Traicionado por un amigo - Parte 1-

Jesús nunca dejó de amar a alguien.

En el relato del Evangelio de hoy, cuando Jesús anuncia que uno de sus discípulos más cercanos lo va a traicionar, Pedro y los demás se miraron perplejos y alarmados. ¿Alguien se sintió culpable? ¿Examinaron rápidamente sus conciencias y recordaron las veces en que no estuvieron de acuerdo con Jesús, o que desearon que Él hubiera hecho las cosas de manera diferente? Probablemente.

Pedro, esperando no ser él el traidor, tímidamente le pidió a Juan que le pregunte a Jesús, "¿Quién es?"
  
Él no quería ser el traidor, él realmente creía: "¡Voy a dar mi vida por ti!" Sin embargo él traicionó a Jesús, a pesar de sus buenas intenciones. Nosotros somos como Pedro cada vez que nos hacemos a un lado al momento de compartir nuestra fe, por temor al rechazo, o cuando hacemos concesiones poco éticas para evitar conflictos. Amamos a Jesús y sin embargo lo traicionamos. Y, como Pedro, nos sentimos horrorizados por nuestro pecado y agradecemos recibir su perdón.

Judas era diferente. En la lectura del Evangelio de ayer, vimos la reacción de Judas hacia María por su amoroso regalo de un lujoso perfume. ¿Estaría celoso? El poder del amor entre Jesús y María era obvio. Él podría haber aprendido del amor que ellos compartían pero, en cambio, los atacó verbalmente.

Aparentemente, Judas no creía que Jesús lo amara a él tanto como amaba a María. Con su percepción nublada por su necesidad, el juzgó la intimidad entre María y Jesús como inapropiada. Es una venda psicológica para la baja autoestima, que probablemente hemos utilizado nosotros: trató de avergonzarlos al hacerles sentir culpables, en un intento de sentirse mejor él mismo.

Las personas que denigran a otras con el afán de manipularlas, generalmente sienten que no son amadas o que son amadas insuficientemente.

No es de sorprender que Judas entregara a Jesús a las autoridades, en el momento en que Jesús dejó de cubrir sus expectativas. Él no pudo comprender el amor sacrificado e incondicional de Cristo. En términos psicológicos modernos, diríamos que Judas era "dependiente". Su corazón necesitado y herido, no podía reconocer el amor verdadero y saludable que Jesús trataba de darle. No es de extrañar que haya elegido el suicidio para curar su dolor, en lugar de pedirle perdón a Jesús.

Piensa en las personas que están necesitadas de amor en tu vida. Muchos de nosotros tenemos amigos dependientes que quieren que seamos un dios para ellos; insisten en que les proporcionemos todo lo que ellos piensan que necesitan. En lugar de desarrollar una relación más íntima y sanadora con Jesús, se vuelven exigentes, se enojan y tratan de manipularnos.

Si nosotros nos volvemos a Jesús en busca del amor completo e incondicional que ellos no nos pueden dar, se ponen celosos y, al igual que Judas, nos traicionan.

Algunas traiciones son fáciles de perdonar, porque sabemos que el traidor realmente se preocupa por nosotros. Pero, cuando la traición viene de un Judas implacable, aún podemos amarlo, aunque sólo sea de lejos, porque nosotros debemos ser como Jesús y Él jamás dejó de amar a alguien.
Reflexión de las Buenas Nuevas

Martes de Semana Santa
Marzo 22, 2016
 © 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/.
 
Cita de Misericordia de hoy: San Pedro Crisólogo


SANTA LEA

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Lecturas de hoy
Isaías 49, 1-6
Sal 70, 1-6.15.17
Juan 13, 21-33.36-38



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Oración para hoy:
Perdona nuevamente hoy, mis traiciones, Señor. Te he hecho sufrir, pero tu amor ha lavado mi culpa y tu perdón me da vida cada día. ¡Gracias por tu fidelidad! Amén.