Después de escuchar lo que Jesús dice en el Evangelio de hoy, considera qué estás recogiendo en tu red. Cuando tu vida en la tierra haya llegado a su final y Jesús venga a llevarte a casa, ¿qué habrá en tu red? ¿Qué tratarás de arrastrar a los cielos? ¿Qué tendrán que separar los ángeles y tirar fuera para ayudarte a deshacer en el "horno ardiente"? (¡purgatorio!).
¿Y qué mostrarán los ángeles a Dios?
Cualquier cosa que recolectamos que no pertenece al reino de Dios no tiene valor. No nos dará el cielo en la tierra y no nos hará llegar al cielo más tarde. De hecho, es una desventaja que nos alargará el proceso de purificación del purgatorio. Podríamos verle el valor ahora, pero eso es solo una ilusión. El valor que le hemos asignado no existe en la vida real - "la vida real" es la vida eterna que tenemos con Dios.
Yo pienso que mi computadora es valiosa porque la estoy usando para compartir mis ideas contigo, pero no puedo llevarla al cielo. ¡Ni siquiera puedo mantenerla trabajando correctamente aquí en la tierra! Por lo tanto, es inútil en la vida real y una carga.Lo que es valioso, sin embargo, es cómo yo escojo utilizarla como una herramienta para el reino de Dios. Aunque mis palabras pueden desaparecer de la pantalla con un click o con el botón de borrar (o el colapso inesperado del disco duro), las palabras que recibes de mí como inspiraciones del Espíritu Santo van a durar para siempre.
Los dones que Dios me dio que permiten compartir estas inspiraciones, y la alianza que tengo con el Espíritu Santo que los usa para bendecirte y sanarte y retarte, y la capacidad de transmitir estas palabras con compasión para que los desafíos no te alejen, y el don de ser capaz de pagar por los equipos y servicios de Internet que se te los entregan - estos son los verdaderos tesoros valiosos que han sido atrapados en mi red
Puedo optar por utilizar mi red para capturar cosas que no tienen valor duradero. Podría escribir cosas que suenan muy bien en tus oídos pero no hacen nada para ayudarte a viajar más lejos en el camino a la santidad. Podría utilizar mis talentos de escritura para basura inmortal o historias que glorifican la violencia y el horror. Pero, ¿por qué debería hacer cualquier cosa de esa? No tiene sentido. ¡Es un desperdicio de mi corto tiempo en la tierra!
¿Qué estás recogiendo? ¿Qué hay en tu red que los ángeles tienen que lanzar cuando Jesús te lleve al cielo? ¿Vas a estar luchando con los ángeles por esto? ¡Puedes deshacerte de los peces malos ahora! Utiliza el poder del Sacramento de la Reconciliación, ese don sagrado que nos ayuda a hacer espacio para las cosas increíbles de Dios, los tesoros valiosos que podemos utilizar en su reino hoy y será que nuestro para disfrutar para siempre.
Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la 17va Semana del Tiempo Ordinario
Agosto 01, 2013
Memorial de San Alfonso María de Ligorio
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica
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Oración de San Alfonso María de Ligorio
Doctor de la Iglesia. 1696 - 1787 , 1 de agosto
Virgen Santísima Inmaculada y Madre mía María,
a Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza, el refugio de los pecadores, acudo en este día yo, que soy el más miserable de todos.
Os venero, ¡oh gran Reina!, y os doy las gracias por todos los favores que hasta ahora me habéis hecho, especialmente por haberme librado del infierno, que tantas veces he merecido.
Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo prometo serviros siempre y hacer cuanto pueda para que también seáis amada de los demás.
Pongo en vuestras manos toda mi esperanza, toda mi salvación; admitidme por siervo vuestro, y acogedme bajo vuestro manto,
Vos, ¡oh Madre de misericordia! Y ya que sois tan poderosa ante Dios, libradme de todas las tentaciones o bien alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte.
Os pido un verdadero amor a Jesucristo. Espero de vos tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tenéis a Dios os ruego que siempre me ayudéis, pero más en el último instante de mi vida.
No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Así lo espero. Amén.
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Lecturas del día:
Exodo 40:16-21, 34-38
Salmos 84:2-6a, 8a, 11
Mateo 13:47-53
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