Ayer
fue el 12vo aniversario del día en que los terroristas cambiaron los
acontecimientos del mundo, atacando los EE.UU. Al principio, no sabíamos
quien estaba demoliendo las Torres Gemelas. Los presentadores de
noticias lo compararon con el ataque a Pearl Harbor; uno comentó: "Al
menos en ese entonces, sabíamos quién era nuestro enemigo."
Como
cristianos, sabemos siempre la identidad del enemigo. Como cristianos,
sabemos que los seres humanos que se comportan como nuestros enemigos
son realmente víctimas y las armas del verdadero enemigo, el Maligno y
sus fuerzas espirituales de las tinieblas. Esto es cierto si se trata de
los Talibanes en Afganistán o del miembro de la familia que ha
perturbado tu casa.
En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos da las armas de guerra que aplastarán al verdadero enemigo: Amen a sus enemigos humanos,
Él dijo: haz el bien a los que te aborrecen. Bendice a los que te maldicen. Ora por los que te atacan.
Pero, ¿cómo podemos amar a un arma destructora del mal?
El mal es en realidad un vacío, la ausencia de Dios, la ausencia de amor.
El vacío causa malestar interno extremo, lo que desencadena la ira y el
odio por la frustración de no ser amado lo suficientemente.
La triste ironía de esto es que el amor que es deseado ahora no tiene
oportunidad de llenar el vacío. Y donde está bloqueado el amor, el mal se
extiende como una mala hierba venenosa.
Pero se puede dar amor a aquellos que están carentes de amor. (Recuerda, tú tienes el amor sobrenatural de Dios en ti; ¡confía en eso!)
Puedes hacer el bien a aquellos que hacen el mal. Puede reemplazar
maldiciones por bendiciones. Y así el vacío queda anulado.
Jesús dijo: "Perdona y serás perdonado."Ningún
terrorista, ningún malhechor de cualquier tipo, puede destruir la paz
que da el ser perdonado por Dios. Cuando nos enfrentamos a una guerra en
el mundo o en nuestros hogares, conseguimos nuestra paz al orar: "Padre,
perdónalos, porque no saben realmente lo que están haciendo. Lleva a
todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia."
San Pablo escribió en la primera lectura de hoy: "Ustedes son los elegidos de Dios. Tú eres el amado. Por lo tanto, vístanse de sincera piedad y compasión".
Repitió lo que había dicho Jesús: "Perdona cualquier agravio que tengas
contra los demás. Perdona como el Señor te ha perdonado."
La misericordia es el amor que no es merecido. El perdón nos hace misericordiosos.
Cuando la puerta al amor está cerrada, nuestros actos de misericordia
entregan el amor de Dios como un arma secreta. ¿Hará esto alguna
diferencia? No podemos obligar a nadie a abrirse a Dios y recibir su
sanación y su amor purificador, pero mediante el uso de las armas del
amor que Jesús nos ha dado, derrotamos al enemigo real. Esto
definitivamente hace la diferencia, aunque no siempre conseguimos verlo.
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la 23va Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 12, 2013
Esta
reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es
utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el
Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,
http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro
de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar
este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica
|