En cada dificultad, hay una lección

En cada dificultad, hay una lección

¡Ay, que conmovedores nos vemos cuando nos sentimos desalentados y fatigados por nuestras dificultades! La primera lectura de hoy nos describe como si tuviéramos rodillas que flaquean y manos que desfallecen.

Por alguna razón, asumimos que nosotros no debemos de sufrir. Cuándo nuevos problemas emergen, pensamos que algo está mal. Pensamos que estaremos mejor si nos deshacemos de ellos rápidamente. Aclamamos a Dios para que nos ayude.Cuándo esto no funciona, tratamos las fórmulas de oración como hechizos. Nos comportamos como si Dios hubiera cometido un error al permitir la dificultad. Buscamos la salida más cercana.

Es justo y bueno buscar alivio por medio de la oración, y de la acción protectora, de un consejero o un médico. Y si esto hace una diferencia, es porque Dios confirma que debemos conquistar el problema y seguir adelante. Pero si todos los intentos normales, sanos y llenos de Fe fallan, no significa que somos un fracaso, ni tampoco significa que Dios nos está fallando. Lo qué significa es que:Hay una bendición más grande y nosotros no la hemos alcanzado todavía.

En cada dificultad, hay una lección importante que Dios nos está enseñando.  La escritura de hoy nos dice que veamos nuestras luchas como disciplina de Dios. La palabra "disciplina" tiene la misma raíz que "discípulo" - significa recibir la instrucción o la educación que corrige, amolda, y construye carácter. Sin embargo, pensamos que esa disciplina es un castigo por hacer el mal, y así que volvemos a las reacciones de nuestra niñez cuando tratamos de retorcernos y hacer pataletas, y usar nuestros encantos para escaparnos de los debidos castigos.

La disciplina parece una causa de castigo, no da alegría; pero después trae "el fruto pacífico de la rectitud". Quejarnos y refunfuñar significa que nosotros no confiamos en Dios lo suficiente. Nos sentimos olvidados por él, pero somos nosotros realmente los que lo olvidamos. ¡Nos olvidamos de que Dios sufre CON nosotros, que Jesús soporta el castigo CON nosotros! Él no lo disfruta al igual que tú. Él se preocupa por tus sentimientos mucho más que tú,pero él puede ver más allá. Él sabe que un atajo hacia el fin de la dificultad causaría más miseria al largo plazo.

El tiempo de Dios es siempre perfecto.
Él nos libra de nuestras dificultades lo más pronto posible, siempre y cuando cooperemos con él  en vez de hacer las cosas peores. Saber esto acerca de Dios debe reforzar nuestras rodillas débiles y manos desfallecidas. De otro modo, nuestras manos desfallecidas se raspan los nudillos en el camino duro y empedrado. Ellas son rasguñadas y magulladas, y en la frustración agarramos piedras para tirar a los viajeros cerca de nosotros que desafortunadamente están en el mismo sendero.


El enojarnos (molestarnos) no trae un fin más rápido a la dificultad. Sólo cuando abrazamos la dificultad, descubrimos la sanación que Dios tiene en mente para nosotros.    

Reflexión de la Buena Nueva
Miércoles de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
6 de febrero, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html


© 2013 por Terry A. Modica

En cada dificultad, hay una lección 2

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición"
(1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...Bendicion

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.
 

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)


Lecturas del Día:
 
Hebreos 12:1-4
Salmo 22:26b-28, 30-32
Marcos 5:21-43