Tu Enemigo Miente




Solamente enfocándonos en la realidad del amor de Dios por nosotros, es que podemos atrevernos a escuchar lo que nuestros temores nos dicen que ignoremos.







¿Qué diferencia hay entre aquellos que entienden lo que enseña la Iglesia y aquellos que no? ¿O lo que Dios dice en las Escrituras? ¿O lo que Jesús quiso decir con las parábolas? Eso es lo que los discípulos querían averiguar en la lectura del Evangelio de hoy. La respuesta está en la profecía de Isaías 6, 9-10 que Jesús citó: los corazones de la gente son gruesos.
 En el griego original (el idioma en que escribió Mateo), la palabra "grueso" significaba engrosado o engordado. Jesús estaba hablando acerca de lo que sucede cuando nos llenamos de alimentos del mundo. Porque queremos comer lo que nos hace sentir bien, nos atiborramos con la confitería del mundo, tragando grandes porciones del relativismo moral al estilo de Haz Tus Propias Reglas o promocionando nuestras propias ideas o espiritualidad de la "Nueva Era" y cualquier otra cosa que no esté en la mesa del banquete de Dios. En esta dieta, nuestros corazones se tornan "perezosos" y perdemos la verdad, incluso cuando se nos entrega en bandeja de plata.
 ¿Por qué los niños que fueron criados con una fe sólida dejan la Iglesia cuando son adultos? ¿Qué hace que un buen cristiano se convierta en perezoso? ¿Por qué nos volvemos haraganes para descubrir nuevas cosas y cedemos a las falsedades en que creemos? Por lo general, es por miedo. Tenemos miedo que no nos guste lo que vamos a oír - ¡como si Dios (directamente o a través de la Iglesia) nos fuera a decir algo que nos hiciera daño
 Por ejemplo, una mujer cristiana que cometió un aborto muchos años atrás ha aprendido a enterrar la voz persistente de que su feto era un niño real. Temiendo que sería incapaz de vivir con la conciencia de que realmente había matado a alguien, especialmente a un niño al que podría haber amado, todos los pensamientos al respecto. En esta condición, no hay manera que pueda escuchar a Jesús invitándola a la sanación y el perdón que su alma secretamente anhela. Ella piensa que tiene paz, pero no es nada más que negación, que es una paz superficial. Si logra mantener por el resto de su vida esta falsa paz autoimpuesta, será descubierta al momento de su muerte, cuando el hijo que abortó venga con Jesús para darle la bienvenida a la otra vida.
(Nota: por favor ve nuestro ministerio llamado Familias de Niños Abortados Rezando Juntos en http://gnm.org/facpt)
Sólo centrándonos en la realidad del amor de Dios por nosotros, que es inagotable e incondicional y lleno de misericordia, que podemos arriesgarnos a escuchar lo que nuestros temores nos dicen que ignoremos. El miedo nos dice que Dios no se preocupa tanto por nosotros como lo necesitamos que lo haga. El miedo nos dice que Dios quiere hacer nuestras vidas miserables. El miedo nos dice que lo que hicimos mal es más grande que la misericordia de Dios.
 Para silenciar nuestros miedos, tenemos que recordar que el miedo nunca dice la verdad. El Temor es un mentiroso: Tu Enemigo Miente Ocultándote la Realidad. Sólo Dios dice plenamente la verdad, y cuando recordamos que con Dios nada es imposible, podemos soportar oír la verdad. Cuando recordamos que Dios quiere sacar algo bueno de todo, podemos atrevernos a encarar las verdades que más tememos.
 Si conoces personas que son lentas para aceptar una verdad que estás tratando de compartir con ellas, concéntrate primero en ayudarles a ver lo mucho que Dios los ama y que les ofrece el perdón y la sanación. Muéstrales lo maravilloso de esta verdad amándoles de la misma manera. Entonces será más fácil ayudarles a darse cuenta de que su crisis interna se puede remediar
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.

 
© 2015 por Terry A. Modica


 
  
Reflexiones de las Buenas Nuevas           
Jueves de la 16ta. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 23, 2015

 Oración para hoy

Gracias Señor, porque has abierto mis ojos y mis oídos para que pueda reconocerte  y escuchar tu voz. Te alabo por responder así, a mi sed del agua viva de tu amor. Amén.


Lecturas del día:

Éxodo 19, 1-2.9-11.16-20b
Daniel 3, 52-56
Mateo 13, 10-17

Sta. Brígida:  "La verdadera sabiduría, entonces consiste en obras, no en grandes talentos que el mundo admira; pues los sabios en la estima del mundo . . . son necedad que hacen nada de la voluntad de Dios, y no saben como controlar sus pasiones"