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Todos podemos identificarnos con los discípulos en nuestro Evangelio de hoy. El dolor llena nuestros corazones cuando los seres queridos nos dejan; ya sea por muerte o abandono o simplemente al mudarse a una nueva ciudad. Pero, como lo hizo con los discípulos, lo mismo sucede con nosotros: Con cada final hay un nuevo comienzo. Con cada salida hay un nuevo regalo, porque Dios es generoso y amoroso.
A veces tratamos desesperadamente de aferrarnos a lo que se pierde,
pero luego nos perdemos las nuevas y maravillosas bendiciones que Dios
quiere darnos. Los discípulos sintieron una clase de desesperación
cuando Jesús les dijo que no tardaría en dejarlos al unirse al Padre. Ellos sólo pensaron en su propia pérdida. Por eso Jesús dijo: Ninguno de vosotros me pregunta: "¿A dónde voy?" Sin embargo, Jesús no estaba triste por su pensamiento egocéntrico. Se sentía preocupado por ellos, y lo que dijo: " Es mucho mejor que yo me vaya " Y de nuevo recordó el Abogado,-quien daría a ellos después de ir al Padre.
Dios nos ama tanto, que Él nunca nos abandona. Él viene a nosotros "en
la carne" a través del amor que otros dan a nosotros; aunque luego no
nos abandona cuando se nos quita. Mire a su alrededor. ¿Qué te está dando como una nueva bendición, mientras que estás diciendo adiós (despidiendo) a lo que estás perdiendo?
¿Qué nueva gente se le ofrece a ayudarle a usted? Un nuevo consejo es
lo que quieres para comenzar con el aprendizaje de los sufrimientos Decimos adiós a nuestros hijos cuando crecen y se van. A
pesar de que se pierda su dependencia infantil sobre nosotros, al
terminar nuestras Responsabilidades como padres, llegan nuevas
oportunidades y nuevas libertades para servir al Reino de Dios Decimos adiós a nuestra familia y amigos cuando dejan este mundo y pasan a la intimidad eterna con Dios. Los
extrañamos muchísimo, pero han ido a morar al Padre, intercediendo por
nosotros más poderosamente que nunca. Están disponibles en cualquier
momento. Son completamente libres para servir a Dios a través de
nosotros, libre de fallas y limitaciones humanas terrenales. No es un callejón sin salida. Dios siempre provee un nuevo camino, un nuevo amigo, un nuevo ministerio, una nueva aventura.
Para descubrir lo nuevo, tenemos que quitar los ojos de lo viejo. Esto no quiere decir que nos olvidemos. A pesar de que valoramos el pasado, debemos de afrontar el futuro y mantener la mano de Dios apretada.
Para sostener su mano, tenemos que dejar al lado todo lo demás a lo que hemos estado aferrados.
Esta
reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es
utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el
Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html
© 2013 por Terry A. Modica
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Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en
la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que
Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo
adorado, que Dios te bendiga. Juntos, como familia, celebrar los dones
que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa,
bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos
da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos. "Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré
de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la
bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
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Lecturas del Día:
Hechos 16:22-34
Salmo 138:1-3, 7c-8
Juan 16:5-11
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