En
la primera lectura de hoy, Pedro y Juan nos dan un ejemplo de lo que
significa ser un seguidor de Cristo lleno de su Espíritu. El mensaje se
resume en sus palabras: "No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy..."
Todos
estamos llamados a compartir a Jesús con los demás y lo logramos
haciendo lo que él hizo, o en otras palabras, haciendo lo que él quiere
hacer hoy a través de nosotros. Ahora somos el Cuerpo de Cristo que
habita en la tierra. Recuerda las instrucciones que Jesús nos dio
durante su última cena cuando instituyó la Eucaristía: "Lo que yo he hecho, vayan y háganlo también".
Cuando
parece que nosotros no podemos "ir y hacer lo mismo", no nos debemos
dejar frenar por lo que no tenemos. En vez de decir, "No me puedo
involucrar porque no tengo los recursos o la sabiduría para ayudar",
debemos decir, "Lo que sí tengo, eso es lo que doy".
Por
ejemplo, tu parroquia necesita más dinero (la mayoría de los católicos
donan muy poco debido a una falta de entendimiento de la santidad de la
generosidad financiera). Si no tienes muchos ingresos para compartir,
podrías ayudar a la iglesia a reducir gastos llamando a diferentes
negocios para pedir donaciones de comida o cualquier tipo de suministro
que necesiten para el próximo evento parroquial. Esto no es difícil
porque la mayoría de las empresas buscan maneras de que se les recorten
impuestos y estarían dispuestas a donar sus bienes a tu iglesia si sólo
alguien los llamase.
¿Qué tienes que puedes darle a aquellos que lo necesitan?
Cuando alguien en tu trabajo te viene con un problema, si no puedes ayudar a arreglarlo, ¿lo escuchas con compasión? ¡Esta es una hermosa manera de servir al Señor!
¿Tienes
el conocimiento para hacer reparaciones caseras? Mediante la oficina
parroquial, encuentra a las madres solteras y a los ancianos que podrían
beneficiarse de unas manos sin costo alguno. ¡Este es un gran servicio,
y muy necesitado!
Cuando alguien murmura, "Reza por mí", ¿pones de lado lo que estás haciendo e inmediatamente rezas con esa persona para que él o ella se sienta cuidada?
Cualquiera puede desarrollar un ministerio de oración - ¡sí,
cualquiera! Los resultados dependen de Dios, no de ti ni de las palabras
que usas ni de cómo rezas. A veces Dios incluso obrará un milagro a
través de ti. Sí, ¡de ti! ¿Por qué? Porque tienes al mismo Jesús vivo en
ti que obró milagros mediante Pedro y Juan.
Tú
eres importante en el reino de Dios. Cuando el Padre te creó, te asignó
un rol importante en el Cuerpo de Cristo para poder continuar la misión
del Hijo aquí en la tierra con la ayuda del Espíritu Santo. Tienes
mucho para dar ¡y todo es muy esencial para la misión!
Esta
reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es
utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el
Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.
© 2015 por Terry A. Modica
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Octava de Pascua
Abril 8, 2015
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