Cómo pertenecer a la Sagrada Familia de Dios


La escena en el pasaje del Evangelio de hoy tiene lugar cuando María y José llevaron al niño Jesús al templo para consagrar su vida a Dios. Después de su consagración, una profetisa judía, llamada Ana, es movida por el Espíritu Santo para reconocer que este niño es el Mesías largamente esperado. Ella se regocija y le da las gracias y cuenta a otros acerca de su llegada.

¿Alguien le ha contado a otros alguna vez, que reconocieron a Jesús en ti? Cuando tú y yo fuimos bautizados, también fuimos consagrados a Dios y el Mesías llegó una vez más - en nosotros. Recibimos la vida del Padre por lo tanto ahora pertenecemos a su familia. Hemos recibido el Espíritu Santo para que podamos reconocer a Jesús como Ana. Y hemos recibido a Jesús para que podamos continuar su Ministerio de redención en un mundo que todavía necesita un Mesías.

Los versículos de la primera lectura de hoy nos dicen lo que significa pertenecer al Padre. Para permanecer en la familia, la palabra de Dios ha de permanecer en nosotros.  Puesto que Jesús es la palabra hecha carne (ver Juan 1, 14), no debemos empujarlo fuera de nuestros corazones al negar la Palabra a través de decisiones y estilos de vida egocéntricos. Y debemos confiar en el Espíritu Santo, que nos capacita para abrazar la Palabra y servir como la palabra de Dios en y para el mundo de hoy.

Para no apartarnos de la familia de Dios, tenemos que conocer la voluntad de Dios y cumplirla.  Tenemos que darnos cuenta que las seducciones del mundo no van a ayudarnos a largo plazo, que son perjudiciales para nuestra alma eterna y para nuestra relación eterna con la Sagrada Familia.

El Bautismo no es un momento en el tiempo que nos garantiza la vida eterna. Para continuar con la cosecha de los beneficios de su gracia salvadora, tenemos que consagrar nuestras vidas a Dios cada vez que el mundo nos tienta con algo que nos apartaría del Padre. Pertenecer a la Sagrada Familia es una decisión diaria, a veces incluso una renovación momento a momento de esa decisión.

Esto requiere estar en un estado constante de oración, comunicándonos con Dios no importa lo ocupados que estemos.Significa permanecer despierto espiritualmente.

Significa llenar nuestras vidas con la familia de la iglesia y aprender la voluntad de Dios educándonos con las escrituras y las enseñanzas de la iglesia.

Significa identificar qué tentaciones mundanas nos hacen vulnerables al pecado y pedir al Espíritu Santo que nos fortalezca en santidad.

Significa anhelar ser purgado de nuestra pecaminosidad, porque realmente deseamos permanecer unidos a la familia de Dios para siempre.

Para renovar tu gracia bautismal, puedes usar esta oración:

"Señor Jesús, ayúdame a vivir la vida consagrada en todo momento. Espíritu Santo, hazme consciente de las veces que fracaso en hacer esto y enséñame a volver a consagrar mi vida a Ti. Padre amoroso, acepta mi deseo de estar consagrado a Ti y ayúdame a saber cuán precioso y amado soy como tu hijo. ¡Amén!"
 Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes, 6to. Día en la Octava de Navidad
Diciembre 30, 2014

 
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.

© 2014 por Terry A. Modica

Lecturas de hoy
1 Juan 2, 12-17
Salmo 95, 7-10
Lucas 2, 36-40

Santo de hoy: 
Venerable Arz. Fulton J. Sheen   ver: AQUI



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Te van a perseguir

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús le dice a sus discípulos (incluyéndote a ti y a mí), "La gente te va a perseguir, así que acostúmbrate, acéptalo y recuerda que perseverando -conmigo a tu lado-tu vida eterna en la gloria del cielo está asegurada".

Él dijo que seríamos convocados a las sinagogas, lo cual en la época de Jesús era como ser enviado a la oficina del director en la escuela. (Sí, ¡ el niño en nosotros se puede identificar con esto !)

Quizás has sido llamado a la oficina de tu empleador luego de haber rezado con colegas. O quizás tu trabajo se ha visto amenazado porque te rehúsas a colaborar con negocios que son ilegales o inmorales.

Quizás los demás se han enojado contigo y te han insultado porque hablaste en contra del aborto o del matrimonio entre personas del mismo sexo. O has tenido que soportar los esfuerzos de alguien que quiere "educarte" acerca de sus ideas erróneas de las creencias católicas. A mí me han dicho: "Deja de escribir tantas cosas engañosas acerca de un hombre muerto llamado Jesús. He estado tratando de borrar el lavado de cerebro a mi amigo que lee tus reflexiones".

Las personas nos persiguen porque no entienden. Repite lo que Jesús rezó mientas colgaba de la cruz: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen". Ya sea que les hayan enseñado a creer en los engaños o que conscientemente hayan elegido rechazar la verdad, nosotros debemos seguir amándolos. No vamos a lograr que cambien de opinión discutiendo con ellos, pero podemos revelarles a Jesús al ser persistentes en darles su amor a través de nuestras acciones.

Cuando sea el momento de apoyar nuestras acciones con palabras inspiradas por el Espíritu Santo, no debemos preocuparnos. Si somos convocados a la oficina (o a cualquier tipo de "sinagoga") debido a nuestra cristiandad, primero perdonamos y después abrimos nuestra boca, confiando en que el Espíritu Santo nos dará palabras sabias y cariñosas que nuestros adversarios no podrán contradecir. O, tal vez insistan en no estar de acuerdo con nosotros, como los Escribas y Fariseos hicieron con Jesús. A los oídos de los no-cristianos, quizás parezca que ellos nos están derrotando, pero no podrán cambiar la verdad por más que lo intenten.

La verdad es la sustancia más dura del universo. No se puede cambiar, no se puede abollar, no se puede romper. Cuando la verdad sale de nuestras bocas a la misma vez que la mala interpretación de la verdad sale de las bocas de nuestros adversarios, aquel que esté buscando conocer la verdad de manera genuina experimentará la iluminación.

Los que nos persiguen nos recuerdan que estamos haciendo el trabajo del Señor. Cuando no estamos siendo perseguidos, es porque estamos viviendo una versión tan diluida de nuestra fe que nadie a nuestro alrededor se siente desafiado por la verdad.  CUIDADO.



Reflexión de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 34a. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 26, 2014

Santo de hoy: Juan Berchmans
Nuestro valor verdadero no consiste...

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/

© 2014 por Terry A. Modica



EL SANTO DEL DIA
Reflexiones para el Alma
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La Unidad del Sacerdocio

La primera lectura del día de hoy (del Apocalipsis) nos da un himno del cielo:
"De ellos hiciste un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra." Esto no se refiere sólo al clero.
Todos somos bautizados en el ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo.

El Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo #1591, explica: "La Iglesia entera es un pueblo sacerdotal. A través del bautismo todos los fieles comparten el sacerdocio de Cristo". Esta participación se llama "sacerdocio común de los fieles."

Jesús es el Sumo Sacerdote. Con él, debemos todos ofrecer sacrificios por el reino. Y todos tenemos un ministerio de oración e intercesión por otros, incluso con lágrimas en algunas ocasiones, como vemos a Jesús en el Evangelio. Con Jesús, lloramos por los que están enfrentando dificultades, pero aun no vuelven sus vidas hacia Dios: "Si tan sólo supieras lo que contribuye a la paz..." Este sacerdocio de lágrimas es el compartir la pasión de Cristo.

El párrafo #1547 del Catecismo dice que los sacerdotes ministeriales (ordenados) y el sacerdocio común (de los laicos) trabajan juntos, "cada uno a su manera, en el único sacerdocio de Cristo." Los sacerdotes y los laicos están juntos en el mismo yugo, y el yugo de Jesús es suave y ligero porque la carga del trabajo se reduce cuando se comparte. Cuando cada uno de nosotros - clero y laicado juntos - compartimos nuestros regalos y talentos en colaboración, se logra mucho más y con mayor energía que cuando servimos a Dios por separado. 

El Concilio Vaticano II restauró en la iglesia esta visión original de Cristo y los Apóstoles y de las parroquias nuevas que fundaron. Trágicamente, muchas de nuestras parroquias carecen hoy de la puesta en práctica de esta visión.

Cuando los sacerdotes ordenados florecen en su ministerio, capacitando a sus feligreses a utilizar sus talentos y habilidades en la iglesia libremente, el sacerdocio común del laico prospera, y la parroquia resucita, las donaciones aumentan, y se logra mucho bien. 

Asimismo, cuando el laico ayuda al clero liberándolo de los trabajos de la iglesia para que puedan crecer en sus deberes sacramentales, el sacerdocio ministerial también prospera. La mayoría de las vocaciones al sacerdocio surgen por el ejemplo de los sacerdotes florecientes, y las nuevas vocaciones pastorales suelen ser los laicos que fueron capacitados por sus sacerdotes para reavivar el espíritu de servicio.

Si trabajamos juntos en el sacerdocio de Cristo, no hay escasez de vocaciones. Puede ser que no tengamos suficientes sacerdotes ordenados para llenar cada parroquia, pero nuestro Señor es un Dios de plenitud. Él provee, no a través de individuos, sino a través de la comunidad. Él provee, no a través del clero solamente, sino a través de la comunidad. Cada necesidad se puede resolver si el clero, los religiosos y los laicos sirven en asociación, unidos por el sacerdocio de Cristo.

Donde hay escasez para hacer el trabajo del Señor, es porque el laico no ha aceptado todavía completamente su propio llamado al ministerio y/o sus sacerdotes no los han autorizado todavía completamente (o los han autorizado pero después les han bloqueado su potencial intentando controlarlos). Los sacerdotes ordenados son libres de realizar la misión que les fue dada por sus Santas Órdenes cuando el laico es libre para utilizar, en colaboración con ellos, los regalos que Dios les ha dado.

Las vocaciones del laico no son únicamente, como hemos oído durante muchos años, de una manera limitada, "la vocación al matrimonio" y "la vocación de vivir una vida casta como soltero." Las vocaciones del laico son el uso legítimo y autorizado de los que son sus regalos y talentos, por el bien de la iglesia.

¿Tú has estado rogando por un aumento de vocaciones santas? Dios está contestando la oración - y tú eres parte de la solución. No podemos solamente rogar por eso; Dios nos está golpeando a cada uno de nosotros en nuestros hombros y diciendo, "Bien, te estoy llamando a ti también. ¡Ocúpate! Trabaja con el resto de mi pueblo sacerdotal.

 


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.

  © 2014 por Terry A. Modica

Reflexiones de las Buenas Nuevas                   
Jueves de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 20, 2014

                     Lecturas del día:
Apocalipsis 5,1-10
Salmo 149,1b-6a. 9b (con Ap 5:10)
Lucas 19,41 - 44

El santo de hoy: 
            
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¿Qué tan entusiasta eres?




La palabra "entusiasmo" viene del griego y significa "en Dios" (de entheos). ¡Si estamos realmente en el Señor, estamos entusiasmados con él!  De hecho, nos convertimos en entusiastas acerca de todo lo que hacemos que es bueno y valioso. No hay ninguna mediocridad en nosotros. Nos convertimos en entusiastas acerca de nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestra participación en la parroquia - cualquier cosa que hagamos con Dios y en Dios y a través de Dios.

Ese es el punto de los mensajes de ambos grupos en la primera lectura. Sin entusiasmo, "tienes la reputación de estar vivo, cuando en realidad estás muerto". Sin entusiasmo, "tu fe no es fe; una tibia relación con Dios es deslucida, desagradable, repugnante, vomitiva".

¿Por qué es mejor ser frío hacia Dios que tibio? Porque la gente es fría con algo, cuando ese algo le molesta, y si le molesta es porque le importa. Jesús puede trabajar con gente insensible y volverlos humildes y encenderles fuego por su amor, pero a la gente tibia no le importa. Aquellos que odian a Dios es porque les importa - por eso se enojan- pero no se puede llegar a los que prefieren ser desinteresados. Son los muertos vivientes.

No hay ningún estímulo para el crecimiento espiritual cuando nuestra relación con Dios es tibia. Donde se carece de crecimiento, la vida se marchita. Cuando una persona así llega a la hora de la muerte física, no hay nada en su espíritu que anhele pasar la eternidad en el amor de Dios.

Ponte contento por aquellos que están luchando contra la verdad, que están luchando contra Dios y sus caminos, que están luchando contra ti y tu fe. ¡Al menos todavía tienen la energía para luchar! En cada batalla hay esperanza para una victoria en Cristo.  Pero cuando ya no les importa, debemos rezar para que una crisis los despierte y agite su necesidad de Dios.

Traigamos esto a casa. ¿Qué hay en nuestras vidas que es tibio? ¿Quiénes han dejado de importarme? ¿Cómo nos hemos vuelto perezosos? ¿Cómo se ha vuelto letárgica nuestra vida espiritual?

La energía espiritual es el sello de un cristiano vivo. A veces, perdemos energía porque estamos cansados, pero en vez de ser tibios, necesitamos recuperar nuestro entusiasmo. A veces, la falta de energía significa que hemos estado trabajando más duro de lo que Dios quiere, hasta el punto del agotamiento. A veces significa que ya no estamos haciendo aquello en lo que Dios quiere que pongamos nuestras energías. Tenemos que ser como Zaqueo, que en la lectura del Evangelio de hoy se empeñó tanto en ver a Jesús que encontró una manera por encima de los obstáculos. Necesitamos reorientar nuestra energía hacia obras más fructíferas.

Ten en cuenta que una vez que Zaqueo se subió al árbol, Jesús dio el paso siguiente. Jesús se había concentrado en él y le dio atención personal y confianza. ¿Cómo respondió Zaqueo? Descendió del árbol y rápidamente dio la bienvenida a Jesús con placer. Tenía mucho entusiasmo - tanta presencia de Dios dentro de él - ¡que quería cuadruplicar la penitencia por sus pecados!

¿Podemos orar más fervientemente? ¿Cantar en Misa más fuerte? ¿Servir con más paciencia? ¿Sumergirnos en las escrituras con más hambre? ¿Donar nuestros tesoros más generosamente? Cuanto mayor sea nuestro nivel de entusiasmo, más viviremos "en Dios"

Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 18, 2014

Santa Rosa Filipina Duchesne

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/. 

Santo del dia :


Lecturas de hoy
Apocalipsis 3,1-6. 14-22
Salmo 15, 2-5 (con Ap. 3, 21)
Lucas 19, 1-10


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Atreverse a ser entusiastas nuevamente




Ser Cristiano a veces significa ser mal interpretado, puesto en duda y perseguido

A veces, me atrevo a escribir lo que algunos lectores no quieren reflexionar, y me regañan. Y hay veces que me atrevo a señalar comportamientos contrarios a la evangelización (que afligen a Jesús enormemente) que algunos sacerdotes y otros líderes en nuestra iglesia no se dan cuenta que están haciendo. Pero como no quieren afrontar una verdad incómoda sobre sí mismos, me descalifican como un ser inferior. Una vez vi a un sacerdote publicar en su blog algo que sonaba muy condenador y crítico. Incapaz de mantenerme en silencio, publiqué un comentario que sacó a la luz un tema mayor. ¿Y qué pasó? Él me juzgó como "no una verdadera católica".
Sin embargo, mi ministerio no se limita sólo a los mensajes que ganan elogios de todo el mundo.
Ciertamente sería preferible escribir sólo lo que es "seguro", haciendo cosquillas a los oídos espirituales de cada persona, y así poder recibir un montón de elogios. De hecho he caído en esa tentación, pero la primera lectura de hoy me ha retado de nuevo a través de los años, recordándome que ser un cristiano a veces significa ser incomprendido, desacreditado y perseguido.
Y Él te está diciendo lo mismo.
Escucha a Jesús, "quien tiene las siete estrellas" (es decir, todos los Santos Ángeles) y "camina entre los siete candeleros de oro" (es decir, toda la iglesia, todos nosotros). Él te está afirmando en estos versículos: "Yo conozco tus obras... tu paciencia y resistencia y que no toleras la iniquidad... que estás soportando penurias por mí..."
Ahora escucha lo que le decepciona: "Has perdido el amor que tenías al principio." ¡Ay! 


¿Recuerdas cómo solías sentirte plenamente emocionado acerca de la fe? Eras como el hombre ciego que fue curado en el Evangelio de hoy, con entusiasmo, dando gloria a Dios. Pero después de algunas cejas levantadas en desaprobación en los rostros a tu alrededor ¿empezaste a refrenar su celo? Yo lo hice. ¡Ay otra vez!

No hay nada que escribir que no haya enfrentado personalmente. Esta es la razón de mi celo. La buena noticia es: cuando hemos luchado con la verdad y luego permitimos a Dios que sea el ganador, la transformación que ocurre en nosotros nos da celo por compartir nuestros descubrimientos, incluso cuando otros no están de acuerdo con nosotros.

Cuando perdemos esa confianza, tenemos que correr de vuelta a Dios y dejar que nos consuele. Tenemos que darle la oportunidad de fortalecernos nuevamente para que podamos salir al mundo con energía renovada. Nuestro celo para correr a Dios buscando consuelo se convierte en celo por compartir la verdad a pesar de la persecución y el rechazo.

El Cristianismo bien vivido es una aventura, porque es un camino muy osado el que recorremos. Para lograrlo, primero debemos prestar atención a la luchas que hemos estado peleando y admitir que se le debe permitir ganar a Dios.

Aquí hay un ejemplo de cómo sucede eso: ¿Con qué enseñanzas de la iglesia no estás de acuerdo? Te atreves a asumir que hay algo acerca de ella que no entiendes, entonces atrévete  a pedir al Espíritu Santo que te explique la verdad. ¡Atrévete a mirar más profundamente! ¿Cómo es que esta  desagradable enseñanza está realmente basada en el amor? ¿Cómo puede aumentar mi santidad? Dios te iluminará, tal vez inmediatamente pero más probablemente con el tiempo, mientras te conduce en un viaje de descubrimiento.

Dios nos llama a la rendición de cuentas. En primer lugar, debemos tomarnos el tiempo y hacer el esfuerzo de aprender lo que enseña la Iglesia realmente y por qué. Luego, debemos atrevernos a ser firmes públicamente. 


Felicítate por todos los atrevimientos que ya has tomado con el Señor. Esto es lo que la palabra de Dios de hoy significa: aférrate fuerte a tu "primer amor" y haz las obras que están potenciadas por ese fervor.


 
Reflexión de las Buenas Nuevas
Lunes de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 17, 2014

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/. 

Lecturas de hoy
Apocalipsis 1:1-4; 2:1-5
Salmo 1:1-4, 6 (con Ap 2:17)
Lucas 18:35-43

 
Conoce la historia de la 



 
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