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“Nada hay oculto que no llegue a ser descubierto” (Mt 10, 26)
Querido Amigo:
Sea lo que sea que estás esperando, ten presente ésto: ¡El tiempo de Dios es perfecto! Este es, probablemente, uno de mis descubrimientos favoritos de los últimos años. Es extraordinario cómo Dios calcula las cosas cuando le damos permiso para que se encargue de nuestros planes. No obstante, no notamos esa perfección salvo que confiemos, que aquello que parece coincidencia o casualidad o fuera de los planes es realmente, la intervención de Dios.
A principio de semana, mi hermano Kurt y su esposa Sue, llegaron a nuestra casa en Florida, desde Nueva York, en moto. Durante los últimos años, nuestros caminos raramente se cruzaban. Ahora que mis padres viven con Ralph y conmigo, tenían doble razón para hacer el viaje. Dios nos dio una gran bendición con la oportunidad de renovar y construir las relaciones.
Hace un año, Dios usó su poder de “sincronización perfecta” reconectando a Kurt y a mí en una circunstancia “casual”. Estaba dando un retiro en Lake George en Nueva York en el mismo momento en que mi hermano estaba allí para su rally Americano anual de motos.
Este año, la visita de Kurt y Sue a Florida coincidió con una agenda de trabajo liviana de Ralph, dándole tiempo para ser parte de una construcción de la relación familiar. Pero justo cuando parecía que todo estaba bárbaro, el aire acondicionado de nuestra casa, que es muy nuevo, se rompió. En julio. En Florida.
¿Cómo podría ser esa la sincronización de Dios? Tuvimos que soportar una noche y la mayor parte del día siguiente incómodos por el calor, antes que un técnico arreglara la bobina de frío. La buena noticia es: todos lo tomaron con calma, y nos encontramos en el balcón, entre la brisa fresca de los árboles y en muy buena conversación. Lo que realmente me hizo alabar a Dios, no obstante, es que el aire acondicionado no se rompió la semana que viene, cuando Ralph y yo estaremos dando el retiro anual en Lake George y mis padres estarán solos en casa.
Estarás preguntándote: ¿Pero por qué tuvo que romperse? ¿Cómo podría estar Dios en eso? Bueno, puede ser que los problemas sean solamente, nada más que pruebas de que todavía no vivimos en el paraíso. O, tal vez, fue un feo ángel caído, que quería tomar represalias por el retiro que estamos a punto de conducir, y Dios impidió que el acosador se abriera paso durante el retiro.
¿Recuerdas cuando yo estaba a punto de ir a Roma en peregrinación en abril pasado, y el servidor de la web de Good News Ministries se rompió? Las dos veces, me sentí tentada de pensar que si yo me quedara en casa e hiciera menos para el Reino de Dios, estos extraños problemas cesarían.
¡Ha! Mi respuesta a esa tentación es regocijarme de que estos problemas son la clave de que lo que estoy a punto de hacer será valioso para el Reino de Dios.
Reflexión de la Buena Nueva
Sábado de la 14va Semana del Tiempo Ordinario
Julio 13, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
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LAS BENDICIONES
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
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Lecturas del día:
Sábado, julio 13, 2013
Gn 49, 29-32.50, 15-26
Sal 105, 1-4.6-7
Mt 10, 24-33
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