¿Puedes sentir el toque de Dios?



¿Estás consciente del toque de Dios? En la historia del Evangelio de hoy, los Fariseos perdieron una oportunidad de experimentar a Dios, porque se enfocaron en su propia agenda. Mientras tanto, el hombre con la mano paralizada estaba abierto a lo que Dios quisiera.

Generalmente, el toque de Dios viene de maneras imprevistas, en momentos imprevistos. Lo perdemos, no obstante, si estamos distraídos con nuestras propias ideas de cómo Él debería contestar nuestras oraciones. Si tenemos una visión estrecha, buscando solamente lo que nosotros pensamos que debería suceder, vemos únicamente paredes oscuras en lugar de la luz que hay, en definitiva, al final del túnel.

Cuando mi hijo era pequeñín, no quería perderse nada. Por lo tanto, ¿por qué no se dio cuenta del cereal del desayudo que tenía pegado en su rostro? Cuando bebió, no se quedó con un bigote de leche, se quedó con una cara de payaso. ¿Por qué no se limpió con su manga como todos los otros niños?

A todos nosotros se nos pasan cosas como estas de vez en cuando. Sospecho que el problema de mi hijo se debió a la manera en que su mente trabajó. La comida sobre su rostro era menos importante para él, que los eventos a su alrededor. No pudo sentir su boca llena de leche porque estaba preocupado con sus sentimientos frente a la vida.

Todos deberíamos ser conscientes de los sucesos y personas a nuestro alrededor, pero al mismo tiempo, necesitamos enfocarnos en Jesús y ver a todo y a todos los demás a través de Sus ojos. Necesitamos estar siempre dialogando con el Espíritu Santo, escuchando la interpretación santa de todo. Debemos estar atentos para no ser distraídos por nuestras propias voces interiores, nuestras propias expectativas y nuestros propios deseos, salvo que hayan sido purificados e inspirados y confirmados por Dios.

Dios nos toca todos los días de grandes y pequeñas maneras. Él nos da abrazos y palmaditas de aprobación en la espalda. Nos conforta cuando nos sentimos deprimidos. Él nos levanta cuando caemos. Sostiene nuestras manos cuando tropezamos en la calle admirando las nubes y árboles y flores. Y cuando nos lastimamos, Él seca nuestras lágrimas y besa nuestras heridas.

¿Pero lo notamos? Tal vez no creemos que Dios se preocupe tanto por nosotros. Tal vez tengamos que recordarnos a nosotros mismos que Dios probó cuánto se preocupa cuando Jesús se sacrificó a sí mismo en la cruz. Pero ése era sólo un punto de partida. Lo prueba otra vez y otra vez, en cada momento, todo el tiempo.

Mi pequeño hijo diría siempre, "¡Los milagros suceden todos los días!" Extiende tu mano y fíjate qué está haciendo Jesús por ti. No te pierdas cualquier oportunidad inesperada para experimentar a Dios. Estate abierto a lo que Dios tenga en mente. Ora: "¡Señor Jesús, ayúdame a recibir todo que quieras darme hoy! ¡Amén! 


Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario
Enero 22, 2014


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://www.gnm.org/ReflexionesDiarias/index2.html?Wed.htm

© 2014 por Terry A. Modica


Las Bendiciones


"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" 
(1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
 
Lecturas del Día:
1 Samuel 17, 32-33.37.40-51
Salmo 144, 1-2, 9-10
Marcos 3, 1-6

Sorpresa Espiritual