Sufrir tentaciones es una situación normal del hombre. Surgen de nuestra naturaleza inclinada al mal, o también del enemigo de Dios o de ese mundo que vive al margen de la ley divina. La tentación es una incitación a pecar. También los santos pasaron por tentaciones. Pero lucharon y triunfaron, porque recurrieron a Dios.
Abba Poimén fue un célebre Padre del desierto. Se conocen de él más de 300 apotegmas. He aquí uno famoso:
En cierta ocasión alguien le preguntó al Abba Poimén: —¿Cómo puedo apartar de mí las tentaciones?
Él contestó: —Mientras la olla está fría, todo el mundo puede tocarla y romperla; en cambio, cuando está bien caliente sobre el fuego, nadie, ni el animal más feroz, se anima a tocarla. Así pues, mientras tú ardas en amor a Dios, nada ni nadie podrá hacerte daño.
Jesús nos aclara que para vencer las tentaciones necesitamos estar atentos y orar pidiendo fortaleza para no caer en las seducciones del mal. Está claro también que no debes buscarte las ocasiones de fallar porque “el que busca el peligro en él perecerá”.
Que Dios te proteja y bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
Pensamiento del día
"Cuando me preguntaron sobre algún arma
capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica
yo sugerí la mejor de todas: la paz"
(Albert Einsten)
El piloto de mi vida
"Cuando me preguntaron sobre algún arma
capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica
yo sugerí la mejor de todas: la paz"
(Albert Einsten)
El piloto de mi vida
Un avión sufre dura turbulencia.
Los pasajeros entran en pánico.
Solo un niño que juega con unos vídeos. Parece no perder la serenidad.
Un pasajero le pregunta :
-Oye Niño, no tienes miedo?
-Miedo? no Señor. Mi papá es el piloto.
Con está misma fe y serenidad debemos también nosotros enfrentar las muchas turbulencias que se presentan en nuestro viaje por está vida, sabiendo que Dios, es el piloto que nos conduce y que nada malo puede suceder.