¿Cómo puede cambiar algo ayunar de carne el viernes?

Ayunar de comidas placenteras no tiene un valor duradero si no nos ayuda a parecernos más a Cristo frente a los demás




Greetings!

Hoy es el primer Viernes de Cuaresma, un día de auto-purificación consciente. Nos recordamos esto al ayunar carne.
La idea es negarnos algo sabroso para que podamos crecer en autocontrol en aras de superar las tendencias pecaminosas.
Sin embargo, en nuestra época moderna, cuando tenemos una gran cantidad de alimentos sabrosos, la carne no es el alimento de lujo que solía ser. La Iglesia pide que no comamos carne los viernes para un importante propósito espiritual. Haríamos bien mejorando esta antigua regla ayunando de cualquiera y todos los alimentos de lujo. ¡Este no es el día para ir a un restaurante y ordenar langosta!

El propósito de esto es dejar de atender nuestros gustos y preferencias, mejorando, de este modo, cómo nos comportamos hacia fuera, hacia los demás y sus necesidades. La primera lectura de hoy nos recuerda que el ayuno no tiene valor si somos poco amables con los demás y nos centramos sólo en nosotros mismos: por ejemplo, si no liberamos a aquellos atados por las injusticias, liberando a los oprimidos, compartiendo nuestro pan con el hambriento, albergando a los sin hogar, vistiendo al desnudo, y haciendo el bien a nuestra familia, amigos y feligreses.
El ayuno de alimentos de lujo no tiene valor duradero si no nos ayuda a ser más parecidos a Cristo con los demás.
¿Por qué renunciamos a comer carne los viernes? Si es sólo por deber, es decir, si sólo estamos siguiendo las reglas como católicos obedientes, no estamos entendiendo el punto y mejor sería que comiéramos carne. 

O somos cristianos por el deber y la obligación o somos cristianos por devoción. El cristiano obediente sigue a Dios cumpliendo la ley al pie de la letra. Ellos van a Misa para salvarse del infierno. Esta es una relación de negocios con Dios. Nuestra parte del contrato sería obedecer a Dios y su parte del contrato sería aceptarnos en el cielo. Pero eso es egocéntrico. Y no tiene en cuenta que Jesús es el único Salvador verdadero y que la salvación es un regalo, que libre y generosamente da a todos los que realmente lo quieren.
El cristiano piadoso obedece a Dios debido a un deseo amoroso de servirle, que desborda a los demás.
Practicar devociones (el Rosario, la Coronilla, Vía Crucis, etc.) no nos hace piadosos. La verdadera devoción es una historia de amor emocionante con Dios, de una manera que beneficia a otros.
La verdadera devoción es un amor tan fuerte que no podemos mirar a una persona que está sufriendo sin querer ayudarla. Es un amor tan fuerte que incluso cuando otros nos lastiman, nos duele ver que se han apartado de Dios y, si podemos, hacemos lo que sea para darles una dosis de amor de Dios.
Para tener este tipo de devoción, tenemos que saber primero - realmente saber - que Dios es devoto nuestro. En la misma medida en que somos incapaces de comprender lo maravilloso que Dios nos ama, somos incapaces de amar a Dios, y en la medida en que no somos incapaces de amar a Dios, es que no somos capaces de amar a los demás.
Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes después de Cenizas
Febrero 12, 2016

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.
© 2016 por Terry A. Modica
Lecturas de hoy
Isaías 58, 1-9
Sal 50, 3-6.18-19
Mateo 9, 14-15
                              Oración para hoy
Jesús, que con mis ojos puestos en Ti, camine hacia Tu Reino, haciendo las obras que Tú quieres que haga. Ayúdame a discernir Tu voluntad. Amén.
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