Aprendiendo a conocer la voluntad de DIOS



En la primera lectura de hoy, San Pablo dice que nosotros deberíamos estar llenos con el conocimiento de la voluntad de Dios y tener toda la sabiduría espiritual y el entendimiento. Esto elimina dudas sobre las decisiones correctas que debemos tomar. Esto previene malas interpretaciones de los signos que él nos da. Esto nos permite pensar con la mente de Cristo, reemplazar lo que asumimos es lo correcto, con lo que el Espíritu Santo quien permanece en nosotros sabe que es lo correcto.


Dios usualmente no nos da conocimiento del futuro, pero él siempre nos da conocimiento de su voluntad. Él nunca quiere que estemos confundidos acerca de su voluntad. Él quiere que tengamos sabiduría y su entendimiento de modo que podamos caminar de una manera que imitemos a Jesús. Pero ¿cómo podemos obtener este conocimiento completo en este lado de la puerta al cielo?

Nota que Pablo conecta "cada buen trabajo dando fruto" con "creciendo en el conocimiento de Dios." Mientras más buenos trabajos nosotros hagamos -imitando a Jesús- más vamos a crecer en el conocimiento de Dios, y recibiremos más entendimiento de su voluntad, y se hará más fácil imitar a Jesús. En vez de esperar a entender la voluntad de Dios antes nosotros actuamos en una manera como Cristo, primero debemos decidir hacerlo, porque la actividad construye el conocimiento.

Normalmente, dudamos cuando estamos inseguros de la voluntad de Dios. Parece sabio no hacer nada hasta que su voluntad sea clara para nosotros. Esperar es mejor que ir en la dirección equivocada o cometer errores, ¿cierto?

Si el discernimiento acerca de la voluntad de Dios no viene rápidamente, podría ser porque Dios nos esté diciendo, "Espera, despacio, no hagas nada hasta que yo haga mis direcciones claras para ti." o esto podría significar que no estamos viendo lo que Dios ha puesto justo al frente de nuestras caras; no estamos escuchando su voz porque nuestra voluntad está en desacuerdo con su voluntad y no queremos creer la verdad, o porque el miedo nos está diciendo un mensaje falso sobre su voluntad.

La voluntad de Dios siempre se resume en una, una directiva simple que Jesús enfatizó: Amor. Amar a Dios con todo tu corazón, mente y alma, y amar a los demás como te amas a ti mismo. 
Para salir de modo estático y dar un paso hacia la voluntad de Dios, nosotros debemos hacer algo - debemos hacer lo que el amor haría. Debemos tomar las decisiones que darán Buenos frutos. Si esto honra a Dios, si esto está amando los otros, y si va a beneficiar nuestras almas eternas, deberíamos dar un paso hacia la fe confiando que el buen trabajo que hacemos ES la voluntad de Dios.

Si esto accidentalmente nos lleva lejos de su plan perfecto y preferido, podemos estar complacidos que por lo menos no estamos pecando. ¡Dios está ciertamente muy complacido con eso! En nuestro acto de hacer bien, aún si nosotros cometemos un error interpretando la voluntad de Dios, nosotros descubrimos la voluntad de Dios. Aprendemos haciendo. Aprendemos de los buenos frutos que son producidos por nuestros esfuerzos y también aprendemos de nuestros errores.

Si verdaderamente deseamos hacer la voluntad de Dios y seguir su enseñanza, somos dirigibles. El gentilmente pero firmemente nos devuelve al plan que él había diseñado. Aún nuestros errores se convierten en bendiciones



Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la Vigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 5, 2013< Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica
Lecturas del día:
Colosenses 1:9-14
Salmo 98:2-6
Lucas 5:1-11
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