El Regalo de la Alegría

La Gracia de Dios


Buen dia
n Lucas 1:39-47, nosotros vemos a Isabel y a su hijo aún no nacido, Juan, reaccionando alegremente por la cercanía del Cristo aún no nacido. ¿Siendo que Jesús no salvaba visiblemente al mundo todavía, cómo pudo suceder esto?

Podemos adivinar con seguridad que Isabel ya se sentía alegre, ya que después de muchos años infértiles ella había llegado a estar embarazada y, aumentando su alegría, ella sabía que llevaba en su vientre a un hijo que sería destinado a ser muy especial para el reino de Dios. Y estoy segura de que ella estaba feliz de ver a su agradable pariente, María.

Sin embargo, seguramente la alegría de Isabel fue puesta a prueba por las dificultades de estar embarazada en una edad madura e incluso los problemas normales de la vida cotidiana. ¿Por qué no saludó a María con quejas acerca del peso extra que causaba su dolor de espalda o acerca del pecado de su marido que lo había dejado mudo?

La escritura no dice que Isabel estaba llena de alegría sino que ella estaba llena del Espíritu Santo. Su alegría, que fue evidenciada en el saludo que ella dio a María, fue fruto del Espíritu.

¿Cuánta alegría tienes tú? ¿Si la respuesta es "no la suficiente", por qué? Tú tienes la presencia de Espíritu de Dios dentro de ti. Like us on Facebook

¿Qué tan cercano estás con el Espíritu? Si no experimentas alegría en las dificultades de la vida, trabaja en aumentar tu relación con esta Persona importante de la Trinidad. Es el Espíritu del Padre, que hizo que María quedara embarazada para que diera a luz al Salvador. Es el espíritu de Jesús, cuya alegría dentro del vientre de María pre-existió su presencia terrenal-una presencia que cause que Juan que aún no nacía se moviera en el mismo espíritu de alegría.

La alegría del Espíritu no es un sentimiento como la felicidad, que depende de circunstancias exteriores. La alegría del Espíritu es un conocimiento de que Dios te cuida a pesar de las circunstancias exteriores. Es el estar consciente de la presencia interior del Espíritu.

Piensa en el bebé aún no nacido en el vientre de Isabel. Él fue incapaz de comprender nada de lo que sucedía fuera del vientre, mas sin embargo él saltó de alegría. Él es un ejemplo del efecto que el Espíritu Santo puede tener en nosotros. Nosotros no necesitamos ver a Dios trabajar antes de que saltemos de alegría. Ni siquiera necesitamos comprender lo que Dios está haciendo.

María, a quien recordamos hoy por su apariencia de la Virgen de Guadalupe, encontró su alegría en Dios su salvador. Ella no dijo, "Mi espíritu encuentra alegría en mi hijo aún no nacido". Ni tampoco dijo, "Mi espíritu encuentra alegría al convertirme en la madre de Dios el salvador". Ella todavía no comprendía cómo Jesús llegaría a ser el salvador.

La alegría de María provino del Espíritu Santo. Nosotros, también, "podemos cantar y podemos alegrarnos" - expresar alegría una y otra vez - como se nos dice en Zacarías 2:14-17, porque el quien es alegría ha venido a habitar en nosotros y "se despierta de su santa Morada" que somos nosotros.

Está es una manera muy significativa en la que damos nacimiento a Jesús en el mundo de hoy. Cuando la gente a nuestro alrededor ven la alegría como el fruto de la vida cristiana, ellos son evangelizados. Decidamos hoy mantener nuestros ojos en Jesús, la fuente de la alegría durante los tiempos difíciles, por nuestro bien y el de los demás..

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Lunes de la Segunda Semana de Adviento
12 de Diciembre, 2011

Celebración del día: Nuestra Señora de Guadalupe

Pidamos por los niños aun no nacidos

Alegrate

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada con permiso bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2010. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor

© 2011 por Terry A. Modica

Reflexiones para el Alma Efesios 6, 11 - 13

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12. Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.