Odres nuevos, mañanas nuevas


¿Sabes por qué tenemos mañanas? ¿Por qué necesitamos ir a dormir y despertarnos todos los días, día tras día?


¡Cada mañana es un signo de la gran misericordia de Dios!


¡Las mañanas son una muestra de la gran misericordia de Dios! Nos da nuevas oportunidades para hacer un nuevo comienzo cada 24 horas. Cuando era una niña, una de las grandes lecciones que mi padre me enseñó, fue a no tomar decisiones importantes en la noche, porque la visión es más clara y más brillante en la mañana. 

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda que si vertemos vino nuevo en odres viejos, estallan los cueros y perdemos todo. Piensa en el nuevo crecimiento espiritual que has experimentado últimamente. ¿Estás tratando de verter tu nueva vida en viejas formas de hacer las cosas? Espero que no, porque esto funciona tanto como dar un baño a un cerdo -- siempre vuelve al lodo. Es como resolver perder peso en el año por venir y luego llenar tu cocina con dulces. Es como leer las vidas de los Santos y luego admirar a los héroes de la televisión que logran sus objetivos utilizando métodos inmorales.

Menos obvio pero más importante, es como seguir los mandamientos de Dios como lo hizo el Rey Saúl (en la primera lectura de hoy), partiendo de la dirección correcta pero haciendo concesiones en el camino y optando por el pecado. Cuando nos ponemos en el camino correcto (por ejemplo, haciendo la voluntad de Dios, escuchando bien su orientación, purificando nuestros comportamientos y trabajando duro para evitar el pecado), es apropiado darnos palmaditas en la espalda por nuestra madurez espiritual. Pero el sonido plaf-plaf de las palmaditas, fácilmente nos distrae de la tranquila voz de Dios que nos dice qué hacer o aprender a continuación.Nos volvemos complacientes. El día termina, pero nos quedamos atrapados en la noche oscura, porque nuestras decisiones nos retienen y no nos dejan seguir a Cristo en la nueva mañana. 

En nuestra peregrinación terrenal al cielo, no hay nada que se parezca a quedarse sentado. Las fuerzas del mal y nuestras inclinaciones naturales hacia el pecado siempre nos tientan más fuerte y más fuerte cada vez que no ponemos verdadero esfuerzo en acercarnos más a Dios. Nos deslizamos hacia viejas formas y caminos equivocados, quizás tan lenta y sutilmente que no lo notamos, o con explosiones repentinas de viejos deseos y lógica errada que nos abruman.
Para disfrutar el vino nuevo del crecimiento espiritual, debemos mantener nuestros ojos en Jesús. Para ello, tenemos que permanecer conscientes de que estamos siempre en peligro de desviarnos hacia el camino equivocado, el antiguo camino, el camino centrado en nosotros mismos, el camino lleno de orgullo. Tenemos que seguir siendo siempre conscientes de que, a menos que Dios nos esté ayudando, vamos a deslizarnos hacia atrás, hacia las viejas costumbres en cualquier momento. 

Por esta razón es que necesitamos mañanas. No importa lo que hicimos ayer, cada despertar nos da nuevas oportunidades para alejarnos de los odres viejos de ayer y abrazar nuevamente la vida de santidad. Podemos recibir a Jesús en el nuevo vino de su sangre eucarística (¡ah, la bendición de poder asistir a Misa Diaria!) y decidir quedarnos con Él dondequiera que nos conduzca.

Oración para hoy
Jesús, Tú eres la alegría y la esperanza. Tú eres el aire puro que necesito para vivir. Gracias por conducirme hacia una vida nueva. Amén.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Lunes de la 2da. Semana del Tiempo Ordinario
Enero 18, 2016

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.               © 2016 por Terry A. Modica

Lecturas de hoy

1 Samuel 15, 16-23
Salmo 49, 8-9.16bc-17.21 y 23
Marcos 2, 18-22
Santo del día : 

Santa Prisca
Conoce un poco sobre ella aqui