¡Jesús te da vida!

juntos




En nuestro camino Cuaresmal hacia una santidad más grande, con Jesús como nuestro compañero en el sendero de la abnegación, pasamos por los que toman un camino diferente. Ambos caminos llevan a la muerte. Uno nos lleva por la muerte hacia nueva vida. El otro es el sendero mortal del mundo, y nuestros compañeros aquí son las adicciones, la avaricia, la ira, y la desobediencia. Like us on Facebook Follow us on Twitter

Como dijo Moisés en la primera lectura de hoy, amando a Dios, haciendo caso de su voz, y agarrándose pronto de él, nosotros escogemos el sendero de la vida. El Salmo Responsorial de hoy nos da a conocer que cuando nos deleitamos en la ley del Señor, somos como un árbol plantado cerca de una corriente de agua llena de vida, dando fruta buena, nunca marchitándose; y cualquier cosa que hagamos, por medio de, y con el Señor prosperara.

Jesús dice en el pasaje del Evangelio que en el viaje vivificador de seguirle, llevamos la cruz de la abnegación, es decir, negamos los deseos que son contrarios a los de Dios. El ayuno durante la Cuaresma es para ayudar con esto.Diciendo que no a comer alimentos que deseamos, crecemos más fuertes en la autodisciplina que nos permite decir no a tentaciones más difíciles.

Ceder ante pecados o vicios tercos y postergando nuevos y buenos hábitos es de la manera que mantenemos un pie en el camino equivocado. Aunque nosotros no creamos que sea destructivo, nos destruye. Tarde o temprano, perdemos el equilibrio y caemos. En la primera lectura Dios dice, "he puesto ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia". ¡Escoge la vida"!

Jesús anhela rescatarnos de nuestras maldiciones autodestructivas. Mientras él nos espera para buscar humildemente su ayuda, él llora por nosotros, porque él puede ver el daño que causamos con nuestra falta de abnegación.

Piensa en alguien que se ha estado autodestruyendo. Quizás sea un miembro de familia que se hunde espiritualmente al no ir más a la iglesia, o un amigo que necesita terapia pero no busca la ayuda. ¿Por qué nos hace sentir mal esto? ¿Duele pensar en el daño que se está haciendo? ¡Por supuesto que sí! ¡A ti te importa! ¡Ahora multiplica esos sentimientos diez veces, mil veces, millones de veces! Así es como Dios siente la herida, porque a Dios le importa mucho más que a ti. Y así es cuanto le importas tú.

El dolor que sufrimos cuando vemos que nuestros seres queridos continúan yéndose por el camino equivocado es aumentado cuando no podemos redirigirlos por el camino correcto. Dios, también, siempre está tratando de ayudarnos a evitar el pecado. El continúa tratando de agarrarnos de la mano y dirigiéndonos más por el sendero de la vida. Pero la elección es nuestra. "Escoge la vida," él te implora. Like us on Facebook Follow us on Twitter

La santidad es una decisión de obedecer a Dios no importando qué. Esto es más fácil de hacer cuando recordamos que Jesús está ansioso de darnos su ayuda sobrenatural. Nosotros no podemos triunfar por nuestros propios esfuerzos; es una asociación. Cuándo seguimos a Jesús, estamos caminando con él.

Reflexión de Las Buenas Nuevas

Jueves después del Miércoles de Ceniza

23 de febrero, 2012

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada con permiso bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org,registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2010. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya aDerechos de autor

© 2011 por Terry A. Módica

Prospera



Reflexiones para el Alma Efesios 6, 11 - 13

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12.Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.


Lecturas del Día:

Deuteronomio 30:15-20

Salmo 1:1-4, 6

Lucas 9:22-25

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