Peleando con la multitud para alcanzar a Jesús



En los incidentes que ocurren en la lectura del Evangelio de hoy, cuál fue el regalo más grande que Jesús dio: sanación o resurrección?  Ninguno. Fue el amor.

Aja ! Fue una pregunta engañadora, cierto? Esta escritura no menciona el amor. Está bien, pero por qué él sanó las personas? Porque los amaba! No porque ellos se lo pidieron, ni de una manera diplomática, ni por mucho tiempo o de una manera para convencerlo de hacer sus súplicas. 

Jesús nos da milagros. Él es muy bueno con nosotros! Recuerdas lo qué rezaste el año pasado? Él está todavía involucrado en eso, inclusive si no has pensado sobre eso hace tiempo.
Pensamos nosotros en el amor que viene de Jesús durante nuestras peticiones? Su amor es obvio cuando nuestras oraciones son respondidas, pero nosotros no prestamos atención al amor que viene con peticiones no respondidas. 

Imagina viendo a Jesús a través de los ojos de la mujer que fue sanada cuando ella le tocó el borde de su manto. Fue su amor o su ropa lo que la curó? Cómo nosotros sabemos que era amor, ya que él ni siquiera sabía que ella estaba allí hasta después del milagro? Tal vez la mujer experimentó algo como:
"Cuando Jesús me dijo, 'Tu Fe te ha salvado,' mi corazón saltó de gozo. Pero algo todavía más maravilloso pasó. Jesús me dio su atención personal! El paró lo que él estaba haciendo para encontrarme en la multitud y HABLARME! Luego él me escuchó - el quiso saber qué había sido salvado en mí. Él estaba preocupado por mí!"  

No importa por qué estamos rezando, el regalo más grande de sanación es saber - sin la más mínima duda- que Jesús está preocupado por nosotros. Y él realmente está preocupado por cada uno de nosotros, aun cuando él no nos da lo que le estamos pidiendo, de la manera que lo queremos, o qué tan rápido lo quisiéramos.

Milagros pasan: Jesús sorprendió al pediatra de mi hija cuando ella tenía seis meses de nacida, respondiendo a nuestras oraciones con una cura instantánea que previno la necesidad de una cirugía para corregir un defecto en el estómago.

Pero 16 años después él no la sanó de una torcedura de columna que requirió una cirugía mayor. Aunque no entendemos por qué ella tuvo que sufrir tanto dolor, nosotros entendemos que a Jesús le importaba.
 
Para sentir el abrazo de su amor, nosotros tenemos que encontrar la manera de llegar al borde de su manto: Nosotros tenemos que hacer pasar lo que nosotros queremos, pasar la multitud de dudas en nuestra cabeza, pasar nuestra bajo auto estima que dice que no merecemos su atención. Nosotros tenemos que ignorar los consejos de las personas que nos dicen que nuestra fe es estúpida o muy débil para milagros

Nosotros tenemos que persistir a pesar de todo lo que se cruce en nuestro camino, no porque haga una diferencia para Dios, sino porque hace una diferencia en nosotros.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Lunes de la 14a Semana del Tiempo Ordinario
Julio 8, 2013

© 2013 por Terry A. Modica
Para cumplir con los derechos del autor de las Reflexiones.

 
Lecturas de hoy:  
Génesis 28:10-22a
Salmo 91:1-4, 14-15ab
Mateo 9:18-26

La familia que reza unida, permanece unida

"La familia que reza unida, permanece unida..... La familia que reza unida el Rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino!"