Todos tenemos buenos motivos para NO seguir a Jesús, todo el camino, todo el tiempo. El hombre del Evangelio de hoy, quien quería primero enterrar a su padre, parece tener bien sus prioridades. Después de todo, estaba obedeciendo el mandamiento de honrar a sus padres. Sin embargo, no sabemos si su padre había muerto aún.
Jesús sabía que el hombre estaba creando excusas. Estaba atrasando su decisión personal de cambiar su vida y convertirse en un seguidor de Cristo.
El hombre que quería volver a casa a decir adiós, parece ser alguien que tenía un gran sentido de responsabilidad. Sabía que estaba mal abandonar a su familia. Después de todo, no podía llamarlos por teléfono para avisarles que estaba bien y que no se estaba olvidando de sus necesidades. Pero Jesús sabía que este hombre se sentía dividido entre la vida que había dejado atrás y su vida como discípulo; tener una mente dividida lo haría un cristiano ineficaz.
El pasado puede ser un amo poderoso del corazón, pero Dios debería ser el único amo al que servimos.
Todas las razones para no comprometernos plenamente con una dirección o a un servicio que nos pide Jesús pueden ser buenas. Pueden parecer muy lógicas y hasta santas. Pero si son excusas en vez de confianza ciega para seguir a Cristo, y si son racionalizaciones para ir por un camino más fácil o para permanecer en un estilo de vida que es cómodo y conocido, estamos eligiendo la muerte por sobre la vida. Somos los muertos enterrando a los muertos.
Las personas en este Evangelio tenían excelentes excusas. Podríamos decir que hasta que Jesús los llamó a seguirlo, estaban haciendo exactamente lo que Dios quería que hicieran. ¿Por qué cambiaría su mente todopoderosa? Su "sí, pero espera" parecía legítimo.
Seguir a Cristo nunca es una posición estática. Es una aventura que nos cambia ni bien nos acomodamos; cuando Dios nos llama a dejar una cosa buena para hacer otra cosa buena. Lo difícil es reconocer cuándo es tiempo de dejar partir lo viejo para empezar a hacer algo nuevo, sobre todo cuando tiene un sentido perfecto seguir haciendo lo que veníamos haciendo, y más especialmente cuando nadie puede hacer lo que hacemos tan bien como nosotros.
¿Deberíamos responder al llamado de nuestro pastor para que haya más lectores litúrgicos, aunque esto signifique cambiar nuestro horario de Misa por otro? ¿Deberíamos hablarle a aquella persona que podría convertirse en un nuevo amigo, aunque tengamos que sacrificar el tiempo que normalmente les dedicaríamos a nuestros viejos amigos? ¿Deberíamos entregar nuestros ministerios a otra persona para poder ayudar en otro lugar?
Tú y yo realmente queremos hacer lo que Jesús nos pide. Si realmente confiamos en Él, verdaderamente deseamos seguirle a donde nos lleve. Elegir las prioridades correctas no es nuestro problema; el problema es reconocer los cambios sorprendentes en los planes de Dios.
Después de eso, es una cuestión de seguir adelante en la nueva dirección,confiando en que si hemos malinterpretado los planes de Dios, Él se asegurará de que no vayamos demasiado lejos en la dirección equivocada.
En vez de desear que la vida sea predecible, necesitamos enfocarnos en lo que Jesús quiere que hagamos hoy. ¿Cómo quiere que lo sigas ahora mismo? Sé feliz con lo que sea que estés haciendo, pero estate listo para que Dios diseñe otra curva en tu camino.
El fragmento inspiracional de hoy: Sé feliz con cualquier cosa que estés haciendo, pero quédate listo para que Dios diseñe otra curva en tu camino.
Oración para hoy
Dame Señor, fortaleza, valor y desprendimiento para seguir Tus caminos en toda circunstancia. Te entrego mi pasado, lo que soy y lo que tengo. Gracias por llamarme a una nueva vida. Amén.
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,
© 2015 por Terry A. Modica
