La Ley del Amor requiere que tomemos acción


En la historia del Evangelio de hoy, Jesús entra en una sinagoga llena de hombres que están esperando para tener una discusión animada acerca de las escrituras de aquel día. Uno de ellos, un hombre con una mano seca, ve a Jesús y se da cuenta de que es el que obra milagros del cual ha escuchado hablar tanto. Pero era sábado, y según las leyes, nadie puede hacer ninguna clase de trabajo. No se atreve a pedirle a Jesús que lo cure - especialmente frente de los fariseos legalistas.


¿Alguna vez te frenas cuando quieres pedir algo que es bueno y justo porque crees que no deberías pedirlo?
Jesús se dio cuenta del hombre que necesitaba ser sanado. También notó que los fariseos estaban casi babeándose con la ilusión de encontrar una oportunidad para condenarlo. Quizás si ellos no estuviesen haciendo tanto escándalo, él hubiese esperado a tener un momento en privado más tarde, para sanar al pobre hombre que estaba sentado nervioso pero callado entre la multitud.
¿Alguna vez has sentido la actitud condescendiente de alguien que quiere encontrar algo malo en ti? ¿Deseaste que un defensor viniera a socorrerte y a defenderte?

Jesús se da cuenta que ésta es una buena oportunidad para una enseñanza. Los fariseos no están abiertos a aprender, pero hay muchos otros presentes que sí lo están. Jesús enfrenta una decisión: puede dejar que los fariseos enseñen con sus actitudes de que está bien ignorar las necesidades de aquellos que están sufriendo, o puede enseñar con sus acciones que la ley moral está por encima de cualquier ley religiosa y que cuidar de alguien es moralmente correcto y que ignorar una necesidad es moralmente incorrecto.

¿Alguna vez fuiste testigo de una actitud dolorosa en círculos religiosos? ¿Deseaste haber tenido el coraje de alzar tu voz en contra de esta actitud?

Jesús llama al hombre y le dice: "¡Párate aquí al frente!" Nadie se va a perder esto. Hay silencio en la habitación. Jesús tiene la atención de todos. Los fariseos se acercan, sus cejas se levantan autoritariamente. Jesús se vuelve a ellos y les dice, "¿es legal realizar un buen acto los sábados - o es malo? ¿Preservar la vida - o destruirla?"

Sabemos que cualquier cosa que destruye la vida es mala (la guerra, la contaminación, el aborto, fumar, manejar intoxicado y todo lo que pone a la vida en peligro). Pero menos obvio es el mal de la inacción. La ley de Dios - la Ley del Amor - requiere que tomemos acción cuando reconocemos las necesidades de los demás y tenemos la habilidad de hacer algo al respecto. Ayudar a los demás es un acto de preservación de vida; ignorar el sufrimiento del prójimo es destructivo y malo.

¿Qué estás haciendo para contribuir a la preservación y al mejoramiento de la vida? ¿Te atreverías a que te importara tanto como a Jesús?
El fragmento inspiracional de hoy: Ayudar a los demás es un acto de preservación de la vida; ignorar los sufrimientos de una persona es destructivo y malo.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 2da. Semana del Tiempo Ordinario
En Memoria de Santa Inés, Virgen y Mártir
Enero 21, 2015



Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/
© 2015 por Terry A. Modica




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