¿Es tonto confiar en Dios?


          
  
  
¿Te han ridiculizado alguna vez por la forma cómo oras o por lo qué le pides a Dios ? El hombre ciego en la historia del Evangelio de hoy fue regañado cuando audazmente le gritó a Jesús que lo ayudara. Probablemente enojó a los demonios de las personas a su alrededor. Pensaron que era un tonto para atraer tanta atención sobre sí mismo. Pensaron, "¡Qué lástima. Que alguien lo calle!"

En esos días, la gente pensaba que las enfermedades físicas y las deformidades eran un castigo de Dios. Bartimeo pidió que sus ojos fueran sanados - ¡qué tonto! Pero los ciegos eran los que le pedían que se callara. No podían ver la verdadera naturaleza de Jesús. Se perdieron la compasión amorosa que dio a todos los que buscaron su ayuda.

¿Te han llamado alguna vez fanático por confiar en la ayuda de Dios? ¿Te atreverías a ser un testigo público llamando en voz alta a Jesús? Indudablemente, aparecerías bastante tonto contra los hechos de la "realidad". Pero la realidad de Dios no es la realidad del mundo.

A menudo, la persona que más nos ridiculiza somos nosotros mismos. "Shh, no aparezcas como tonto", nos advertimos a nosotros mismos. "¿Recuerdas a aquel tipo del que te sonreíste porque había hecho un tonto de sí mismo? No quiero también que se rían de mí."

Mira el entusiasmo del hombre ciego:después que recibió la sanación, inmediatamente siguió a Jesús por el camino. ¿Cómo respondes ante una bendición que Dios te ha dado? La mayoría de nosotros deliberadamente contenemos nuestra alegría, temerosos de lo que otros puedan pensar. Pero si al hombre ciego le hubiesen importado las opiniones de aquellos que lo regañaron, no hubiera recibido su milagro.

Por supuesto que no debemos llamar la atención de otros sobre nosotros mismos innecesariamente. Nos tornamos pecaminosamente tontos si queremos destacarnos para darnos gloria, a expensas de distraer la atención de Jesús de otras personas. Pero, si nuestro entusiasmo puede atraer a otros HACIA Jesús, entonces estaremos pecando si guardamos nuestra fe en privado.

Tenemos mucho porqué entusiasmarnos. La primera lectura de hoy presenta una lista de obras que Dios ha hecho. ¿Qué hay en tu lista? Seguramente podrías escribir tus propias "Escrituras" sobre lo que Dios ha hecho en tu vida y tus razones para ser un entusiasta seguidor de Cristo.

Esa lista sería una gran herramienta para levantar tu espíritu cuando te sientes descorazonado o contrariado. Podría, también, ser un gran testimonio para aquellos que están pasando pruebas similares a las tuyas.

¿Qué necesitas de Jesús? Estarías dispuesto a hacer cualquier cosa para obtenerlo. Frecuentemente nos falta lo que necesitamos, porque no hemos tratado lo suficientemente para lograr la ayuda de Dios. Somos derrotados muy fácilmente, contentándonos con ser víctimas de las circunstancias, porque podríamos parecer tontos o porque tememos ser un fracaso si creemos intensamente en Dios. ¡Ahora bien, ESA actitud ES tonta!   

Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la 8va. Semana del Tiempo Ordinario
 Mayo 30, 2013

                     
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
          
 
LAS BENDICIONES
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9)


Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga. 

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16
  

                                    Lecturas del día:
                                   Sirácides 42, 15-25
                                   Salmo 33, 2-9
                                   Marcos 10, 46-52