Reflexiones para el Alma
Dejate abrazar por la presencia de Dios en ti...
¿Por
qué le dijo Jesús a María Magdalena que se soltara de él en el pasaje
del Evangelio de hoy? ¿Tenia algo él en contra de los abrazos? ¿No
deseas que pudieras sentir que él te está abrazando en este momento?
¿Cómo podría el abrazo de María intervenir con la ascensión de Jesús al
Padre?
En
Jerusalén, la Capilla de María Magdalena en la Iglesia del Santo
Sepulcro tiene una escultura de bronce que representa esta escritura. Muestra
a María llena de alegría con el descubrimiento de que su querido amigo
había resucitado de entre los muertos. Una mano de Jesús le está
pidiendo que lo deje. La otra mano está levantada hacia el cielo, y su
mirada sigue a esta mano hacia arriba. Es como si él le estuviera
diciendo, "Mira hacia el cielo; lo que es terrenal no importa tanto".La
cabeza de María está inclinada hacia arriba. Su mirada quiere ir donde
Jesús mira, pero sus ojos se detienen entre el cielo y la tierra. Una de
sus manos quiere tocar a Jesús, la otra cubre su corazón como si
dándose cuenta de que allí es donde él vivirá después de que ascienda al
Padre.
¿Has deseado alguna vez el poder ver y poder tocar a Jesús en persona?
Jesús quiere que sepas que es preferible enfocarnos en las bendiciones
del cielo que desear una experiencia que sólo es breve y temporal. Jesús
si nos abraza -- por medio de cada abrazo que obtenemos de las personas
-- pero el toque físico nunca es suficiente. Por eso él le dijo a María que no lo "tocara" ni se "sostuviera" de él, en vez de decirle, "no me abraces".
Para poder abrazar completamente lo eterno, tenemos que soltarnos de todo a lo que nos apegamos aquí en la tierra.
Los santos se han levitado en oración porque sus espíritus estaban más
emergidos en Dios que en sus cuerpos físicos. No conectados a este
mundo, su relación con Dios fue mas fuerte que la gravedad terrenal (mas
fuerte que todo lo que es grave, todo lo que te jala hacia abajo)
Jesús nos da el Espíritu Santo para levantar nuestros espíritus al Padre.
¿De que te estás agarrando que entorpece esto? A veces, nos aferramos a
la idea de que Dios Padre es imperfecto como nuestros padres humanos.
A veces estamos más interesados en nuestras ideas, nuestras metas,
nuestros deseos (que sólo nos satisfarán una temporada) que en lo que el
Padre quiere para nosotros (que nos satisfará para toda la eternidad).
¿Fallamos
en hacer sacrificios por los demás porque nos apegamos a nuestra propia
comodidad terrenal? ¿Nos negamos a ir más allá de lo que estamos
acostumbrados, porque queremos sostenernos de lo qué es conocido? ¿Nos
estamos sosteniendo de viejos hábitos o adicciones?
Una
vida de resurrección significa permitir a Jesús que nos levante del
agonizante mundo temporal de satisfacciones terrenales a las alegrías
del cielo. Nosotros no necesitamos tocar a Jesús para sentirnos tocados
por él. Él nos invita a permitir que nuestros espíritus se eleven al
cielo mientras vivimos todavía en la tierra. Volamos a él siempre que
recordamos que lo que es terrenal no importa tanto como lo que nos
espera en cielo.
Reflexión de la Buena Nueva
Martes de la Octava de Pascua
02 de abril 2013
Esta
reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es
utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el
Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener
permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
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