizó una excursión a donde llevó a todos los que pudo. Llegando, los acomodó en hamacas, se comió riquísimo.
De ahí en adelante, su compadre empezó a servir al turismo.

Recuerdo las veces que llegaba y subía a los hijos de su compadre al camión y posteriormente al taxi que poseía para llevarlos a pasear junto con nosotros. Mi papá ponía la comida por supuesto. Era un gusto el que les daba cuando veían llegar a mi padre.

Recuerdo las veces que invitaba a los amigos a comer, a pasear. Era generoso con las personas.

Agradezco siempre, Señor
 el que hayas puesto en mi camino a tantas personas buenas el que hayas allanado mis caminos en todo momento, aún en aquellos momentos en que la oscuridad me cubrió. Agradezco por tantas bendiciones en mi vida.

Ahora sé que cuando estudiante, hubiera podido llevar un "taco" a ésa persona. Recuerdo sus ojos de "te soporto porque mi hijo necesita seguir estudiando" y sus ojos de "otra niña que viene a decirme qué hacer". Y es que en la escuela nos prohibían llevar algo a nadie, nos indicaban nos atuviéramos a las indicaciones... y éso para mí era demasiado.
Nunca más volví a preguntar a las personas si querían un taco, simplemente se los llevo como hacía mi mamá.
En mi trabajo como secretaria, también apliqué siempre las enseñanzas de generosidad de mi mamá y de las personas del internado. No esperaba a que se me pidiera, si podía hacer algo por alguien, lo hacía. Mi trabajo como secretaria me dejaba grandes satisfacciones

Me esmeraba en convencer a las personas a que vendieran aretes y los productos de la tienda donde empecé a trabajar porque eran personas que llegaban necesitadas de trabajo.

Me esmeraba en atenderlas con diligencia porque sabía que era importante para ellas el que entregaran lo que sus clientes les pedían.
Muchas veces ví a personas que habían llegadas necesitadas de un trabajo, con ojos de desesperación, convertirse en personas con ojos de satisfacción al poco tiempo.
Cada tres meses se acostumbraba el "lanzamiento" del nuevo católogo y se hacía con una cena a la que eran invitadas y atendidas por nosotras mismas.

Eso, gracias a las enseñanzas de mis padres cuya fé en Dios era grande así como la generosidad para repartir con otros lo que recibían.

Jesús nos dice hoy "Toma tu cruz y sígueme".
Mi mamá murió en un hospital al que casi nadie fué a verla, sostenida por su fé, sus oraciones, su Biblia,después de que le fué amputada media pierna..
Mi padre fué asesinado en un lugar de la frontera, donde enseñaba, apoyaba, ayudaba a sus compañeros.



Reflexiones de las Buenas Nuevas
Viernes de la Sexta semana del Tiempo Ordinario
Febrero 21, 2014

Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para "Puntadas católicas"(c) 2014


Lecturas del Dia:
   
Santiago 2, 14-24.26
Salmo 112, 1-6
Marcos 8, 34 - 9, 1



 
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Señor hazme obediente como Tú

Sal 33,2-3.4-5.6-7

R/. Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha v lo salva de sus angustias

Sal 33,2-3.4-5.6-7

R/. Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha v lo salva de sus angustias

Las lecturas de hoy me remiten al "santo de la obediencia" San Charbel. No sé si sea conocido así, pero yo le puse así porque me impresionó escuchar hoy su biografía. El obedecía sin chistar a sus superiores, lo cual le acarreó muchas bromas de mal gusto, algunos malos momentos y  mucho sufrimiento pues le eran encargadas tareas pesadas que hacía con mucho gusto.

Era manso, humilde, obediente, alegre. Muchas veces sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el sufrimiento de los demás.

Cristo nos dice hoy através de Pedro, quien al conocer que Jesús tendría que padecer, morir y resucitar, llevándolo aparte intentó hacerlo desistir: "Apártate de mí". Cristo lo hizo a un lado, sabiendo que no era el Espíritu santo el que inspiraba en ése momento a su discípulo.

Cristo les había preguntado antes ¿quien dicen que soy?
Ellos contestaron "El mesías". Entonces Cristo les dijo que callaran y no lo divulgaran. El no lo negó como no negó ser el Hijo de Dios, pero sí pidió no lo dieran a conocer a otros.

Pedro intentó convencerlo de lo contrario. Pedro no era muy obediente como sabemos. Tal vez intuía que al pasar Cristo por su cruz, él también le seguiría. ¿Cuántas veces nosotros a pesar de conocer a Cristo, nos negamos a seguirlo por temor o por apego a las cosas o personas?

Mucha diferencia entre San Pedro y San Charbel. San Charbel no alegaba, obedecía. Y sin embargo, Pedro llegó a ser al que Jesús eligió para dirigir a sus ovejas. A pesar de haberlo negado tres veces.

Hoy el Papa nos dice que Jesús no nos pide que lo conozcamos, sino que lo sigamos. El no quiere que seamos doctos en teología (aunque, claro no lo prohibe si lo hacemos por seguirlo a El ) sino que lo sigamos, que hagamos la voluntad de Dios que nos es trasmitida através suyo.

¿Y cuál es la voluntad de Dios? podríamos preguntar aún a éstas alturas.  "Amar al prójimo", hacer que se cumplan las bienaventuranzas.

Llevar alegría al triste, consuelo al sufriente, dar de comer al hambriento, etc. No debemos ser como nos dice Santiago de aquellos que juzgamos a los demás por sus apariencias, por la forma en que viste, por el dinero que tenga.

Hacernos servidores de los demás. San Charbel aún en su lecho de muerte, pedía se preparara la misa para seguir ofreciéndose como Ostia viva al Señor y hacerse uno con El en los sufrimientos.
Murió el 25 de Diciembre, en que es festejado el Niño Dios a quien tanto amaba.

Señor:
que sea obediente a tus mandatos, sabiendo que Tú pondrás los medios para que se realicen.
Sabiendo que los 5 panes que poseo, servirán para alimentar a todos los que Tú desees que sean alimentados.
Sabiendo que los 2 peces que poseo, servirán para alimentar a todos los que Tú deees sean alimentados.
Sabiendo que lo poco que poseo no es mío, puesto que Tú me lo has dado todo.
Amén
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la Sexta semana del Tiempo Ordinario
Febrero 20, 2014
Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para Puntadas católicas@ 2014 


Lecturas del día:
Santiago 2, 1-9
Salmo 34, 2-7
Marcos 8, 27-33
  Reflexiones para el Alma
Una hora de visita al SANTISIMO a la semana nos da la gracia de vivir 168 horas felizmente"  
(Solo 1/168 parte del tiempo semanal)
Matemáticas para el Alma.
"Si queremos evangelizar al mundo, cada uno de nosotros debe empezar por tratar de convertirse en santo."
~ Arzobispo John Patrick Foley
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Jesús sana mi ceguera




el rechazo

Sal 14,2-3ab.3cd-4ab
¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?


El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Santiago nos dice en su carta que debemos tener cuidado con nuestras palabras, que debemos ser lentos para hablar, lentos para enojarnos y  prestos para oir.

Santiago en su carta nos previene contra la lengua que es un arma de dos filos: hiere a quien intentamos lastimar y nos hiere a nosotros mismos.

Jesús hoy sana a un ciego que le  es llevado a él. Jesús lo lleva aparte del pueblo y lo sana en dos intentos. El ciego no ve a la primera, sino hasta la segunda vez que Cristo pone saliva en sus ojos.

Muchas veces somos así: tardos en entender. ¿Cuántas veces esperamos que nuestros hijos nos hagan caso a la primera vez que les decimos?
Esperamos que dejen todo lo que están haciendo para que atiendan a lo que les decimos, a lo que les ordenamos.
Nos impacientamos con ellos, a veces nos enojamos y terminamos gritando.

Jesús se muestra paciente con éste ciego. Lo lleva aparte del pueblo, seguramente va hablando con él, seguramente lo lleva de la mano conduciéndolo con ésa delicadeza que muestra en todos sus actos hacia los débiles, necesitados, ignorantes, etc.

No seamos como los hombres que menciona Santiago en su carta, de aquellos que se miran al espejo y dándose vuelta, se olvidan pronto de cómo eran.

¿Cuántas veces hemos herido profundamente a quienes más amamos y con éso nos hemos herido a nosotros mismos?

Jesús nos toma de su mano, nos conduce fuera de nosotros mismos, fuera del ambiente en donde acostumbramos estar, fuera de nuestra comodidad, de nuestras costumbres, de nuestro aletargamiento y nos muestra a aquellos que no queremos ver. Tal vez vemos al principio sólo árboles que caminan como el ciego de hoy.

Seguramente en la segunda ocasión en que nos coloca saliva en nuestros ojos, vemos a los hombres con los ojos de amor con que El los ve.

El ciego no ve a los hombres. Cuando Jesús coloca saliva en sus ojos, empieza a verlos como árboles que caminan. Los árboles son útiles, son necesarios para que respiremos, son bellos. Brindan hogar a los pájaros, sirven para construir casas y muebles.

Algunas meditaciones que he leido al respecto de éste pasaje, hablan de Jesús necesitando dos "sesiones" para que el hombre recupere la vista.

Yo veo a Jesús mostrando poco a poco al ciego a los demás hombres, veo en la descripción del ciego lo que Jesús ha inducido en él, veo en sus palabras lo que Jesús quiere que vea el ciego.

Lo va llevando poco a poco hasta hacer que entienda que los hombres son bellos como los árboles, son útiles como los árboles, son creación de Dios como los árboles.
Y dignos de ser mirados como los árboles lo son.

Cuando veamos con los ojos de Cristo Jesús más allá de los vestidos, lujos, profesiones y todas las etiquetas que ponemos a los demás y miremos como El ve seguramente dejaremos de ser ciegos a su Amor.

El Papa Francisco nos dice hoy en su catequesis que el Sacramento de la Reconciliación o sea la Confesión nos es muy necesaria.

Podemos ver la relación que existe entre la lectura y entendimiento de la palabra ya sea leyendo acerca de ella o escuchándola en misa como la primera unción de saliva de Cristo. Y la confesión al sacerdote como representante de Cristo, la segunda unción de saliva que nos hace finalmente ver.

Sólo con el contacto personal del sacerdote con la persona, se logra finalmente la sanación de nuestra ceguera espiritual.


Lecturas del día:
Santiago 1, 19-27
Salmo 15, 2-5 (con 1b)
Marcos 8, 22-26
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Sexta semana del Tiempo Ordinario
Febrero 19, 2014
  
Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para "Puntadas católicas" (c) 2014

LAS BENDICIONES
ORACION
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
                     

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