Manteniendo el Pacto con la Verdad


No importa lo que creamos, la verdad permanece constante y no es modificada por nadie.






En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús es acusado de estar poseído. En efecto, sus acusadores lo llaman mentiroso por haber proclamado la relación que tiene con Dios. Jesús lo da vuelta y los identifica a ellos como los verdaderos mentirosos. Pero ¿es justo eso? Realmente creen que su análisis de la situación es exacto. No está mintiendo deliberadamente.

La sustancia más dura del universo es la verdad. No puede ser cambiada. No puede ser remodelada en un formato diferente. No puede ser tallada o erosionada y modelada como algo de menor importancia. Sin importar lo que creamos, la verdad permanece constante y no es afectada por nada - ni por nuestro deseo de racionalizar elecciones equivocadas, ni por los caprichos de la sociedad, ni por la siempre cambiante moral del mundo.

Entonces, quien crea que es posible alterar la verdad, está creyendo una falsedad, una mentira. Y quien profese una falsedad es un mentiroso, incluso si se sienten absolutamente convencidos de que su versión de la mentira es la verdad. Una mentira no se convierte en la verdad sólo porque pensamos que es la verdad.
Esta es una buena noticia porque, ya que la verdad es inalterable y, ya que Dios sólo habla la verdad, sabemos que todo lo que promete en su Palabra es inalterable. Podemos confiar en sus promesas con absoluta certeza.
En la primera lectura de hoy, Dios inicia su pacto con nosotros. El Salmo 104 señala que su alianza "es para miles de generaciones." Para los hebreos "miles" significaba "infinitas" o "más allá de la cuenta."
Su alianza con nosotros es una verdad que no puede ser cambiada, no puede ser rota. Podemos alejarnos de ella pero si cumplimos con nuestras responsabilidades como está prescripto en este pacto, obedeciendo los mandamientos de Dios, nos beneficiamos de su inalterabilidad. Podemos contar con el amor y la fidelidad de Dios. "Quebrar" el pacto significa que hemos aceptado una mentira.
El pacto es el Reino de Dios. Cuando entramos en la alianza, Dios nos protege, nos enseña, nos da grandes amigos, nos da buen uso de nuestros talentos y nos llena de dones sólo por el placer de vernos entusiasmados con su generosidad.
No obstante, cuando exploramos fuera del Reino, comenzamos a creer las mentiras que oímos. Pero el Rey no quiere que vivamos fuera de su alianza, entonces nos envía a su Hijo, que es el camino, la verdad y la vida del pacto. Podemos retornar al pacto reuniéndonos con Jesús en la Eucaristía y en el Sacramento de la Reconciliación.

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/ donde también se encuentra disponible una Reflexión para los domingos. La reflexión para los sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/.  © 2016 por Terry A. Modica. 
Reflexiones de las Buenas Nuevas           
Jueves de la 5ta. Semana de Cuaresma
Marzo 17, 2016

Lecturas del día:  
Génesis 17, 3-9
Sal 104, 4-9
Juan 8, 51-59
Oración para hoy
Señor, que Tus palabras no sean escándalo para mí. Que aprenda a escucharte con mi corazón abierto y dispuesto al cambio. Amén.
San Patricio
  
"Yo era como una piedra en una profunda mina;
y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia,
me levantó y me puso sobre una pared."




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