En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús dice a sus discípulos "pidan al dueño del campo que envíe obreros a su mies". Hace dos mil años, estos discípulos oraron por ti. ¡Así es! Porque tú eres cristiano Jesús te ha elegido para traer a la Iglesia a aquellos en los que el Espíritu Santo ha puesto la semilla, cultivándola y preparándola para la conversión.
Todos hemos sido enviados a los campos para reunir a aquellos que quieren una relación más profunda con Jesucristo y todos estamos llamados por Dios para mostrarles lo valioso que es pertenecer a la comunidad de la Iglesia.
¿Cómo hacemos esto? En innumerables oportunidades: podemos proporcionarles santa orientación durante sus pruebas, podemos ayudarles a sanar las heridas de su corazón, podemos alimentarlos con un buen alimento para sus mentes y sus almas. En virtud de nuestro bautismo ya estamos en el campo de la recolección; la parcela de tierra que Dios te ha asignado especialmente a ti es donde vives, trabajas, juegas y adoras.
La cosecha es abundante pero algunos de los cultivos se pudren porque nadie ha llegado a ellos, nadie les ha mostrado cómo es Jesús realmente, nadie se ha tomado el tiempo para saber cuáles son sus necesidades e intereses que - capacitados por la oportunidad y la invitación -- podría llevarlos a la participación plena y activa en la comunidad parroquial.
Nunca creas que eres demasiado joven o demasiado viejo. Timoteo era sólo un joven cuando Pablo le ordenó pastorear una parroquia. Moisés tenía 80 años cuando Dios le envió a liberar a los israelitas de Egipto.
Nunca creas que no eres suficientemente educado, o no tienes la suficiente formación o talentos. Dios ya te ha dado lo que necesitas exactamente para hacer algunos de los trabajos en la evangelización.
Nunca te distraigas con tus ocupaciones o estableciendo tu propia agenda. ¿A qué amo estás sirviendo? Si no es a Dios es el momento de reorganizar tus prioridades. Si dejas que Dios te guíe en qué hacer y qué no hacer, siempre tendrás la cantidad perfecta de tiempo para hacer su trabajo.
Si estás dispuesto a convertirte en un mejor obrero en la cosecha de Dios, usa este juramento de compromiso:
"Como siervo de Dios, me comprometo a servirlo con diligencia y hábilmente, utilizando mis talentos y habilidades al máximo, de acuerdo con el trabajo que hay que hacer. Me comprometo a trabajar con mis compañeros en unidad, apoyo mutuo y cooperación, con honestidad, integridad, flexibilidad y diligencia. Me comprometo a discernir la voluntad de Dios a través de la oración diaria, con la ayuda de los que tienen autoridad sobre mí y la afirmación de la comunidad cristiana. Señor Jesús, ayúdame a amar a todos como Tú los amas y ayúdame a servirte con ese espíritu de amor. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!"
Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la 14ta. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 5, 2016
© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl. Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los Sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/