Venciendo lo destructivo de la ira




En nuestra primera lectura de hoy, Jesús explica los crecientes peligros de la ira haciendo referencia a resultados cada vez más desastrosos en el alma de una persona enojada. El nivel más bajo de ira en el corazón da como resultado el "juicio", que está representado por el tribunal local judío, donde es impuesto el menor de los tres castigos.
Luego, nombra una de las formas iniciales en que la ira en el corazón se convierte en ira que mata: el uso de lenguaje abusivo hacia los demás("raqa" significa idiota o imbécil) destruye su autoestima por menospreciar su valor real. El abusador ahora debe enfrentarse a un juicio ante el Sanedrín, el cuerpo judicial más alto.

Finalmente, Jesús nos advierte que tratar a otros con desprecio ("tú, tonto") es aún peor. Ya no es un "imbécil", la persona bajo ataque está siendo llamada "inservible" (significado directo de la palabra griega). Estar tan enojado con las personas al punto que ignoramos totalmente su valor, es condenarnos a nosotros mismos a la "Gehena". (Gehena era un valle utilizado por un culto pagano donde quemaban a los niños hasta morir, como sacrificio para sus dioses demoníacos y los judíos pensaron que era una representación apropiada de lo que hoy llamamos "infierno").

La idea de que este tipo de ira es igual al asesinato, es más fácil de entender si se leemos 1 Juan 4, 7-21 que dice que Dios es amor y que, cuando tenemos ira no tenemos amor; por lo tanto, no tenemos a Dios y, sin Dios, no tenemos vida eterna.

Los insultos no es la única manera de menospreciar a los demás y matar su autoestima. Semejante daño afecta el cómo viven, piensan y reaccionan a las diferentes situaciones y cómo tratan a otras personas, a menudo, durante muchos años. Parte de su corazón, su comportamiento o su personalidad ha muerto. Nuestro arrepentimiento sumado al asesoramiento psicológico, la sanación interior y con la ayuda de Jesús, pueden restaurar estas zonas muertas y ser llevadas a una nueva vida.

Todos hemos sido dañados. Espero que estés tomando ventaja de la sanidad de Dios para las heridas que todavía tienes. Esto hace que sea más fácil dejar de infligir el mismo daño a la gente que te rodea. Es una opción. La santidad significa ser dueños de nuestras decisiones y trabajar duro para establecer nuevas y mejores formas de tratar a los demás.

Jesús explicó cuál es el remedio para la ira que sentimos: "Ve y haz lo que sea necesario para reconciliarte con el que te ha hecho enojar." Esto, señala, es aún más importante que la adoración a Dios. ¿Cómo es tu verdadera adoración si la ira ha reemplazado el amor en tu corazón ya que Dios es amor?

Cuando alguien nos trata injustamente, la ira es una reacción natural. Por ser un sentimiento, no hay nada pecaminoso en él, lo que hacemos con él indica lo cerca que estamos a Cristo. Para estar cerca, respondemos con un acto de amor; "vamos y hacemos", sin tener en cuenta los impulsos de ira por el bien de tener a otros en alta estima.



© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/, donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los Sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/.

Reflexiones de las Buenas Nuevas           
Jueves de la 10ma. Semana del Tiempo Ordinario
Junio 9, 2016
Lecturas del día:
1 Reyes 18, 41-46
Sal 65, (2a)10-13
Mateo 5, 20-26
www.usccb.org/bible/lecturas/060916.cfm
Oración para hoy

¡Perdón, Jesús, por las veces que insulté a alguno de mis hermanos! No fui consciente de que insultándolos a ellos te insultaba a ti. Lléname de tu amor misericordioso y sáname de la ira que anida en mí. Amén.