Venciendo nuestras miserias


Oración para hoy
Amado Señor: recuérdame siempre mi necesidad de Ti, para que haga lugar a Tu gracia y pueda discernir lo que es bueno y edifica la gran familia de Tu Iglesia. Amén.
confesion 3


Al inicio de su carta a los Romanos, San Pablo dice que el pecado ya no tiene poder sobre nosotros debido a la gracia de Dios. En la lectura de la carta a los Romanos de hoy, vemos la lucha interior que tenía - y que todos tenemos - para mantenernos en esa gracia.

Aunque fuimos creados buenos, a imagen de Dios mismo, el Pecado Original de ignorar las leyes de Dios ha afectado nuestra naturaleza. Vivimos por la Ley de Entropía. En ciencia, "entropía" es el deterioro natural de todo. En el mundo espiritual, es nuestra santidad que se descompone de forma natural.

Como cristianos bautizados, tenemos el Espíritu Santo. Somos santos, pero se necesita esfuerzo para ser lo que somos, viviendo la santidad y creciendo en santidad. Si no ponemos ese esfuerzo, volvemos a caer en el pecado. Hacemos lo que no queremos hacer. ¡Y seguimos haciéndolo una y otra vez! Además, a menudo no hacemos las cosas buenas que nuestras conciencias recomiendan. Como Pablo y muchos otros santos han dicho: "¡Qué miserable soy!"
Habiendo sido hechos a imagen de Dios, experimentamos la mayor satisfacción, la mayor alegría, la máxima paz cuando manejamos las situaciones cotidianas de la manera que Jesús lo hubiese hecho, es decir, cuando somos pacientes, amables, clementes, etc. Como prueba de ello, piensa en cómo te sientes cuando estás impaciente, enojado, o guardando rencor, es decir, cuando tu naturaleza carnal controla tu estado de ánimo. Eso no es una sensación agradable, ¿verdad?
Oh, por supuesto, HAY una buena sensación detrás de cada acción pecaminosa que hacemos, o de lo contrario no lo haríamos. Pero esa "buena" sensación es como tomar agua potable que está llena de residuos tóxicos. Oler el hedor y probar el mal sabor no nos detiene cuando nuestra carne, dice, "¡Tengo sed! ¡Debo beber!" Nos lo tomamos para satisfacer rápidamente nuestra sed.
Y luego nos enfermamos.
Utilizar el Sacramento de la Reconciliación y las oraciones penitenciales de reconciliación durante la Misa, es como ir al médico. Le decimos: "Cuando bebo este agua, no me siento tan bien." Su receta: "Deja de beber ese agua. Hay otro agua disponible." ¡Hey! Sabíamos eso, pero el agua mala era más fácil de conseguir.
¡Qué miserables somos!
¿Quién nos puede liberar de esto? "¡Toda la alabanza a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!" Ya que somos tan fácilmente gobernados por la naturaleza de nuestra carne y por la Ley de la Entropía, necesitamos la ayuda de alguien que superó con éxito ese problema. La receta del médico para disfrutar de lo que somos como criaturas hechas a imagen de Dios es la oración: "Señor Jesús, SÉ mi paciencia" o "SÉ mi bondad para con esa persona que me está volviendo loco" o "SÉ mi capacidad de perdonar cuando estoy enojado".
Entonces, Jesús nos reemplaza, hasta que nuestra piedad se convierte en nuestra segunda naturaleza.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la 29na. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 23, 2015

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.
© 2015 por Terry A. Modica

                     

          Lecturas de hoy
           Romanos 7, 18-25a
        Sal 118, 66-68.76-77.93-94
                 Lucas 12, 54-59