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Cuando vemos personas que se beneficiarían de conocer a Jesús, pero no lo conocen. Que necesitan de su amor sanador, pero no confían en Él. Que están sufriendo pruebas, pero están ciegos a la ayuda que Jesús les ofrece; para ser un ministro efectivo del Evangelio para ellos y para poderles ayudar, debemos aprender de la lectura del Evangelio de hoy.
Observa:
1. Jesús no aborda al hombre ciego y le dice que podría ser sanado. El hombre ciego tuvo que ir a Jesús. Tenemos que esperar que los otros vengan a nosotros o muestren que están listos a recibirnos, y no forzar nuestra ayuda. Para llamar su atención e invitarlos, debemos hacer visible de que Jesús es la razón de nuestra fe y les enseñamos cómo ES Jesús, imitándolo. Sin embargo, ellos tienen que dar sus propios pasos hacia Jesús. Mientras tanto, podemos prestar atención en cómo podríamos imitar a Jesús mejor y con más frecuencia.
2. Para que las personas sean atraídas a Jesús como el hombre ciego que escuchó la algarabía y lo buscó, nosotros debemos dar ejemplo, es todo lo que debemos hacer, si estamos tan llenos de Jesús para que las personas se sienten atraídas a nosotros (viniendo a nosotros con ayuda de la oración o por ánimo, por consejo o por amistad), Ellos, los "ciegos" lo notarán y comenzarán a preguntarse si nosotros también los podremos ayudar.
3.En el momento en que el hombre ciego inició su pedido de ayuda, Jesús paró lo que estaba haciendo y le dio al hombre toda su atención. Nosotros tenemos que estar dispuestos a dar todo nuestro tiempo y atención a otros en el preciso momento en que ellos estén listos para experimentar a Jesús. No debemos perder las oportunidades que ellos nos dan, aunque esto no esté en nuestra agenda (el ministerio es rara vez conveniente, pero siempre es el tiempo perfecto de Dios)
4. Sólo cuando el hombre ciego "llegó cerca" de Jesús, escuchó la invitación a recibir sanación. El escuchó: "¿qué quieres que haga por ti?" Cuando tú haces esta pregunta a aquellos que son atraídos a ti, es Jesús quien está preguntándolo a través tuyo.
Sus respuestas dirán que están dispuestos a recibir de Jesús.
5. Cuando el hombre le pidió a Jesús la vista, recibió ambas, sanación física y espiritual. Jesús le reafirmó resaltando que era la fe del hombre lo que lo había sanado. Cuando pastoreamos a otros, les ayudamos más eficientemente cuando reconocemos y afirmamos lo bueno que Dios está haciendo en ellos.
Es imposible forzar a alguien a cambiar.
Nosotros no hacemos que el milagro suceda; sólo podemos participar en el ministerio que Dios ya está haciendo en sus vidas. Para tener éxito, debemos primero observar dónde están los otros en su camino de fe.Luego los invitamos a buscar lo que Dios quiere darles. Si ellos dan el siguiente paso hacia una verdadera fe, ésta fe los salvará.
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Lunes de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 18, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013.
© 2013 por Terry A. Módica
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Lecturas de hoy:
1 Macabeos 1:10-15, 41-43, 54-57,62-63
Salmo 119: (88)53, 61, 134,150, 155,158
Lucas 18, 35-43
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