Alegría durante las pruebas




  



Hay una línea en la historia de la primera lectura de hoy que no tiene sentido: Se fueron contentos porque ellos habían sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el bien de Jesús. ¿Cómo puede alguien tener alegría de haber sido juzgado como merecer el ser maltratado? ¡Aún por el amor de Cristo!

Cuándo yo soy juzgada por los demás, criticada, deshonrada, mal entendida, o rechazada, y mi reputación está bajo ataque, yo quiero quejarme, mínimo. ¿Qué tal si alguien con una posición de autoridad me ordenara que dejara de distribuir estas reflexiones de la Buena Nueva porque a él personalmente no le gusta la verdad que hay en ellas? Bueno, yo pienso que alegría no sería lo que estaría sintiendo.

El hecho es que no importa dónde vivamos, todos somos juzgados por nuestra fe todos los días. Algunos de mis lectores viven en países donde los cristianos son perseguidos literalmente como los primeros apóstoles. Ellos enfrentan un verdadero peligro si los agarran leyendo esto. ¿Sin embargo, quién no ha sido juzgado por su fe? Sólo aquellos cuya fe es tan invisible que no es verdadera.

Somos azotados con palabras. Somos arrastrados al tribunal de las mentes de las personas donde somos juzgados injustamente y somos procesados. Somos sentenciados a un cambio de conversación para que nosotros no podamos hablar de Jesús. Sucede cuando hablamos en favor de los niños que corren peligro de ser abortados. Sucede cuando abrazamos compasivamente a homosexuales mientras promovemos el vivir casto sin actividad sexual. Sucede cuando utilizamos los regalos y los talentos y la educación que el Señor nos ha dado cuándo otros piensan que nosotros no estamos capacitados. 

Durante la Pascua del 2011, me sucedió cuando hable acerca de las enseñanzas de la Iglesia sobre la justicia social. Yo no tenía idea que hay tantos católicos que piensan que la Justicia Social no es cristiana, es izquierdista, y es de la Nueva Era. Bueno, gloria a Dios por esa época de persecución, porque me ha demostrado que Las Buenas Nuevas necesitan empezar a proveer educación de fe acerca de este aspecto esencial de seguir a Cristo.
Piensa en algún momento cuando alguien te quito la libertad de hacer lo que Dios te pidió hacer. ¿Te sentiste repleto de alegría -- o enojadamente frustrado? ¿Entonces, cómo HICIERON los primeros apóstoles para encontrar la alegría cuando ellos dejaron el Sanedrín?

La alegría de la persecución viene de estar tan enamorados con Dios que nada importa realmente. Cuándo amamos más nuestras reputaciones, la desaprobación de los demás nos hace miserables. La alegría viene de hacer a Dios nuestro enfoque en vez de a lo que nos sucede. Y manteniendo nuestros ojos en Jesús, recordamos que aún nuestras cruces llegan a ser resurrecciones. Aún nuestras libertades negadas son nuevas oportunidades para la intervención divina, porque Dios no puede ser detenido y su voluntad no puede ser aplazada por mucho tiempo. ESA es una razón inmensa para sentirse alegre.

No es fácil mantener nuestro enfoque completamente en Dios. Toma un gran esfuerzo y una decisión consciente. Entre más trabajamos en ello, más permitimos poner nuestra confianza en Dios, y es cuando experimentamos una asombrosa alegría. Con la ayuda del Espíritu Santo, nada es imposible. Y si nosotros sentimos aunque sea apenas un poco de alegría, podemos pedirle a Jesús que la multiplique y lo hará, tal como lo hizo con el pan y el pez en la lectura del Evangelio de hoy. 

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Viernes de la Segunda Semana de Pascua
12 de abril, 2013

  
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica
  
Reflexiones para el Alma Efesios 6, 11 - 13
11.
Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12.
Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.
  
Lecturas del Día:
 
Hechos 5:34-42
Salmo 27:1, 4, 13-14
Juan 6:1-15