¿Qué deseas más de Jesús?


¡ Mi paz te doy¡

Imagínate como seria si Jesús te visitara en persona - visiblemente y de forma audible. Que te haga sentarse a su lado, ponga tus manos en las de él, y tiernamente te diga estás a punto de morirte. Dice que pronto te llevara a vivir a su casa con él para siempre en el cielo.

E imagínate aún más que te sonríe a ti y entonces dice que antes que te vayas, tu les puede dar un regalo a las personas que dejas en la tierra - cualquier regalo, no importa lo que cueste o lo imposible que quizás parezca. Será tu última voluntad y testamento. ¿Qué regalo escogerías?

Digamos que quieres dar una curación al Tío José, dinero para pagar las deudas de tus amigos que no tienen empleo, y una alma gemela para tu colega que es soltero. Pero Jesús te explica que debe ser uno y el mismo regalo para cada persona, un regalo directamente de ti, representando quien eres. Este regalo es el legado que dejarás  Lo mencionarán en tu funeral y descubrirán alegremente que todos recibieron el mismo regalo maravilloso de ti. Los aliviará en su pena.

El legado que Jesús dejó atrás - su regalo a nosotros, que explicó en la lectura del Evangelio de hoy - es la paz. Paz verdadera y duradera. Una paz que calma corazones afligidos. Una paz que ahuyenta nuestros temores. Una paz que es el cielo en la tierra. 

Si aceptamos este regalo de la paz, nosotros tenemos que confiar en Dios no importa lo que pase alrededor de nosotros. Nosotros no podemos confiar de nuestra propia interpretación de lo que es mejor para nosotros y cómo nuestros problemas deben ser resueltos. Tenemos que confiar en la sabiduría de Dios y su compasión ilimitada. Si quitamos nuestros ojos de Jesús, nosotros nos alejamos de este regalo. Mantenernos en comunicación constante con él nos mantendrá firmemente en su abrazo pacífico.

El temor nos dice que no confiemos en Dios, que roba nuestra paz remplazándola con corazones afligidos. El temor siempre nos miente. Recuérdalo de esta manera: el temor es Evidencia Falsa que Parece Verdadera. Para recobrar la paz que Jesús te ha dado, identifica primero las mentiras que tus temores hablan. Después pídele al el Espíritu Santo que te revele lo que es la verdad.
 Escucha con cuidado. Si necesitas ayudar para discernir la voz de Dios, habla con un director espiritual o un amigo cristiano devoto. ¡Una vez que la verdad llega a ser audible, confía en ella actúa antes que el temor tenga la oportunidad de hablar otra vez!

¿Qué regalo deseas más de Jesús hoy? Si tienes su paz, todo lo demás que deseas o seguirá automáticamente, en el tiempo perfecto de Dios, o ya no importarán más.

Lee de nuevo este pasaje del Evangelio y pon tu propio nombre en el. "Mi paz te doy, ". Interpreta estos versos como un testamento personal del amor de Jesús para ti. ¡Recibe el regalo que él te ha legado a ti!

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Martes de la Quinta Semana de Pascua
30 de abril, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica


 La Puerta de la Fé
 
  1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.
  2. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf.Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).
  3. Año de la fe. Comenzó el pasado 11 de oct de 2012, terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de nov de 2013.
  4. En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31).
  5. Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.
                     BENEDICTUS PP. XVI (convocatoria al año de la fe)


Lecturas del Día:
 
Hechos 14:19-28
Salmo 145:10-13ab, 21
Juan 14:27-31a