¿En qué eres buen@?




¿Cómo respondes al toque amoroso y la amistad compasiva de Jesús? Considera su record: En el pasado, él te ha sanado, él te ha ayudado en los tiempos difíciles, y él te ha fortalecido contra las tentaciones. Tu fe fue probada y creciste más fuerte. ¿Qué estás haciendo con los frutos de estas intervenciones divinas? ¿Ayudan estos frutos a alguien más?

La primera lectura de hoy dice que dado a que Jesús fue puesto a prueba por lo que él sufrió, él puede ayudarnos cuando nosotros somos puestos a prueba

Sus sufrimientos lo perfeccionaron en un amigo compasivo (traduce esto como: "Con amor apasionado") que comprende nuestro dolor y quiere hacer algo acerca de ello.

Cuándo su ministerio agotó sus energías y alguien vino buscando más de él, su amor interminable creció en resistencia. Cuándo su deseo de enfocarse en sí mismo para protegerse de la crucifixión luchaba contra la voluntad del Padre de enfocarse en nosotros, su preocupación por nosotros se reforzó.

Ahora, lo mismo nos sucede a nosotros. Por ejemplo, nuestro amor se fortalece cuando agotamos nuestra habilidad de amor (piensa en alguien quien es muy difícil de amar) y después pídele a Jesús que multiplique el amor en nosotros. ¿Pero después qué?

¿Que estamos haciendo con los frutos de nuestro crecimiento espiritual? ¿Permitimos que Jesús expanda lo que hemos recibido para que se convierta en un ministerio?

La lectura del Evangelio de hoy nos muestra la curación de la suegra de Pedro. Date cuenta con qué rapidez ella responde a este regalo. Ella inmediatamente lo utiliza para servir a los demás. ¿En qué eres buen@? Esto es como eres talentos@ y llamad@ a servir a los demás en respuesta al amor de Dios.

Date cuenta también cómo Jesús gano fuerza y resistencia del amor del Padre. Jesús agotó mucha energía atendiendo a las multitudes en Cafarnaúm. Este pueblo fue conocido como el Via Maris (el Camino del Mar), porque fue un centro costero significativo. No había fin a la corriente de gente que se arrimaba para ver lo que él podía hacer por ellos, y lo agoto.

Jesús necesito tiempo a solas con el Padre para reenfocarse y recuperarse, pero no paso mucho tiempo antes de que sus amigos interrumpieran el descanso. ¿Cuál fue su respuesta? El compañerismo y la guía que él recibió del Padre en ese breve retiro le dieron la energía para esparcir su ministerio a través de toda Galilea.

¿Qué ha hecho el compañerismo de Dios y su guía por ti? Mientras Jesús nos eleva a una vida más santa, nosotros respondemos a su amor avanzando en nuestros terrenos conocidos para compartir nuestros regalos cada vez con más personas.

Cada regalo bueno de Dios merece un regalo a cambio. El mejor regaque él desea de nosotros es nuestro servicio a los demás.lo que él desea de nosotros es nuestro servicio a los demás.

Reflexión de Las Buenas Nuevas 
Miércoles de la Primera Semana del Tiempo Ordinario 
16 de enero, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,
http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html
, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a
Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Modica
Pareja Feliz


Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...


Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios
te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.


"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).


"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)