Cuando yo escuché por primera vez "Pedid y se os dará" no lo dudé. En ése entonces, yo veía a Dios através de mi mamá.
Ella era muy buena persona, creyente en Dios. Por lo menos cuando yo la conocí, porque estuvo alejada de El . Y estuvo alejada de El, porque ella veía a Dios através de las personas que se ostentaban creyentes. Y al ver que no eran lo que ella esperaba, se alejó.
Sufrió mucho, cometió muchos errores, hasta que regresó a la senda, a pesar de no ver que los demás cumplían. Regresó a orar, a pedir a Dios, a confiar en El.
Yo veía a mi mamá como a Dios. O veía a Dios como mi mamá. Ella me daba todo. Bastaba que yo se lo pidiera, para que ella me ayudara.
Sólo recuerdo algo que no me dió: yo deseaba ser maestra. Y mi mamá me dijo "no". ¿porqué? Porque no había dinero para ello.
Y lo acepté.
No recuerdo nada más que mi mamá no me proporcionara si yo se lo pedía. Aún cuando estuviera en contra de sus deseos, aún cuando mi deseo le doliera.
Como cuando le dije que iba a vivirme a otro lugar. No me sentía bien en la casa donde vivíamos porque era intolerante a algunas personas que vivían ahí. Me dejó ir.
Yo imagino a Dios así. Alguien que cumple lo que promete, alguien que me da lo que le pido, porque sabe que me hace falta.
San Pablo dice que "si no reciben es porque no piden. Y si piden, piden mal"
Cristo no dice que Dios nos dará cuando El pueda, ni en el momento que El quiera, sino:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre".
¿Porqué no pedimos entonces a Dios? El nos dará lo que le pidamos.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!
Yo he leido tantas veces cómo Dios ha respondido a quien le solicita.
San Juan Bosco pidió a la Virgen que lloviera en el lugar. Le dijo al pueblo que llovería tal día si ellos se confesaban e iban a misa cada domingo.
Le dijo a la Virgen que nunca se ha oído que no responda al llamado de sus hijos que la necesitan. Y confió.
El pueblo hizo lo que se le pidió. Llegó el día y no llovía. Fueron a misa... y no llovía. El cielo estaba despejado, azul sin una nube.
Don Bosco estaba nervioso.
Le dijo en su corazón a la Virgen que le perdonara por haber sido tan orgulloso y pensar que merecía ser escuchado.
Seguía el sol brillando.
Don Bosco suspirando, terminó la misa, dispuesto a enfrentarse al pueblo que lo miraban fijamente.
Pero... al dar la bendición final, empezó a caer una lluvia que terminó con la sequía y siguió lloviendo como en una temporada normal. Don Bosco pidió perdón entonces por haber dudado.
Como ése, podría mencionar a muchos santos.
Dios responde como respondió a Ester cuando se lo pidió como nos dice la Primera lectura de hoy y como nos dice el Salmo de hoy.
Lo que nos falta es fé, fé en que Dios lo hará. Sin dudar, como yo no dudaba que mi mamá me daría lo que yo le pedía.
No es que mi madre cumpliera mis caprichos, sino que me daba lo que le pedía porque sabía que era bueno.
¿Cómo pedirle a Dios? Como lo hacemos con nuestros padres. Si nosotros como padres, deseamos darle a nuestros hijos cosas buenas, con mucha mayor razón Dios que nos creó.
No creo que haya nadie que le pida a sus padres algo malo. ¿O tú lo harías?
Entonces ¿porqué no le pides a Dios lo que necesitas? El te lo dará.
R/. Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor
me postraré hacia tu santuario. R/.
acreciste el valor en mi alma. R/.
Tu derecha me salva.
no abandones la obra de tus manos. R/.
