Traicionado por un amigo - Parte 2 -



Ni siquiera los más queridos amigos pueden darnos todo lo que necesitamos.
Sólo Dios puede.


 Las traiciones más dolorosas provienen de aquellos que nos deberían hacer el bien. Duele más cuando viene de un amigo que, al igual que Judas en la lectura del Evangelio de hoy, nos asegura que nunca nos lastimará.
El hecho es que, tarde o temprano, todos nos traicionarán de una manera u otra. Cada vez que nuestros seres queridos nos decepcionan, reniegan de sus promesas, o se rehúsan a comprender las verdades preciosas que compartimos desde nuestro corazón, nos están traicionando.

En la primera lectura de hoy podemos encontrar sabiduría y fuerza para soportarlo. Aunque es una profecía acerca de los sufrimientos de Jesús, podemos aplicarla a nuestras vidas y, de este modo, nos unimos a su cruz y su resurrección.

"El Señor me ha dado una lengua experta...para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento." Tú has crecido en compasión como resultado de los sufrimientos y, lo que has aprendido, puedes transmitirlo a otros que experimentan pruebas similares.

"Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche; no me he rebelado". Jesús encaró la traición con determinación y confianza en el Padre. Tú también, tienes al mismo Padre Dios, ayudándote a que avances hacia la sanación y la redención.

"No aparté mi rostro a los insultos y salivazos." ¿Cuántas veces has puesto tú la otra mejilla, imitando a Jesús? Dios sabe cuántas veces te has rehusado a tomar represalias devolviendo mal con mal y Él aprecia tus esfuerzos.
"Por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado." Perdonando a aquellos que te lastiman y rehusándote a renunciar a tu postura moral, aunque los demás traten de avergonzarte, el Padre te tiene cerca de su corazón.

"Cerca está de mí el que me hace justicia; si alguien desea enfrentarme, comparezcamos juntos." Cuando la gente se opone a ti y te hace sufrir, están, también, oponiéndose y atacando a Jesús. Él está a tu lado, apoyándote, sanándote, confortándote y recibiendo lo peor de los golpes.

El Salmo 68 es otra profecía sobre Jesús, que podemos utilizar de la misma manera. Léelo como una descripción de tu propia vida.

Cuando deseamos y esperamos que las personas nos fortalezcan, alienten, simpaticen con nosotros o nos sanen durante nuestras dificultades y dolor, siempre terminamos decepcionados. Aun los amigos más afectuosos no nos pueden dar suficiente de todo lo que necesitamos. Sólo Dios puede, sólo Él puede convertir nuestro lamento en baile y júbilo.

Al entregar nuestros sufrimientos al plan redentor de Dios y volviéndonos a Él para encontrar consuelo, experimentamos el mismo gran amor que el Padre le da a su Hijo Amado. Ese amor es lo que hace que todo sea realizable. Ese amor es el que nos permite soportar. Ese amor es el que nos sana y nos resucita hacia una vida renovada y victoriosa.

El fragmento inspiracional de hoy: Ni siquiera los más queridos amigos pueden darnos todo lo que necesitamos. Sólo Dios puede.
Reflexión de las Buenas Nuevas
Miércoles de Semana Santa
Marzo 23, 2016
Cita de Misericordia de hoy: San Ambrosio de Milán
Señor Jesucristo, me acerco a la mesa...
Oración para hoy
Perdóname, Señor, por  las veces que te he entregado a cambio de personas o cosas que me apartaron de ti. Amén.
© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/.


Santo Toribio de MogrovejoArzobispo de Lima
(año 1606)

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Evangelio de hoy en audio AQUI
 
Lecturas de hoy

Isaías 50, 4-9
Sal 68, 8-10.21-22.31.33-34
Mateo 26, 14-25


Sorpresa Espiritual AQUI


Oración para hoy:
Perdóname, Señor, por  las veces que te he entregado a cambio de personas o cosas que me apartaron de ti. Amén.