Resistiendo al mal

Cuanto más le dejamos a Jesús transformar nuestras heridas en bendiciones, más fácil se hace resistir el pecado.


¿Por qué es tan difícil de resistir al diablo, como la primera lectura de hoy dice que debemos hacer? ¿Por qué codiciamos lo que no poseemos, provocando conflictos con nuestros amigos y vecinos? ¿Por qué peleamos con la gente que estamos llamados a servir? En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos dice lo importante que es ser "el siervo de todos" en lugar de codiciar un estatus donde seamos servidos.

Santiago nos dice: "Purifiquen sus corazones, indecisos". Somos indecisos porque resistimos darle a Jesús nuestra vida totalmente, nuestros pensamientos, nuestras metas, nuestros comportamientos. No importa cuánto tratemos, no podemos pertenecer a Jesús completamente, hasta que le hayamos dado todas nuestras heridas. Somos vulnerables al diablo y al pecado en tanto estemos todavía heridos.

¿Hay heridas en el cielo? ¡Sí! ¡Las de Cristo! Y por sus heridas somos sanados. Más fácil resultará resistir al pecado cuanto más le dejemos a Jesús transformar las heridas en bendiciones.

Para que una herida se convierta en una bendición, tenemos que unirla a las heridas de Jesús en la cruz, esto significa que tenemos que dejar que Jesús lo convierta en un ministerio que ayude a otros.

Los demonios saben que "botones"  oprimir para hacernos reaccionar a las circunstancias de la vida como personas heridas y pecadoras. Por ejemplo, supongamos que tu padre fue alcohólico y lo utilizaba como un anestésico para ocultar el dolor que sentía de no haber sido amado lo suficiente cuando era niño. Debido a su enfermedad y sus propias heridas, no pudo amarte tan plenamente como lo necesitabas.

¿Cómo te hace esto vulnerable al pecado? Si estás enojado por los pecados cometidos contra ti, esta ira justificada te hace arremeter, injustamente, contra los demás. La manera más exitosa de resistir al diablo es hacer lo contrario de lo que él quiere que hagas. Para que esto se convierta en algo fácil de hacer, tienes que sanar la raíz de tu ira, la herida, el agujero en tu corazón donde tu padre (o cualquiera) no te cuidó lo suficiente. Perdona a tu padre por su ausencia y que Jesús llene el vacío con su amor.

Un buen consejero cristiano o director espiritual puede ayudarte con este proceso de sanación. Si todavía no tienes uno y quieres llegar a ser más como Jesús, pide al Espíritu Santo para que te ayude a encontrar el adecuado.

Las heridas no sanadas bloquean el amor de Dios para entrar totalmente en nosotros y llenarnos. Mientras más heridas sean curadas, más nos llenará Dios y menos dispuestas estarán nuestras almas a la tentación. La batalla espiritual no terminará hasta alcanzar el cielo, pero tu santidad va a crecer. ¡Y te convertirás en un ministro poderoso para los demás en sus propias sanaciones y en sus propias conversiones!
© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los Sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/
Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la 7ma. Semana del Tiempo Ordinario
Mayo 17, 2016

Cita de Misericordia de hoy: San Francisco de Sales
No obstante, recuerda siempre enfocarte en Dios...

San Pascual Bailón, religioso

Lee un poco sobre su historia AQUI

Lecturas de hoy
Santiago 4, 1-10
Sal 55, 7-11a.23
Marcos 9, 30-37

Evangelio de hoy en audio AQUI
Oración para hoy

Fortaleza, Señor, necesito para poder entregarte todas mis heridas y para dejarme sanar por Ti. Quiero unir mis sufrimientos a Tus sufrimientos en la cruz y, así, ser canal de bendición para mis hermanos. Amén.



Copyright © 20XX. All Rights Reserved.