La búsqueda de felicidad



La cosecha es abundante

Hay llamadas de Dios que exigen un cambio fundamental en la vida, pero otras más sutiles sólo significan una nueva orientación dentro de tus habituales ocupaciones. Lo importante es vivir siempre alerta al Espíritu de Dios que nos hace llegar inspiraciones y mociones para vivir una vida más plena y satisfactoria, más generosa y entregada.
Oh Dios y Padre de Jesucristo,
 elevando nuestras miradas vemos en el mundo entero
 grandes multitudes de personas,
 como campos inmensos de trigo ya maduro para la cosecha,
 pero faltan los obreros.

 Siendo Tú el agricultor y el dueño de la cosecha,
 te pedimos con confianza: “¡mándanos obreros!
 Despierta en tu Iglesia siempre nuevas vocaciones:
 vocaciones sacerdotales, vocaciones religiosas,
 vocaciones misioneras
 y vocaciones de laicos muy comprometidos”.
 Amén.

En tu vida, como en la de cualquier hombre, hay días decisivos en los que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo donde vislumbras más paz y felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena opción.

 Pide iluminación al Señor para no dejar pasar en vano su gracia, si es él quien golpea la puerta de tu corazón.

* Enviado por el P. Natalio


“Viejo es quien considera que su tarea está cumplida.
El que se levanta sin metas y se acuesta sin esperanzas”


Esconder la felicidad

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En el principio de los tiempos, se reunieron varios demonios para hacer una maldad. Uno de ellos dijo a los demás: "Debemos quitarles algo a los hombres, pero, ¿qué les quitamos?".

Después de mucho pensar uno dijo: "¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar". Propuso el primero: "Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo", a lo que inmediatamente repuso otro: "No, recuerda que tienen fuerza. Alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está".

Luego propuso otro: "Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar", y otro contestó: "No, recuerda que tienen curiosidad. Alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará".

Uno más dijo: "Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra". Y le dijeron: "No, recuerda que tienen inteligencia y un día, alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad".

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: "Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren".

Todos se giraron asombrados y preguntaron al mismo tiempo: "¿Dónde?".
 El demonio respondió: "La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán".

 Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo.