En la lectura del Evangelio de hoy, ¿qué quiere decir Jesús al llamarnos "sal"? Piensa en lo que hace la sal: añade sabor a los alimentos que lo carecen.
Jesús también hace hincapié en que si perdemos el sabor ¿cómo puede ser restaurado? La respuesta es: sólo dejando que Dios nos renueve.
Como cristianos, hemos sido hechos con mucho sabor, es decir, que tenemos dentro de nosotros la plenitud de la vida del Espíritu Santo de Dios.El cristiano útil es aquel que evangeliza añadiendo el condimento del amor de Cristo a la vida de otras personas. ¡Pero ten cuidado de excederte! ¿Qué pasa cuando se sala con exceso la comida? Su sabor es horrible. No importa lo buenas que sean nuestras intenciones, si insistimos demasiado, hacemos más daño que bien.
Es más probable que la gente se vuelva a Jesús si experimentan por primera vez su amor a través de nosotros. Tienen que descubrir que Él los ama tal como son, que es gentil pero sincero cuando les invita a crecer, y que les ayuda en sus necesidades. Nosotros, los que vivimos en el Espíritu Santo, estamos llamados a sazonar su vida con este amor.
Para dar sabor a la vida de los demás con el amor de Jesús, tenemos que dejar que su luz brille en nosotros. Tenemos que estar tan iluminados por Cristo que los otros no puedan dejar de notarlo. El cálido resplandor de Jesús debe ser lo que otros vean cuando nos miren. Esto sucede cuando los amamos incondicionalmente, pacientemente, llenos de bondad y cuidados, sin ocultar nuestra relación con Jesús.
¿Qué obstruye la luz de Cristo que brilla dentro de ti? Si las personas no están conociendo a Jesús a través de nosotros, tenemos que preguntar al Espíritu Santo por qué. ¿Qué están viendo en su lugar? ¿Es algo que tenemos que cambiar dentro de nosotros mismos? A medida que el Señor revela los obstáculos, los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía nos llenarán de las gracias que necesitamos para regresar al brillo total de la luz.
Además, Jesús dice que tenemos que ser una "ciudad". No podemos evangelizar solos. Una ciudad es un grupo de cristianos: una parroquia, una familia, una organización de la iglesia. Ser cristiano significa estar en comunidad. Cuando nuestra luz se une a la luz de los demás, nuestro resplandor colectivo es mucho más eficaz para revelar el amor de Cristo al mundo. ¿Por qué? Debido a que los no creyentes aprenden que el amor de Cristo es real cuando nos ven vivir en el amor unos con otros (ver Hechos 2, 42-47).
Ser una ciudad también es necesario porque es la forma en que nos convencemos que nosotros mismos somos realmente amados. Somos la luz de Cristo para los demás, somos su amor dado el uno al otro, somos el condimento el uno para el otro. Sin estar juntos, nuestra luz se oscurecerá, nuestro condimento perderá sabor y nos tornamos inútiles para el Reino de Dios.
© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl. Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los Sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/.
Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la 10ma. Semana del Tiempo Ordinario
Junio 7, 2016