En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos muestra que tan íntimamente nos ama nuestro Padre. En la primera lectura, nosotros vemos a nuestro Padre recordarnos que cualquier cosa que él ha prometido hacer por nosotros (prometido en su Palabra), él lo hará verdaderamente por nosotros. ¿Por qué dudamos de esto?
La duda viene de la información incompleta:Recibimos nuestras primeras imágenes de cómo es Dios por nuestro padres humanos y otras figuras de autoridad (incluyendo a las madres). Siendo que hasta el mejor de los padres imito a Dios imperfectamente y nos amó insuficientemente, nuestro conocimiento del amor de Dios el Padre es insuficiente.
Cuándo nosotros hacemos la oración del "Padre Nuestro"- si realmente ponemos atención a las palabras, orando desde nuestros corazones en vez de recitando de un tirón las palabras como paganos balbuceando - entonces nos abrimos a su amor completo. Cada parte de esta oración, que Jesús aprendió de sus propias experiencias con el Padre, es una prescripción para una relación íntima con nuestro Papá celestial.
Como un ejercicio espiritual para esta Cuaresma, reza "El Padre Nuestro" lentamente, línea por la línea, reflejando en cómo cada parte te conecta al amor del Padre que te ama perfectamente, completamente e incondicionalmente.
Al final de esta lectura del Evangelio, Jesús nos ofrece la llave que abre el poder del amor de nuestro Padre. No es por accidente que él da instrucción adicional para sólo una parte de esta oración: "Si tú perdonas las ofensas de los demás, tu Padre celestial te perdonará las tuyas". El NO perdonar cierra nuestros corazones al amor. Cuándo la puerta esta cerrada, no estamos abiertos a recibir amor, ni siquiera el amor perfecto de nuestro Padre.
Es por esto que Jesús nos dijo que rezáramos a nuestro Padre en vez de a MI Padre o a EL Padre. Estamos todos juntos en esto. Nuestro Padre es el Padre de Jesús. Es una oración de comunidad. Cuándo nosotros lo rezamos a solas, Jesús es nuestro compañero de oración.
Cuando lo rezamos en la iglesia, estamos unidos a todos los hijos de Dios. ¿Cómo podemos amar a Dios al negarnos a amar a alguien que el ama profundamente? Entre más dispuestos estamos a amar a los demás - incluyendo a los que son muy difíciles de amar -más abrimos nuestros corazones al amor de nuestro Padre.
Y entre más nos abrimos al amor de nuestro Padre, más amor tenemos para compartir con los demás.
Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la Primera Semana de Cuaresma
28 de febrero, 2012
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org , registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya aDerechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica