En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús proclama: "¡El Reino de Dios está cerca! ¡Cambien sus vidas y crean en la buena noticia!" ¿Conoces a alguien que está en el camino equivocado, pecando, lejos de Dios, alejado de la Iglesia? Cómo desearíamos poder transmitir exitosamente la invitación de Cristo para ellos. Nos preguntamos: ¿cómo podemos hacerlo? Observa cómo lo hizo Jesús. Reunió a un equipo y los transformó en una comunidad. Con su ejemplo, nos muestra que nunca debemos evangelizar solos.
Si tú eres el único que invita a un compañero de trabajo o a un miembro
de la familia para que reconozca su necesidad de Cristo, el mensaje
transmitido es que eres un fanático raro que debería ignorarse. Pero
cuando Dios envía un mensajero tras otro en la vida de esa persona, cada
uno entregando el mensaje según su manera particular, el Reino de Dios
se hace más evidentemente real. Y cuando esa persona es
invitada a una comunidad que es alegre, llena de fe y amigable, ¡el
Reino de Dios se hace deseable! (Por esta razón cada parroquia necesita -
por responsabilidad divinamente ordenada - examinar qué tan acogedora
es y cómo se podría mejorar.) ¿A
quién intentaste evangelizar pero fracasaste? ¡No temas! Nuestros
fracasos individuales no son el final de los planes de Dios: somos sólo
una parte del plan. No somos el Salvador; somos los
pescadores-de-hombres/mujeres que usamos nuestras propias vidas como
carnada para atraer a los demás hacia Su amor. Pero se necesita más de
una persona para manejar la red que los atrapa. Ten en cuenta
que los discípulos abandonaron la red que habían hecho para responder a
la llamada de Jesús. Simón, Andrés, Santiago y Juan ya estaban
experimentando la comunidad entre ellos; podemos imaginar la camaradería
y la compasión que compartían después de un día duro de trabajo. Pero
Jesús les invitó a formar parte de una comunidad más grande con un
propósito mayor. ¿Qué tienes que dejar ir para seguir a Jesús en la comunidad y su misión colaboradora de evangelización?
¿Tu individualismo? ¿Un calendario muy ocupado que atiende tus propias
metas? ¿Temor de ser incapaz? ¿Una actitud perezosa de que Dios enviará a
alguien más para hacer el trabajo? ¡La comunidad es la cura para todos
estos pecados! Como cristiano, perteneces a la misma comunidad a la que se unieron los apóstoles. ¿Qué haces para ayudarle con su misión de difusión?
¿Qué haces para recibir el crecimiento y la fuerza y el apoyo de la
comunidad para que puedas hacer lo que Dios te ha llamado a hacer? ¿Qué
haces para construir una comunidad que sea alegre, llena de fe y
amigable para que el Reino de Dios llegue a ser deseable para aquellos
que vienen a la iglesia después de mucho tiempo de ausencia?
Reflexión de las Buenas Nuevas Lunes de la 1ra. Semana del tiempo ordinario Enero 12, 2015
Esta
reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es
utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el
Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/. © 2015 por Terry A. Modica
|