¿Cuán "sincronizado" estás a la voluntad del Padre? Desde que sigues a Jesús, él te ha estado llevando más profundo y más profundo al corazón del Padre, porque los dos son uno, como Jesús indica en el pasaje del Evangelio de hoy.
Frecuentemente, tenemos problema entendiendo la naturaleza de la trinidad de Dios, porque tendemos a fragmentar "las Tres Personas" en términos más entendibles. Necesitamos recordar que al describir a Dios, como "tres personas" no significan personas individuales, si no "tres características" (a falta de una palabra mejor) del mismo Dios, cada una con su propia "persona".
La persona del Padre puede ser descrita como el padre perfecto, creador, y cuidador. La persona de Jesús puede ser descrita como Dios-convirtiéndose-en carne y hueso-como-nosotros, nuestro hermano, el ejemplo perfecto de cómo relacionarnos al Padre. Y la persona del Espíritu Santo puede ser descrita como el amor que fluye de la relación perfecta entre el Padre y el Hijo, Amor-Espíritu-Santo que nos "envuelve" con su poder y a su sabiduría para que podamos seguir el ejemplo del Hijo y obedecer alegremente al Padre.
Amando a Jesús, nosotros también amamos al Padre y a su Espíritu Santo. Obedeciendo al Padre, nosotros oímos el Espíritu Santo y servimos junto con Jesús. Cuándo nosotros hablamos con uno, nosotros hablamos con los tres.
Nota la clase de relación que Jesús tuvo con el Padre y ve a ti mismo en ella. Lee otra vez cómo Jesús lo describe, pero esta vez ve a ti como el niño del Padre.
¿Cuán unido o "sincronizado" estás tú con Dios? Puedes decir junto con Jesús, ¿"puedo hacer sólo lo que veo hacer al Padre; y lo que hace el padre, lo hago igualmente yo"?
La unidad verdadera es expresada en la declaración final: "Yo no busco hacer mi propia voluntad, sino la del Padre que me envió".
Tú también, has sido enviado a este mundo por el Padre. Durante tu bautismo el Padre te comisiono para tu ministerio, tal como como lo hizo con el bautizo de Jesús.
Como un amado niño de Dios Padre, tú fuiste co-misionado -- es decir, colocado en la misión con Jesús - para continuar el ministerio que el Hijo empezó, en el poder del Espíritu Santo que te ayude a conocer y hacer la voluntad del Padre.
Jesús te bendijo para esta tarea poco antes de que él subiera al cielo (ver Marcos 16:15). Este rito de comisión es repetido al final de cada Misa, cuando el sacerdote, representando a Jesús, nos manda "a amar y servir al Señor".
Reflexión de Las Buenas Nuevas
Miércoles de la Cuarta Semana de Cuaresma
13 de Marzo del 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html
© 2013 por Terry A. Modica
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