Hasta que llegue el momento, ¡confía!






Somos tan impacientes. Queremos saber en este mismo momento que todo lo que nos preocupa va a tener solución. Sea cual sea la relación personal con la que estemos luchando, cualquiera sea la tarea que parece muy dura, cualquier lobo que estamos enfrentando, creemos que podremos lidiar mejor con ellas si conocemos el desenlace y si podemos ver que vale la pena.
 Así que tratamos de imaginar el futuro. Pensamos que podremos adivinar correctamente lo que sucederá si nos mantenemos en el curso actual de las dificultades, y usualmente lo que predecimos es el desastre. Si no estamos siguiendo a Jesús, probablemente estemos en lo correcto, pero si hacemos lo que el Señor nos pide, cuando algo se vuelve un problema, el mayor problema nos lo hacemos nosotros mismos: perdemos nuestra paciente confianza.
 Dios tiene un buen plan que nos va a beneficiar, como también a todos los que sean parte de nuestra tribulación, y no obstante nos preocupan. En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús deja en claro que no debemos preocuparnos, porque el Espíritu Santo nos va a auxiliar cuando llegue el momento. Ni un segundo antes.
 Jesús dice que debemos ser como ovejas frente a frente con los lobos que amenazan nuestra paz - ovejas astutas como serpientes o mansas como palomas. Él no nos dice que seamos ovejas que permanecen como tontas en el camino del lobo portando un cartel que dice, "Muérdeme, no me moveré." No, tenemos que ser suficientemente inteligentes (astutos) para esperar el momento correcto antes de enfrentar al lobo, y ser de mente sencilla (léase "sencillo" no "estúpido") lo suficiente para confiar en que el Espíritu Santo nos va a proveer de palabras y sabiduría cuando llegue el momento apropiado.

Vivir en el reino de Dios nos causa dificultades. Jesús es muy claro acerca de eso. Y por lo tanto, aunque le digamos a Dios que realmente queremos servirle y confiar en Él, el miedo nos pregunta: "¿Saldrá todo bien?" Y entonces la impaciencia nos exige que tengamos la respuesta ya. ¡Qué superficial es nuestra relación con Dios si no estamos seguros de que el Espíritu Santo va a actuar en nuestra defensa!
 Dios es bueno con nosotros. Tenemos al Espíritu Santo como nuestro auxilio. ¡No hay nada más confiable en todo el universo! El poder de los lobos es mucho más pequeño, infinitamente más pequeño, de hecho, no es nada comparable al poder de nuestro Señor que obra en nosotros.
 Si aún no sientes el poder de Dios, si no puedes escuchar su sabiduría o sus palabras, por lo menos confía que ahí está, dentro de ti como la electricidad, esperando que se active el interruptor. No puedes sentirla surgiendo a través tuyo, porque todavía no es el momento correcto.
 Pon atención. Mantén tu mirada en Jesús. El momento adecuado va a llegar. Paro mientras tanto, sigue de cerca a tu Buen Pastor.
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.

 
© 2015 por Terry A. Modica

Reflexiones de las Buenas Nuevas           
Viernes de la 14ta. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 10, 2015

Lecturas del día:

Génesis 46, 1-7.28-30
Sal 36, 3-4.18-19.27-28.39-40
Mateo 10, 16-23
                                                                    

                         San Cristóbal 
                                          


Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo"

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