AMOR INCONDICIONAL

amor incondicional


La lectura del Evangelio de hoy contesta la pregunta: ¿"Puede una persona perder su salvación"? Muchos protestantes creen en la teología de que "una vez salvado siempre salvado" y que el cielo es garantizado para siempre en el día de la conversión cuando una persona dice sí a la muerte redentora y la resurrección de Jesús.

La enseñanza católica, sin embargo, reconoce que una conversión quizás no sea total o sincera y que pecados deliberados y terribles pueden hacer que un pecador se aleje de Cristo para siempre (llamamos a tales pecados "mortales", porque estos matan el alma).

Sabiendo que esto puede suceder, muchos buenos católicos temen que algún día ellos quizás escojan alejarse de Cristo.

La salvación es más que saber quién es Jesús. Muchos saben quién es él sin conocerlo. Él es más que un QUIEN. Los demonios saben quién es él e incluso obedecen sus órdenes. La obediencia por sí sola no lograra que nadie entre al cielo.

Jesús es más que una autoridad que debemos obedecer. Conocer a Jesús es saber todo lo que él es (su propósito, su amor, y su vida). Cuándo nosotros escogemos honestamente confiar en "y que" con Jesús, nosotros queremos naturalmente ser como él es. Queremos seguirlo, haciendo lo que él hace, completamente hasta el cielo.

La gente puede creer en Jesús y sin embargo permanecer en la oscuridad del pecado y la muerte eterna. Para vivir en la luz de Cristo y mantenernos allí, nosotros no sólo debemos creer que él es Dios. Nosotros no sólo debemos creer que él es Salvador. ¡Debemos creer también en todo - ah sí, todo! - lo que él enseñó por medio de su palabra y acciones.

Nosotros damos a luz a Jesús en el mundo (guiando a los demás hacia el cielo) y aseguramos nuestro propio lugar en el cielo escuchando sus palabras y poniéndolas en acción. La salvación es más que nuestras palabras de que si creemos. Son nuestras acciones, las que hacemos porque creemos. Actuamos de la manera que Jesús actuó y hacemos lo que Jesús hizo, y así es como Jesús nace una y otra vez de nosotros - por medio de nuestro comportamiento.

La lectura de hoy termina el Sermón del Monte, que empezó con el quinto capítulo de Mateo. Lee este sermón para averiguar cómo estás compartiendo a Cristo con la gente a tu alrededor. Damos a luz a Jesús en el mundo, por ejemplo, cuando amamos a nuestros enemigos, o cuando perdonamos, o (como él dijo en este sermón) cuando hacemos más de lo que se pide de nosotros, haciendo más de lo necesario.

La obediencia es solamente lo mínimo. Para llevar a Cristo al mundo, tenemos que adoptar la manera en que el cargo su cruz, queriendo tanto a los demás que hacemos sacrificios con gusto. Y aunque la cruz se mire como el antítesis de Navidad, es la razón por la cual existe la Navidad. ¿No es esta la razón por la que la Navidad es el día festivo más grande para dar regalos?

El amor es lo que nos motiva a hacer más que lo mínimo. Si amamos, nosotros no podemos evitar el querer hacer más por los demás, porque el amor incondicional es la naturaleza de Jesús. Cuando amamos a los demás, él los está amando por medio de nosotros, y así es que somos unidos a él y seguramente iremos al cielo con Él.

Reflexión de la Buena Nueva


Jueves de la Primera Semana de Adviento

1 de diciembre, 20111

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada con permiso bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org,registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2010. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor

© 2011 por Terry A. Módica

amar al enemigo

Reflexiones para el Alma Efesios 6, 11 - 13

san miguel arcangel

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12.Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Virgen de la Paz