Demasiado tarde




En el evangelio leemos que Jesús dijo: “Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás se les dará por añadidura”. El error del hombre consiste en buscar con afán en primer lugar las cosas de la tierra, los intereses propios, mientras le dan a Dios las migajas de su tiempo, de su dedicación, de su amor. Los ídolos han suplantado a Dios en su corazón.

En un avisador parroquial observé varios carteles.
 En el primero había un bebé gordito y debajo se leía: "Demasiado pequeño para amar a Dios".
 El segundo presentaba a una pareja de recién casados besándose. Un letrero explicaba: "Demasiado felices para amar a Dios".
Le seguía un ejecutivo rodeado de teléfonos y dando órdenes: "Demasiado ocupado para amar a Dios".
A continuación un hombre rico, con relucientes anillos de oro y pedrería, un cigarro en la boca, al bajar de su lujoso coche: "Demasiado seguro de sí mismo para amar a Dios".
Y finalizaba la serie con un ataúd: "Demasiado tarde para amar a Dios”.

 “Si escuchas hoy la voz del Señor, no endurezcas tu corazón” 
(Sal. 95)

Para amar a Dios basta meditar en su amor por ti, con la Biblia en la mano.
 Te sugiero que leas lentamente, el salmo 23 del Buen Pastor, diciendo “Gracias, Señor”, a cada frase del mismo.

Sentirás conmoverse tu corazón por el amor delicado y tierno de Dios que te proporciona seguridad, descanso, renovación, defensa, alimento e indefectible amor.

* Enviado por el P. Natalio





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