Vigas y paja en nuestra visión espiritual






No debemos juzgar a nadie. Podemos y debemos juzgar las acciones de las personas

Yo solía mirar la lectura del Evangelio de hoy y pensar, "Bueno, ¡qué tanto puedo ayudar a otros a sacar la paja de su visión espiritual...pero si no quiero hacerlo, me crece una viga enorme en el mío!"

Sin embargo, eso no es lo que Jesús quería decir. Él nunca dijo que no deberíamos ayudar a otros a limpiar sus vidas. Echa un vistazo a las frases que preceden a su historia del ojo. No debemos juzgar a nadie. Podemos y debemos juzgar las acciones de las personas y cuando vemos que están pecando, deberíamos tratar de ayudarles a entender porque está mal y qué pueden hacer al respecto. Nos importan tanto los demás que no queremos verlos tropezándose por la vida con una visión borrosa, dañándose a sí mismos y a los demás.

Nuestra visión se bloquea cuando juzgamos sus motivos.

La viga que nos ciega es la idea de que realmente podemos ver en sus corazones. Seguros que tenemos pistas, pero es sólo una evidencia circunstancial. Somos los más grandes pecadores cuando tomamos las pistas y corremos -- en realidad saltamos -- hacia conclusiones que son incorrectas. Y puesto que no somos Dios, estamos siempre equivocados hasta cierto punto.

Si confiamos en nuestros juicios, estamos tratando de ser Dios. Ahhh, ahora el pecado es la idolatría; pero tampoco debemos juzgarnos y condenarnos a nosotros. ¿Cuáles fueron nuestros motivos? ¿Intentamos ser Dios? Tal vez una pequeña y oscura parte de nosotros lo hizo, pero nuestro motivo principal fue ser útiles. Necesitamos arrepentirnos de nuestra ceguera, pero apreciar y aumentar la bondad de nuestros motivos.

¿Cuál es la paja que nos gustaría sacar de otras personas? Es como tener una pestaña suelta en tu ojo. Tú no puedes verla, pero sabes que está ahí. Es terriblemente irritante. Y si no te lavas y la sacas, le pides a un amigo que mire tu ojo para ver si está bien. Los pequeños pecados de la gente son terriblemente irritantes para ellos también, y valoran nuestra ayuda -- si es humilde, compasiva y sin prejuicios, y si están dispuestos a deshacerse de todo lo que está irritándolos.

Toma una rebanada de pan y úntala con mantequilla de maní. Luego déjela caer, con la parte untada de mantequilla hacia abajo, sobre una pila de hojas muertas. ¿Qué le queda pegado? Eso es lo que parece el pecado. Ahora limpia los desechos. Así es el arrepentimiento. Es engorroso. Primero sacamos las ramitas (vigas), porque son lo suficientemente grandes y fáciles de sacar. Pero hay un montón de pajitas pequeñas que también necesitan ser sacadas. Lleva mucho tiempo, mucho esfuerzo, paciencia y perseverancia para limpiarla completamente. ¡Y requiere buena visión!

Una de las razones por las que Dios nos puso en comunidad es que podemos ayudarnos unos a otros para ver y quitarnos las pajitas. Sin embargo, para ser útiles en vez de pecadores, no debemos nunca asumir que entendemos los motivos de otra persona. ¡Las personas que vemos pecar muy bien podrían estar tan frustradas con sus pajitas como nosotros!


Ellos apreciarán nuestra ayuda, pero sólo cuando
1. Están tan frustrados que quieren nuestra ayuda
2. Si nos acercamos sin una viga en nuestros ojos con la cual golpeemos sus cabezas.

Oración:
Dame la gracia Señor, de reconocer y aceptar mi debilidad y mi capacidad de pecar. Que esto siempre me recuerde que no soy más que los demás y que tú nos amas y nos perdonas a todos por igual. Amén.


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.                © 2015 por Terry A. Modica

Reflexión de las Buenas Nuevas
Lunes de la 12a. Semana del Tiempo Ordinario
Junio 22, 2015
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