¿Por qué tienes fe en Jesús?







¿Por qué tienes fe en Jesús? Jesús dijo al principio de su ministerio, "Por sus frutos los conocerás" (ver Mateo 7:16-20). Al acercarse cada vez más al Calvario, él dijo, "Por los frutos de mi ministerio me conocerás" (en el pasaje del Evangelio de hoy). Las personas no ponen su fe en algo que no produce frutos buenos, es decir, en algo que no parece valioso.

Considera aquellos a tu alrededor que no creen en Jesús ni van a la iglesia -- ellos todavía no han descubierto el valor de tener una vida activa de fe.

¿Qué valor ves tú en Jesús? ¿En la Eucaristía? Muchas personas son católicas sólo porque sus padres fueron católicos. Todo fiel tiene sus razones por el cual reclama el por qué es cristiano, pero si no están cambiando sus vidas a la imagen de Cristo, algo no está en su lugar. Ellos no están viviendo en fe. Aunque asisten a Misa, no han descubierto el valor de recibir la Eucaristía y unirse a sí mismos al Cuerpo de Cristo.

Nosotros a menudo somos puestos a prueba para exponer si creemos o no sinceramente en Jesús y queremos ser como él. La prueba sucede cuando somos perseguidos por nuestra fe o cuando Dios parece fallarnos.

¿Ante la adversidad o cuando Dios no hace sentido, porque nos aferramos a nuestras relaciones con Jesús? ¿Cuándo los representantes de la Iglesia hacen males escandalosos, por qué continuamos celebrando la fe católica?
Tu respuesta revela el valor de tu fe. ¡Ese es tu testimonio! Esto es lo que ayudará a los no creyentes a descubrir los frutos que demuestran que Jesús es real y que es un Dios bueno y amoroso.

Nuestra fe crece cuando examinamos el por qué nosotros seguimos a Jesús. ¿Cuáles son los frutos en tu vida que son la evidencia de su amor por ti? ¿Qué señales de su bondad has visto? En medio de las pruebas que amenazan la estabilidad de tu fe, recordando estos frutos, reforzarás tu confianza en Dios y dirigirás a otros hacia él. Este ejercicio espiritual pone nuestros ojos de nuevo en Jesús en lugar de en los problemas que oscurecen nuestra imagen de él.

¿Te piden las personas alrededor de ti que ores por ellos? ¿Te buscan porque saben que te preocupas por ellos? ¿Gozan ellos de tus visitas? ¿Buscan ellos tus consejos? ¿Por qué ponen ellos su fe en ti? ¡Es a causa de los frutos de tu fe que ellos ven en tu vida! Ellos han visto que tu fe te ayuda a soportar los problemas. Tu ejemplo derrama la luz de Cristo en sus situaciones difíciles. Los hace empezar a preguntarse si ellos pueden experimentar la misma paz interior que tú has conseguido.

Cuándo su necesidad llega a ser más que su orgullo, ellos buscarán tu ayuda espiritual. Sin embargo, no eres tú en quien ellos ponen su fe. Es en Jesús que está en ti.

Un verdadero evangelista no es uno que es un experto en la apologética y en la doctrina de la Iglesia, pero uno cuya fe es basada en experiencias de la vida diaria y que goza relacionándolo a las necesidades verdaderas de los demás.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la Quinta Semana de Cuaresma
22 de marzo del 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica

 

Viviendo la Cuaresma
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.  

Lecturas del Día:
  Jeremías 20:10-13
Salmo 18:2-7
Juan 10:31-42